El Espantapájaros debe enfrentarse a una misión que en un inicio parece muy simple y fácil, pero que le hará volver a sus vivencias de más espeluznantes.
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Se usa la versión del personaje del cómic de "Batman/Scarecrow: Year One".
TW: Gore, sin descripciones extremadamente violentas (destaca sobre todo la sangre). No es recomendable leer para personas que puedan ser sensibles a la representación de un personaje tan anti-religioso como puede llegar a serlo esta versión de Jonathan Crane.
Mientras armas de fuego, gritos, sollozos, rayos y lluvia de una tormenta con fuerte presencia ocurrían en Gotham en una noche que parecía haber acunado la anarquía, unas de las fichas de ajedrez claves para el plan de la Liga del Mal reposaban cerca de su objetivo.
Lo que les habían ordenado hacer era mandar un mensaje, de quienes habían elegido al Acertijo y el Espantapájaros para llevarlo a cabo como dúo.
No era nada complicado ni complejo; en primer lugar, Edward se encargaría de bloquear todas las salidas del edificio que tenían delante, un convento que resultaba ser la construcción religiosa más antigua de la ciudad que resultaba ser un auténtico ícono de fe y adoración a su dios para Gotham -y por eso decidieron atacarlo-. Mientras Nygma debería de encargarse de prestar atención a la contención de las personalidades religiosas del lugar -en su mayoría monjas de mediana edad- y evitaba que alguien interrumpiera el trabajo de los dos, después el profesor Crane se dedicaría a hacer lo que mejor se le daba: infundir miedo en el corazón de sus víctimas para degollarlas emocional y psicológicamente desde dentro mientras se deleitaba con el espectáculo de desnudar a alguien de aquella manera tan poética y tenebrosa a la vez.
Sólo había un problema que impedía aquella fantasía personal del Espantapájaros; que crecía desde tan dentro de sus raíces que desvelaba a su persona más real e íntima, además de asustada y vulnerable.
Y por aquello, Crane se había limitado a ponerle de excusa a Nygma que necesitaba tiempo para organizar su recorrido mientras se quedaban en silencio delante del convento, además de su plan –como si hubiera algo extremadamente profundo y complicado en ir por detrás de la gente asustándola con una guadaña y un gas alucinógeno con algún toque personal suyo-. Pero ya había pasado demasiado tiempo y Nygma empezaba a impacientarse.
–No es por interrumpirte –declaró como si le importara de verdad–, pero nuestro amigo Lex Luthor se va a enfadar si no acabamos todos a tiempo. Y al menos a mí no me gustaría quedarme fuera del plan.
Jonathan observó a Nygma, con su máscara en la mano y dirigiendo su mirada hacia él con su rostro lleno de cicatrices, unas más grandes y profundas que otras, arrugas que dejaban huella del paso del tiempo y esos ojos azules que habían visualizado todo tipo de horrores que una persona normal sería incapaz de acostumbrarse a ver. Edward era de los pocos que Crane permitía que lo viera desenmascarado.
El ex-estudiante de psicología tardó en dar una respuesta, pues en su cabeza las desgracias del pasado no dejaban de adornar su ambiente de forma macabra.
Jonathan veía la cruz arriba del portón de madera antigua que servía de entrada principal al edificio y automáticamente pensaba en su abuela. Le transportaba al instante a la cruz del mismo material que ella colocó en la puerta de su cuarto y en cómo la echó a las llamas de la chimenea de la mansión donde vivía antes de que su abuela fuera asesinada por él mismo.
De todas formas, Crane no lo debatió más y se colocó su máscara, entrando al convento a través de las puertas del cielo, preparado para traerles el infierno.
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El Espantapájaros se dirigió al atrio del lugar, donde le estaba esperando el Acertijo preparado para abrir la puerta principal y dirigirse hacia donde Lex los había citado una vez su compañero terminara el trabajo.
Su ropa estaba cubierta de violentas manchas de sangre y un río carmesí recorría el filo de su guadaña, que iba marcando el camino por el que se desplazaba.
–¿Sabes que no era necesario asesinarlas según el plan, ¿verdad? –Le preguntó Edward, recordando el plan inicial mientras observaba a lo lejos los cadáveres de las monjas tiradas alrededor del altar destinado a dar misa dentro del convento.
Su ensangrentado compañero se giró a verlo por unos pequeños cuatro segundos, para después volver a fijarse en el frente y seguir hacia adelante.
Por supuesto que lo sabía.
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Historias de los Suburbios de Gotham
FanficRecopilación de drabbles y one-shots de la galería de villanos de Batman