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Joker sueña con el Acertijo, de una manera en la que casi parece una pesadilla. No obstante, cuando se despierta, se encuentra más confuso aún.
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Su pierna izquierda ha entrado en una especie de crisis nerviosa y no para de observar la pantalla que muestra un directo de lo que está ocurriendo ahora mismo en la plaza del ayuntamiento.
Siempre odia que ocurra de esta manera. Tenía planeado algo magistral; llevaba las semanas anteriores reuniendo materiales para hacer una bomba explosiva de su gas de la risa con un toque que seguramente pillaría a todo el mundo desprevenido. Habría sido tan bueno llevarlo a cabo este día… Batman habría estado tan atento de él, seguramente al principio no sabría qué hacer con todo lo que se ha encontrado de repente, y al principio se deleitaría con ese sufrimiento suyo hasta que finalmente el murciélago logre derrotarlo, como siempre, mientras le recuerda las vidas que se han perdido en el camino, y quizá hará una simple mención a su segundo Robin, depende de cómo se haya levantado aquél día. Todo aquello se ejecutaría maravillosamente, como un baile al que los dos están destinados a participar durante la eternidad.
Pero no. Tenía que venir el Acertijo, a estropearlo todo. Justamente aquél día había dado la casualidad de que el otro villano había llenado el ayuntamiento y los alrededores de bombas, para hacer que todo el mundo temiera por la seguridad del presidente de la ciudad, que debía dar un discurso en la plaza. Observaba a las personas en la televisión; tenían tanto miedo de morir. No sabían en qué momento iba a explotar una bomba, todos dependían del murciélago y en situaciones tan críticas la gente solía desconfiar de él de repente.
