Capítulo 7

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Al entrar al edificio me voy directa al ascensor y una vez dentro me doy cuenta que tengo las mejillas sonrosadas, así que me intento tranquilizar lo mejor que puedo hasta que las puertas se abren y me voy directa a mi apartamento.

En ese preciso momento se abre la puerta del piso de mis vecinos de enfrente, mostrándome la figura de mi querido Jake que me da una revisada rápida y cuando eleva la mirada esboza una sonrisa de medio lado.

— Vaya que roja estas — comenta divertido enarcando su ceja.

Su estúpida y perfecta ceja.

Lo ignoro dándole la espalda abriendo la puerta de mi piso, sin embargo, noto como se acerca hacia mí y es en ese momento cuando me giro para encarándolo.

— ¿Cuál es tú problema?

Al instante se escucha el sonido de un portazo muy fuerte dentro de mi apartamento como si algo se hubiera roto y los dos de inmediato nos miramos con los ojos muy abiertos y entramos corriendo a mi apartamento. 

— ¡Skyyyy! ¿Dónde estás? — miro a todos los lados — ¡Skyyy!

Jake pasa rápido por mi lado hasta que volvemos a oír un ruido aún más fuerte que el anterior proveniente del pasillo. 

Avanzo junto el idiota por el pasillo hasta que llegamos a la altura de mi habitación que esta con la puerta abierta mostrándome la imagen de mi perro tumbado en mi cama boca arriba dormido con la lengua afuera moviendo su patita trasera derecha. 

Regla nº1: Mi cama es sagrada, sagradita como el agua bendita.

Por cierto, Jake y yo nos quedamos estáticos al ver la imagen tan sexy de mi perro.

— Qué raro es tu perro.

— Y que lo digas.

Puuuuum

Los tres nos exaltamos ante el sonido escandaloso cuando la puerta del balcón de mi cuarto se cierra de golpe y por instinto no sé por qué, me acerco a Jake como si me fuera la vida en ello percatándome al cabo de unos segundos que estoy sujetando su musculoso y perfecto brazo izquierdo, acortando la distancia entre nosotros.

De inmediato mi vecino carraspea su garganta girando su cara mientras yo me separo de él avergonzada al mismo tiempo que Sky pega un bote llamando nuestra atención, sin embargo, mi rostro cambia al ver que los lienzos que había puesto cerca de la puerta de mi pequeño balcón están en el suelo bocabajo. 

— ¡Mis cuadros!

Veloz me acerco a ellos y los recojo con sumo cuidado comprobando que estén en buen estado, entretanto siento como Jake se acerca a mi altura agachándose a mi lado.

—Vaya que buen trabajo ¿De quién son estas obras?

— Son mías.

— Si eso lo sé, pero ¿Quién los ha pintado? — pregunta curioseando el cuadro.

Me lo quedo mirando en plan: A ver tonto: ¿qué son míos no entiendes?

Observo como gira su rostro hacia mí y me ve la cara de: Tío, que es míoooooooo.

— ¿Qué? — espeta mientras eleva su ceja.

— Mira la firma — contesto controlando mi tono borde.

Contemplo como lo mira y enseguida sus ojos se quedan como dos platos.

— ¡Imposible!

Mira al cuadro, me mira a mí y entrecierra los ojos.

Repite la acción y se queda con la boca abierta un buen rato.

— Pues sí, yo soy la que los he hecho. ¿Sorprendido?

Todo empezó por ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora