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Masaje
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Mientras el pingüino se empeña en quejarse sobre los contratiempos de su vida en la villanía y los suburbios, Edward intenta tranquilizar a su novio con su masaje.
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Supuestamente empezó siendo inspirado por los eventos del arco "Pingüino Emperador" de los nuevos 52, pero se desvió bastante así que sólo se aprecia esto en el principio.
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(Día 3 del MixCember: tanda Fluff: Domestic Fluff)
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Oswald balbuceaba sobre la filosofía de su imperio criminal mientras Edward lo escuchaba desde el otro lado del sofá.
—Y después de haberle recogido de la calle cuando era un simple crío, y ofrecerle un lugar al que llamar hogar, ¡Así es cómo me lo paga! —se quejaba Oswald, en relación a los recientes eventos caracterizados por la tracción de unos de sus secuaces más fieles. Estaba estresado, enfadado, y no podía hacer más que soltar veneno por la boca—. Definitivamente se han perdido los secuaces de antes, los de hoy en día ya ni siquiera saben lo que significa el simple concepto de "lealtad"-
—Ozzie —le interrumpió Edward con suavidad, levantándose del sofá y esperando a que Oswald le dirigiera la mirada— ¿Alguna vez has pensado en darte un masaje?
Cobblepot le miró tenuemente confuso, más por la repentina pregunta que por la proposición en sí, y no respondió hasta que Nygma empezó a dirigirse detrás suya del asiento, recorriendo su alrededor.
—No, no lo creo. ¿Qué es lo que intentas decir, Eddie?
—Lo que intento decir, es que… —hizo una pausa a propósito para empezar a masajear sus hombros desde detrás del sofá, agachándose lo suficiente para llegar a Oswald— tienes un montón de tensión acumulada, y quizá te vendría bien prestarle un poco de atención.
Cobblepot echó la cabeza hacia atrás, y cerró los ojos por la repentina satisfacción de las expertas manos de Edward dándole un recorrido necesario a la recalcada tensión de sus hombros.
Edward observó satisfecho la reacción de su novio, que ahora se veía tan absorto en sus acciones, y entonó una tierna sonrisa.
—Veo que no estoy nada equivocado —comentó jocosamente.
Oswald se echó para atrás al darse cuenta de lo vergonzosamente inmerso que había estado con los toques de Edward. Le miró con una poca de vergüenza por lo ocurrido, y se ajustó su corbata para pensar con claridad.
—Quizás, y sólo quizás, Edward, tengas algo de razón en lo que dices —se recompuso, intentando recuperar su aspecto formal y tan cuidado de siempre.
—Oh, Ozzie. No hace falta que escondas la verdad, sé que doy buenos masajes —presumió Edward con una sonrisa.
Oswald, en cambio, compartió la felicidad de Edward y ahora miraba a su novio con júbilo. Como si todo el estrés que hubiera sentido anteriormente hubiera sido mágicamente calmado por la reacción que Nygma tenía en él.
Viendo lo juntos que sus dos rostros estaban ahora, más el ambiente del momento, Oswald vio la oportunidad para darle un pequeño pero enternecedor beso; susurró por lo bajo un "Ven aquí" y le agarró de su chaqueta con la fuerza necesaria para no arruinar el costoso material que sabía que a Edward le encantaba llevar, y los dos, finalmente, se fundieron en una conexión cariñosa.
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