Breakdown Parte 3

436 59 34
                                    

Pasé la tarde ordenando la habitación de Noah, que había desparramado sus juguetes buscando su muñeca favorita, una de pelo rosa que había dejado en el olvido hace meses y pareció recordar minutos antes de que Hero llegara a recogerlos.

Ya entrada la noche, estaba a punto de acostarme cuando sonó mi celular con una llamada entrante de Hero.

—Mamá —escuché a Noah al otro lado de la línea.

—Ey, ¿cómo estás? ¿Cómo va todo en el hotel con papá? —pregunté acomodándome en la cama para hablar con tranquilidad.

—Fuimos al agua y John mojó sus patitas, mamá —me contó entusiasmada.

—¿Te pusiste bloqueador?

—Papá me puso y a John también. Estaba muy mono, todo blanquito —contestó riéndose y de repente escuché llantos en el fondo.

—¿Cómo está tu hermano? Lo escucho llorar —pregunté preocupada y parándome de la cama.

—No quiele el bibedon, hace caras y escupe. Está todo guñon —contestó supongo que frunciendo el ceño, siempre lo hacía cuando su hermano lloraba.

—¿No ha tomado nada de leche desde que se fueron? Pásame a tu papá un momento, mi amor —pedi al darme cuenta que no debía preguntarle eso a ella.

—Hero, Noah me ha dicho que John no quiere biberón —dije apenas tomó el celular —¿No ha tomado nada de nada? —pregunté mientras me calzaba unos jeans.

—Lo he intentado, pero escupe y me corre la cara. Estaba esperando a que tuviera bastante sueño para volver a dárselo, pero no ha funcionado —contestó con frustración.

—Voy para allá, deberías haberme llamado —dije y colgué para salir pronto al hotel donde Hero se alojaba.

Conduje por casi media hora hasta llegar a mi destino. Se sentía raro que Hero se alojará en un hotel en vez de la casa que ambos compramos para formar nuestra familia. Alejé esos pensamientos de mi cabeza, me registré y subí hasta el piso 24.

—Hola, mi amor —dije tomando a John en mis brazos cuando Hero me abrió la puerta. —¿Por qué no quieres tu biberón, bebé? —pregunté caminado con él hacia un sillón, donde Noah estaba durmiendo.

—De verdad lo he intentado, Jo —se disculpó Hero acercándose al sillón para coger a Noah en sus brazos.

—Está bien, sabía que sería un poco difícil —contesté sacando mi pecho para amamantarlo. —Ey, tranquilo —dije cuando vi que se pegaba a mi con desesperación.

—Será mejor que vaya a acostar a Noah—susurró con nerviosismo y desapareció por el pasillo.

Tras varios minutos dando pecho a mi bebé, cayó rendido con su boquita abierta y leche cayendo por la comisura de sus labios. Se veía adorable.

—Al parecer tenía mucha hambre —susurró Hero apareciendo por el pasillo y asustándome un poco.

—Sí —contesté cubriéndome y acomodando a John para sacar sus gases.

—Puedes quedarte si quieres, Jo. Es un poco tarde —sugirió Hero cuando me dirigí a acostar a John en la cuna que había en la habitación. —Yo dormiré en el sofá para que te quedes con los niños.

—Es tu tiempo con ellos, Hero. No quiero quitarte eso —contesté con sinceridad.

—No me ha gustado ver a John sufrir a la hora de comer hoy —musitó.

—Fue mi culpa, debí haberlo preparado dándole biberón en vez de pecho.

—No, nunca te haría renunciar a esa parte que sé que amas de la maternidad, poder conectarte con él —dijo de inmediato —He pensado que será mejor que John siga contigo en casa. No te puedo molestar cada que tenga hambre para que vengas a alimentarlo —añadió con tristeza.

—¿Estás seguro? 

—Sí, será mejor para él —respondió.

—Me quedaré y me iré tras la toma de la mañana. Después me lo llevas por la tarde si aún sigues con la misma idea —susurré en acuerdo con él.

—Sí, ahora ve a dormir, luces un poco cansada.

—Buenas noches, Hero.

***

Tal como acordamos, los siguientes días me quedé con John en casa y Hero en el hotel con Noah. Ella estaba feliz de tener a su papá solo para ella y venían por las tardes a jugar con John un par de horas, mientras yo trabajaba un poco. Me encerraba en mi oficina durante ese tiempo, porque me partía el corazón que Hero se estuviera perdiendo tantos momentos de sus hijos, nunca quise esto para nosotros.

Llegó el día en que mi pequeña se montaría a un avión para ir a Londres con su padre por un mes. Si me preguntan qué es lo más difícil que he hecho en mi vida, sin duda sería esto, dejarla ir; nunca me había separado de ella. Traté de no llorar cuando los acompañé al aeropuerto, porque ella se veía feliz y eso era lo más importante para mí, pero una vez que desaparecieron de mi vista, me desmoroné por completo. Había dejado a John con una amiga de confianza, porque sabía que pasaría una vez que Noah se fuera.

Las primeras dos semanas se me pasaron más lento de lo normal sin Noah en casa, John era un bebé tranquilo, que solo estaba un poco más llorón de lo normal porque le estaban saliendo sus dientecitos, pero nada que un mordedor de silicona helado no pueda solucionar. Por otra parte, del trabajo me informaron que debía volver de forma presencial, porque había situaciones que no podía atender desde casa y, me vi en la obligación de hacer caso a Hero y contratar a alguien. No quería mandarlo a la sala cuna aún y tampoco me podía dar el lujo de no trabajar, como lo había hecho con Noah. La situación ahora era diferente.

Todo iba bien con la chica que enviaron de la agencia, hasta que un día, que había tardado más de la cuenta en la oficina, me llamaron por teléfono desde el hospital.

—¿Diga? —contesté al número desconocido.

—¿Hablo con la Sra. Josephine Langford?  —preguntó al otro lado de la línea.

—Sí, dígame.

—Habla Marta Green, secretaria del Children's Hospital —dijo e inmediatamente me paré y tomé las llaves del auto y mi billetera.

—¿Qué pasó? —articulé con nerviosismo mientras bajaba por el ascensor.

—El niño llegó desmayado y con un cuadro de fiebre muy alto. Lo trajo una muchacha al borde de los nervios, supongo que es la niñera. Dijo que convulsionó y...

—Voy para allá —me apresuré a decir y colgué la llamada para poder conducir rápido hacia el hospital. John nunca había presentado fiebre ni mucho menos convulsiones, así que estaba asustada como el demonio.

Llamé a Hero durante el camino, pero no me contestó y me puse más histérica. Odiaba estar sola en estas situaciones, más cuando llegué al hospital y no pude ver a John de inmediato, ya que estaba bajo observación. La chica se deshizo en disculpas cuando llegué a la recepción y sólo le pedí que se fuera, porque no me veía capaz de lidiar con eso ahora. Sabía que no debía dejar a mis hijos en manos de otra persona.

Pasaron un par de horas en que solo di vueltas y vueltas por el corredor esperando a que alguien saliera y me dijera cómo estaba mi bebé. No había vuelto a llamar a Hero, porque en Londres ya era de madrugada, pero me disponía a enviarle un mensaje, cuando entró una llamada que terminaría de romper la poca estabilidad que tenía en ese momento.

——
🤍🤍🤍💙💙💙 Gracias por la paciencia para esperar mis capítulos.

One shot Herophine/ HessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora