𝟚𝟜. 𝕄𝕒𝕗𝕚𝕒: 𝔼𝕝 𝕓𝕒𝕣𝕣𝕚𝕠 𝔻𝕦𝕫𝕚. (𝕊𝕠𝕟𝕘𝕏𝕚𝕒𝕠)

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Song Lan se encontraba en la camioneta polarizada, llovía a cantaros y sus hombres ya habían tardado.

Sin pensarlo más, se coloco bien su saco para ocultar lo que traía en la cintura, tomo el paraguas y bajo del vehiculo.

La gran biblioteca del estado se encontraba a oscuras, así que saco su celular para alumbrar su camino.

— ¿No vino el perro que siempre te sigue?

Rápidamente el de ojos felinos saco el arma que ya se encontraba cargada mientras apuntaba en la oscuridad.

— ¡No hables de él!, ¡limpia tu asquerosa boca primero antes de mencionarlo!

Xue Yang soltaba una carcajada, pues tenía ventaja, el contrario no lo veía y ya estaba perdiendo los estribos.

— ¿Tan rápido te enfadaste?, vamos... Sólo preguntaba por él.

A pesar de su corta edad, ya era líder de una de las bandas más peligrosas de ese territorio. Xue Yang tenía un pasado muy incierto para todos, sólo de repente un día empezó a ascender como espuma sin que nadie pudiera detenerlo. 

Song Lan tenía un barrio que el menor quería y deseaba desde hace mucho, ya habían peleado un par de veces por él pero el mayor siempre salía ganando porque llegaba a entrometerse ese policía del distrito Yi, que en más de una ocasión pudo hablar con ambos jefes pidiéndoles que detuvieran esa masacre.

— Sal de una vez Yang, todos sabemos como acabará esto.

— Que lástima por Xingchen, enamorarse de un imbécil como tú.

Era un secreto a voces, que el amable y respetable policía del distrito Yi, Xiao Xingchen, estaba en un tipo de relación con el mayor. Ambos tenían diferente manera de controlar el distrito, pero siempre buscaban el bienestar de la gente establecida ahí.

El grupo delictivo de Song Lan no era buscado por los mismo delitos que el de Xue Yang, pero había cometido un error hace mucho tiempo por el cual esa carpeta de investigación todavía se encontraba abierta.

— Te lo diré una vez más, déjame el barrio Duzi —sonrió mientras mostraba uno de sus atractivos colmillos —, ¿acaso quieres ver sufrir a ese to-

—¿Me ibas a llamar tonto?

Un hombre alto, de tez clara, ojos amables y sonrisa reconfortante había llegado al escenario.

— ¡Xiao Xingchen!, llegas justo a tiempo —de las sombras por fin se dejo ver Xue Yang.

El menor, daba una sonrisa autentica, nunca lo admitiría pero el querer ese distrito era sólo por una razón... Y esa razón por fin había llegado.

— ¡Xiao!, ¡sal de aquí ahora! —Song Lan tenía todas sus alarmas prendidas, cuando se adentro a este lugar estaba seguro que si salía herido en algún punto de la ajetreada noche llegarían más hombres, pero con su pareja en medio las cosas cambiaban.

Un disparo fue lo que se escucho dentro de ese gran cuarto, mientras un grito ensordecedor era lanzado y un arma caía al suelo.


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