Capítulo 33

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Kaira:

El tiempo transcurre con lentitud y al darme cuenta que llevamos tres horas sin ninguna respuesta me pone de los nervios, hasta que al fin se nos acerca una enfermera. 

— Disculpen ¿Son familia de la señora Brigette?

— Sí — responden padre e hijo mirándose con desagrado.

— Lo siento, pero no tengo buenas noticias. Su estado parece que no va a mejorar. Lo siento.

Da un paso hacia delante queriendo decir algo, pero al segundo retrocede agachando su cabeza mientras se gira y desaparece por donde ha venido y cuando la chica se va observo como se le cristalizan los ojos al señor Lars.

A pesar de que no cae bien, no puedo imaginarme el dolor que tiene que sentir ahora mismo por su madre, pero al ver a Jake rígido y su respiración alterada me acerco a él para sentarme a su lado y sujetar su mano con fuerza.

— Esto es una vergüenza, deberían de decirnos como esta — espeta el señor Lars mirando enfadado al suelo — yo...

Dos enfermeras pasan a poca distancia mirándonos con lastima murmurando que a la abuela Britt tan solo le quedan unas horas de vida.

Las palabras de las trabajadoras nos devastan.

— Esto no puede ser verdad — susurra el hombre para sí mismo — no — su voz se entrecorta.

Me giro hacia Jake y contemplo como aprieta sus ojos llenos de dolor hasta que:

— Hijo...

Observo detenidamente al hombre que trata de buscar las palabras y el valor para hablarle a su hijo.

— Si vas a disculparte pierdes tu tiempo.

El padre de Jake agranda sus ojos sorprendido ante la frialdad de su hijo, pero al cabo de unos minutos cierra los ojos esbozando una sonrisa negando con la cabeza.

— Lo sé — afirma el hombre — sé que no me merezco tu perdón. Lo sé — frunce el ceño y agacha la mirada otra vez.

— La señora de la habitación quince acaba de tener un paro cardiaco — al oír esas palabras los tres palidecemos quedándonos tensos.

Padre e hijo se miran asustados mutuamente hasta que al final el señor Lars decide tomar la iniciativa.  

— Lo...— se le corta la voz y se le cae una lágrima — lo siento mucho.

— No...

— No me interrumpas — suplica el señor apretando los labios evitando el contacto visual con su hijo.

Abre la boca y vuelve a cerrarla repitiendo la acción varias veces hasta que al fin encuentra su propia voz y comparte lo que siente:

— Siento no haberte apoyado en todos estos años.

Jake sigue con la misma cara mientras el hombre hace una mueca sin atreverse a mirarlo.

— Siento no haber sido ni un buen padre, ni un buen esposo, ni hijo.

Contemplo como cierra sus ojos dejando que sus lágrimas corran por sus mejillas.

— Siento — se le corta la voz— siento mucho haber dicho que estás muerto para mí, que no eres mi hijo, que no te apoyaría, que eres un bastardo, que jamás tenías que haber nacido, que no eres nadie, que no vales nada, que no....

— Papá — le interrumpe Jake con una voz sorprendentemente calmada mientras se pone de pie.

¿Le va a pegar?

Todo empezó por ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora