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Las mañanas con Edward Nygma

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Las mañanas con Edward Nygma

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Nada más levantarse, Oswald se encuentra con una pequeña y agradable sorpresa de su novio, Edward Nygma.

Nada más levantarse, Oswald se encuentra con una pequeña y agradable sorpresa de su novio, Edward Nygma

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Son las primeras horas de la mañana, seguramente, y el pingüino no ha abierto ni los ojos que ya nota la presencia de su pareja, Edward Nygma, levantándose de la cama por alguna razón y escuchando cómo camina por el suelo con unas pantuflas

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Son las primeras horas de la mañana, seguramente, y el pingüino no ha abierto ni los ojos que ya nota la presencia de su pareja, Edward Nygma, levantándose de la cama por alguna razón y escuchando cómo camina por el suelo con unas pantuflas.

Como aún no se acaba ni de despertar, le resulta algo complicado analizar lo que ocurre a su alrededor y no le presta casi nada de atención a Edward, que parece estar nervioso por algo y se ha ido corriendo al baño aún si sólo está vestido con sus calzoncillos, zapatos y una bata, que puede distinguir fácilmente por tener en su mayoría el color verde oscuro con bordes en la ropa más claros y brillantes.

—¿Edward? —lanza Oswald al aire, sin ningún motivo en concreto, sólo confundido por el ruido que está armando su novio nada más levantarse.

—¡Shhh, no mires! —le manda Nygma, y Oswald obedece lenta y perezosamente dándose la vuelta en la cama como una manera de desviar sus ojos de lo que Edward no quiere que mire.

Lentamente, Oswald empieza a aclarar su vista y sus ideas. Observa la hora en su despertador y ve que son las 7 de la mañana, pensando en que aún tiene tiempo para levantarse, vestirse con su traje y su monóculo y ponerse al día con las actividades criminales cotidianas que debe controlar en su gran imperio criminal.
Era unas de las muchas responsabilidades de ser un señor del crimen y controlar gran parte del inframundo de Gotham, pero al menos tendría un par de horas libres antes de marcharse que podía dedicar en pasar tiempo con el Acertijo; probablemente relacionado con escucharle divagar sobre miles de temas mientras se toma su típico desayuno nutritivo. Curiosamente , unas de las cosas que más disfrutaba de su relación eran ese tipo de situaciones domésticas.

—Ya puedes darte la vuelta —le avisaba Edward, sacándolo de sus pensamientos.

Cobblepot observó primero a Edward y después agarró lo que tenía en su mano, dirigido con clara visibilidad hacia él. Era una especie de sobre de cartas, más grande de lo que solían serlas y demasiado simple para ser un regalo de alguien como el Acertijo.

Sin embargo, aquello era sólo la fachada de lo que le ofrecía, ya que del sobre sacó un tipo de tarjeta regalo parecidas a las que se entregan a los familiares y amigos por navidad; los colores predominantes eran diferentes tonos de morado y azules que se acercaban al primer color, con entrañables decoraciones desniveladas al papel grueso de la carta y que formaban distintas formas como un iceberg, pingüinos, un sombrero elegante como el que solía llevar y un monóculo.

Cuando Oswald desvió la atención de aquello, observó que en el centro se encontraba la frase "¡Happy Birthday!", escrita con letras grandes y en cursiva y con una textura que recordaba a la purpurina, que si seguían siendo moradas las letras conseguían destacar sobre los demás colores debido a esa característica.

Oswald comprendió al instante las acciones de Edward nada más despertarse y contempló cómo este le sonreía abiertamente.

—Feliz cumpleaños —le felicitó mientras acercaba su rostro al de Oswald para regalarle un beso y acabar entregándolo con éxito y dulzura.

Cobblepot sonrió de vuelta a Nygma y se sintió maravillado por el detalle de una fecha que ni siquiera él había recordado hasta hace unos segundos que observó su regalo de primera hora; y excepcionalmente de primera hora porque sabiendo lo detallista que era su pareja aquello sólo sería la base del pastel con una cereza en la cima.

Quizá podría hacer una excepción por aquél día, y no dedicarse exclusivamente a sus actividades criminales por una vez.

Quizá podría hacer una excepción por aquél día, y no dedicarse exclusivamente a sus actividades criminales por una vez

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Pasarse todo el día estudiando para por la noche escribir sobre estos dos se ha convertido en mi rutina y sinceramente, me encanta. No estoy tan orgullosa de este drabble, pero siempre disfruto escribiendo a un Edward detallista.

Siempre que escribo sobre ellos inspirándome en su versión de los cómics pienso en sus apariciones en los últimos números de catwoman. No sé, simplemente se han quedado grabados en mi corazón.

Historias de los Suburbios de GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora