| 𝟤𝟦 | [HᴀʀLɪᴠʏ#1]

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Por toda la existencia

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Harleen, a centímetros de entrar en su apartamento, se encuentra con una mujer que sostiene un macetero en la mano. Inevitablemente, esto hará que sentimientos tanto fuertes como enigmáticos se apoderen de ellas dos, como si se hubieran conocido en otra vida.

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Voy a empezar a ir resubiendo one-shots del mixcember que acabé en su tiempo, esta en concreto iba bajo la prompt de "Soulmates/Almas Gemelas"

Voy a empezar a ir resubiendo one-shots del mixcember que acabé en su tiempo, esta en concreto iba bajo la prompt de "Soulmates/Almas Gemelas"

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Harleen estuvo buscando las llaves de la puerta de su piso en sus bolsillos mientras con la otra mano sostenía la bolsa de la compra

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Harleen estuvo buscando las llaves de la puerta de su piso en sus bolsillos mientras con la otra mano sostenía la bolsa de la compra.

Aún no sabe por qué pensó en hacerlo en primer lugar, no tenía ninguna necesidad de aquello y debería haber centrado su atención en otra cosa, pero se paró a observar a su vecina, que salía de su propio piso y sostenía un macetero entre sus manos.

Ella también debió de sentir que los mismos pensamientos exactos cruzaban por su mente, pues se quedaron mirando fijamente a la misma vez, la una a la otra por un buen rato

Fue sumamente extraño porque no mediaron ninguna palabra, no se saludaron ni preguntaron sobre lo que pasaba por su cabeza, y sólo se centraron en el color de las pupilas de los ojos de la otra.
Daba la sensación de que estaba totalmente conectado el cómo las dos se acercaron a la otra, y empezaron a besarse con una pasión resurgente que jamás habían sentido en toda su ordinaria vida; sus lenguas se habían encontrado de tal manera que parecía que llevaban toda su vida buscándose, y la forma en la que la otra mujer la sostuvo se sentía como si esos brazos la hubieran estado persiguiendo sin descanso, con una gran energía desde su nacimiento, y finalmente hubieran alcanzado su más ansiado éxito.

Pero la situación no hizo más que seguir por el mismo camino cuando se separaron, y a la psicóloga Harleen Quinzel le dio completamente igual que se hubiera dejado la bolsa con la comida que acababa de comprar y debía almacenar en su casa en medio del pasillo común, pues ahora sólo quería seguir a la pelirroja hacia su piso, cuya puerta abría ahora.

La mujer más alta dejó su planta en una mesa al lado de la puerta donde entraron, y atravesaron habitaciones destacadas por el papel verde de pared, una gran iluminación exterior, decoraciones florales y detalles propios de la naturaleza.

Aunque en un principio el sentimiento por lo que ocurría resultaba más bien novedoso, ahora observaba las habitaciones del lugar y le traían una comodidad inmensa, a parte de la sospecha de que no era la primera vez que pasaba por allí, aún si aquello lo ignoró al instante cuando volvió a besar a la otra mujer.

Cayeron redondas en la cama y volvieron a juntar sus labios, conociendo a la perfección el camino que debían tomar cuando enfocaron sus bocas en demás partes, marcando el cuerpo de la otra, tocándose mutuamente como si recorrieran un camino concreto y haciéndolas emitir sonidos a la otra que, sin embargo, no resultaban inéditos para sus oídos.

Tocaban su piel con delicadeza y dureza, y dejaban las marcas exactas que hubieran esperado. Quitaron la ropa interior de la otra con movimientos escurridizos e impacientes, que tuvieron la misma causa y efecto que sabrían que tendrían al instante.

Les traía una satisfacción inmensa, componiendo unas de las situaciones más bellas que jamás se habrían sentido capaces de experimentar, mientras se encontraban en un limbo donde sólo existían ellas dos y todo que hubieran vivido en el pasado daba completamente igual, porque por fin se habían encontrado, después de tantísimo tiempo.

Mientras que, paralelamente, resultaba una experiencia plenamente única e irrepetible (lo que las hacía apreciar el momento como si cuando se acabara dejarán de existir para siempre), también traía un sentimiento enigmático que les transmitía que esto que estaban viviendo ya lo habían vivido, aún si esto sólo aumentaba las emociones del momento.

Cuando terminaron, recuperando la respiración en su cama, Harleen tuvo tiempo y espacio para empezar a asimilar un poco mejor su alrededor, destacó el cabello rojizo de la chica que entró en sus ojos con fiereza, y al acariciarlo un sentimiento nostálgico recorrió todo su cuerpo. Su cama le parecía más que familiar y su perfume resultó la cumbre de la montaña; le traía recuerdos que, aunque trajera sentimientos que asimilaba a la perfección, a su pesar no era capaz de visualizarlos en su cerebro.

Pero si de algo estaba segura Harleen, es que, a pesar de la incertidumbre del momento, amaba a esa mujer que se erigía delante suya. Y al instante reflexionó en lo imposible que sería para ella en el futuro desarrollar sentimientos tan fuertes por otra persona mínimamente parecidos a lo que experimentaba su corazón por la mujer a su lado.

Finalmente, llegó a la conclusión inconsciente de que había estado esperando por esa mujer incluso antes de que fuera capaz de asimilar su propia existencia.

Finalmente, llegó a la conclusión inconsciente de que había estado esperando por esa mujer incluso antes de que fuera capaz de asimilar su propia existencia

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Historias de los Suburbios de GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora