{-Capitulo 1-}

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>La luz traspasaba las cortinas que cubrían a la ventana con mínimo esfuerzo pues la calidad de las telas colgantes no era muy buena incluso podría decirse que cubría mejor un pantalón a esas pobres cortinas de color beige.
El mexicano que habitaba en esa cómoda habitación se removió para evitar el contacto con la luz del sol pero fue un intento fallido, cuando pensó que ya no podía despertarse de la peor manera escuchó golpes en su puerta.

T»- Simón ya despierta! - grito desde afuera su entrenadora de patinaje - Faltan tres horas para ya regresar a Buenos Aires así que sera mejor que bajes a desayunar y luego arreglas tus cosas.

S»- No tengo hambre - murmuro con la voz levemente rasposa y seca.

T»- Al menos come una manzana - dijo para después caminar hacia las otras habitaciones.

Simón decidió ya levantarse de la cama, busco su ropa para poder cambiarse al finalizar de bañarse.
Cuando su cabello estaba seco decidió no ponerse gorro para ya bajar de una vez aún sabiendo que se encontraría con Luna.
Ya preparado para cualquier escena que le desagradara fue al área de desayuno donde estaban Jazmín, Ámbar, Luna, Matteo y Támara.
La rubia por inercia lo miro ya que sabia que posiblemente reaccionaria algo decepcionado al ver a la mexicana con la mano sobre la del italiano, al ver que levemente bajo la mirada decidió recibir la atención de todos

Á»- Lunita podes sentarte aquí? - dijo casi obligándola pues ya estaba parada frente a la silla de la mencionada.

L»- ¿Que? ¿Por qué Ámbar? - la rubia giro los ojos

Á»- Mis silla es más alta que la de voz y pues ya sabes, además tengo que hablar con Matteo - dijo para después ordenarle con los ojos que se levantara y tomara el lugar que con anterioridad uso la rubia - Simón que esperas para sentarte?

El castaño confuso se sentó a lado de la ojiazul recibiendo toda la fragancia que desprendía de su cuello dejándolo atontado ante el rico aroma.

M»- Y Que querías decirme? - le preguntó expectante a la argentina.

Á»- Luego te digo - afirmó.

L»- Entonces ya me puedo sentar ahí?

Á»- Hasta que termine de desayunar - dijo fingiendo una sonrisa, la mexicana volteo los ojos fastidiada, por el rabillo de sus ojos miro al castaño el cuál solo miraba con atención a los tres - ¿Dormiste bien Simón?

El mencionado más confundido no podía estar, miró a Ámbar la cual le estaba dando una sonrisa cómplice que podría decirse incluso que era única. Los ojos azules le dieron una señal para que respondiera.

S»- Si, bueno en realidad no tan bien, ya sabes de lo que hablamos y pues como que no estuve tan relajado - murmuro rascándose la nuca.

Hablamos

¿Desde cuando hablan? ¿Desde cuando Ámbar le sonríe tanto? ¿Lo consoló?

Luna estaba atenta a la conversación de ambos preguntándose el porque de la repentina cercanía si hace unos días podía jurar que incluso Simón se había quejado de que la rubia era fastidiosa.

Á»- Si quieres sientate conmigo en el autobús, tengo almohadas demasiado cómodas y Jazmín estará dormida o no roja?

J»- Demasiado roja? Me puse rubor en exceso? Ay no! Arcade le gusto natural! Ya vuelvo! - dijo asustada.

La Diva De La EscuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora