28. El precio de mis decisiones

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Dedicado a Nath_085 y alexahgl. Gracias por sus increíbles comentarios y mensajitos. Me motivan muy padre.

Últimos dos capítulos

Corrí hacia el lado contrario del librero. Mi pecho ardía, sentía mi corazón en la garganta, temía por la vida de mi amiga, mi novio y ahora de Thomas. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron, los angostos pasillos de las grutas se perdían rápidamente en mis reflejos, dejando un pedacito de mi en cada uno de ellos. Un par de disparos más se escucharon, ya no era tan lejanos y me detuve de golpe. Escuchaba el llanto de Megan, el eco de gritos y forcejeos al igual, un disparo más. Asomé mi cabeza para ver un poco, había llegado al cenote. Y la escena era terrorífica.

Megan yacía escondida detrás de una roca enorme para su tamaño; Thomas disparaba hacia un punto de las grutas; el ruido de un par de disparos más en dirección a Thomas, Marcus disparaba hacia él. Michael yacía forcejeando con Edén en el suelo, no distinguia donde empezaba o terminaba cada uno de ellos, concentré mi atención en mi amiga y corrí directamente a ella.

-¿Estás bien? .- la tomé de los hombros, ella aún estaba asustada.

-Perdoname Morgan.- Respondió entre sollozos.- No quise decírtelo porque creí no te gustaria la idea. Fue algo secreto, me sedujo y...le confesé todo. Cuando me di cuenta de quién era, era demasiado tarde y me secuestraron. Yo... lo siento.- Su voz estaba entrecortada y sobre todo parecía genuinamente arrepentida. Pero era algo parte de Megan; confiar a ciegas, ser noble, ofrecer una mano a quien lo necesitara y algo de lo que la gente se aprovechaba muy a menudo.

-Esto no es tu culpa Megan. No debí arrastrarte a esto, no debí meternos en este lío, estábamos bien antes de esa estúpida fogata, antes de aquella fiesta hace tres años.- El arrepentimiento y el terror estaban reflejados en nuestras respectivas miradas.- Debo sacarte de aquí.- Temía demasiado por Megan, y mi prioridad era sacarla de ahí sana y salva. Un disparo más se escuchó, otro más y asomé la cabeza por encima de aquella roca.

Edén se encontraba por encima de Michael; tenía en sus manos una navaja que iba directo al cuello  de Michael; mi respiración estaba entrecortada; Marcus apuntaba su arma hacia Michael y Eden; Thomas con un arma sin balas se dirigía hacia Marcus. Pero en ese momento Megan fue mucho más rápida que yo y todo pasó en cámara lenta.

Megan corrió hacia Edén y el sonido del arma se escuchó una vez más. El horror en mi rostro era indescriptible, porque incluso yo sabía lo que sucedería y lo temía más que nada, como si hubiera tenido un Deja vu en aquellos últimos segundos. El cuerpo de Megan pegó contra el de Edén, mientras la bala atravesaba su pecho. Michael tuvo tiempo de reaccionar y Edén fue noqueado. Corrí hacia Megan que apenas y se movía. La sangre brotaba de su pecho y mis lágrimas también.

-Megan, despierta.- Sentía que mi pecho ardía, el aire me faltaba, sentía que mi mundo se iba con ella. Sus ojos me miraron por un momento, llenos de miedo, aflicción, disculpa. La imagen de ella se hizo cada vez más borrosa por la cantidad de lágrimas en mis ojos. Su vista se nublaba y con su último aliento me sonrió, me reconoció, supo que estaba para ella en aquel momento, no estaría sola y eso me quebró más que cualquier cosa en el mundo, hasta la fecha y sin mas, la luz en sus ojos se apago. Michael y Thomas corrieron a mi dirección. 

-¿Por qué no despierta? .- Mis manos se encontraban llenas de su sangre, mi cuerpo temblaba. Mire a Michael, con la mirada enloquecida, incrédula, intentando evitar ese momento. Buscando paz en esos ojos verdes, la cual no encontré.

-Michael, haz que despierte. Por favor. Ayudenme.- Michael me tomó del brazo. El nunca expresó mucho, pero en aquel momento lo rodeaba una tristeza enorme y yo sabía porque. La factura de ser Los Hijos de Anfield había cobrado otra tragedia, un pecado mas, una vida mas. Y ahora yo era una de ellos. Me tomó del hombro con su mano, una que quite con fuerza. Thomas parecía no saber qué hacer, cómo reaccionar, no tenía el control de la situación. Aquel maniático del control, y eso lo cabreaba, más que nada en el mundo. Por primera vez había visto a Thomas Mikaelson sin un plan, sin el control en sus manos, sin saber qué hacer.

Los Hijos de Anfield (#1)[Completa✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora