29. 𝓓𝓲𝓻𝓽𝔂 𝓽𝓪𝓵𝓴: 𝓔𝓵 𝓪𝓵𝓬𝓸𝓱𝓸𝓵 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 𝓪𝔂𝓾𝓭𝓪. (𝓠𝓲𝓾𝓡𝓸𝓷𝓰)

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- ¿QUIÉN TE NECESITA MALDITO HIJO DE PUTA?

Un Qi Rong demasiado enojado se iba alejando mientras dejaba a un Lang QianQiu pasmado.

...

La fiesta que estaba ofreciendo se estaba saliendo de control, ya no había caras tan conocidas y más de dos jarrones ya se habían roto.

- ¡Oye QianQiu!, ¡ya rompieron el lavabo!

Este en vez de disfrutar la compañía de sus amigos se estaba estresando, hasta que vio un ser con cabello negro y dos esmeraldas por ojos.

No lo había invitado porque era muy evidente el odio que le tenía y aún con ese pensamiento mando todo al carajo y se encamino a la gran hielera que tenía montones de cervezas.

De un sólo sorbo tomo el contenido de una y su poca tolerancia al alcohol se hizo presente, sentía las mejillas calientes y el mareo llegó aunque eso no fue impedimento para tomar otras dos de jalón.

Qi Rong lo había visto, le encantaba molestarlo cada que podía, por eso cuando lo vio tambalearse en camino a la parte delantera de su casa lo siguió.

- ¿Ya estás tan jodido tan temprano? -esa sonrisa donde mostraba uno de sus colmillos se hizo presente-, por dios QianQiu te creía más fuerte. Que desperdicio.

- ¿Y tú qué?

- Sobrio. Gracias.

- No - el presidente estudiantil empezó a acercarse más a ese ser tan irritable, soltando lo que estaba pensando-, ¿ya te jodieron hoy?

A decir verdad, el de delineado verde no creía que ese estúpido supiera decir groserías.

- ¿Así que sabes ofender?

- Eso no te pregunté.

- Pfff -el ojiverde se cruzó de brazos, mientras se recargaba en un sólo pie-, ¿acaso quieres joderme tú?

- Sí - el rostro de Lang QianQiu estaba acercándose de manera peligrosa-, alguien tiene que enseñarte modales... Dominarte.

- ¿Qu-qué haces?

Lo había agarrado desprevenido, el anfitrión había comenzado a acariciar esa zona sensible que era su cuello con su nariz, mientras sus manos iban tomando sus caderas.

- Sólo me provocas A-Rong, ¿quieres que te folle no es así?

- Vete a la mier-

Un mordisco lo interrumpio.

- No deberían de salir tantas malas palabras de esa boquita.

- Déjame.

A pesar de que esa palabra salió de los finos labios de Qi Rong, no sé separó ni hizo nada por alejarse... Porque estaba disfrutando esa faceta de su amor no correspondido.

- Vamos bebé -la voz de QianQiu era más grave ocasionando un estremecimiento del contrario-, déjame estar dentro de ti.

- Estás ebrio estúpido.

- Eso no quiere decir que no quiero hacértelo.

Qi Rong lo tomo del cuello y lo jalo hacía sus labios, la verdad ya lo había calentado el como le estaba hablando.

La lengua del que se encontraba ebrio invadió la boca contraria.

El ojiverde se dejó hacer por QianQiu, no lo admitiría nunca, pero siempre había sido su fantasía el que lo tratarán de dominar.

- A-Rong, sabes tan bien - estaba besando su cuello, mientras sus manos se adentraban a su camisa para tocar su piel-, quiero comerte.

- Lang ngg -un jadeo salió de sus labios, al momento que fue tocado en un punto en su pecho-, estúpido Lang QianQiu. ¿Así que quieres estar dentro de mi?

- Sí.

Ambos habían olvidado que estaban frente a la casa, aunque ya no pasaban con frecuencia tantas personas aún era visible el espectáculo que estaban dando.

- Quiero que me montes. Quiero que me succiones.

Una cosa era imaginar que la persona que te gusta te dijera ese tipo de cosas y otra era escucharlo, su mente ya era gelatina, todo lo que le había dicho lo había puesto, pero una ligera voz le estaba gritando que estaba ebrio y posiblemente no era lo quería. Su corazón dolió.

- ¿CREES QUE ME VOLVERÉ TU PUTA O QUE MALDITO BASURA?

Sí, se había enojado. Ahora que recordaba Lang QianQiu cada cierto tiempo cambiaba de novia.

El que le había hablado así, era producto de su culo borracho.

- ¿Qué?

El dueño de la casa había sido apartado bruscamente de su dolor de cabeza alías el niñato que no soportaba pero por el cual sentía una fuerte atracción.

- ¡LO QUE OÍSTE!, VETE A LA MIERDA. NO SERÉ TU POLVO DE UNA NOCHE.

Era cierto, estaba ebrio. Pero siempre se acordaba de todo y lo único que hacía el alcohol era ayudarlo a decir lo que en verdad quería.

Y sí, quería poseerlo, pero no sólo era deseo carnal. Aunque al parecer el contrario no estaba dispuesto a escucharlo.

Pero ahora que ya había expresado y hecho un poco de lo mucho que tenía planeado y mejor aún que el contrario le haya correspondido, tenía una puerta abierta para intentarlo ahora sin estar ebrio.

DanmeItoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora