Chico nuevo Epílogo

502 56 46
                                    

Cuando perdí a Laurel, nunca pensé que volvería a convertirme en padre, menos de la forma poco convencional en que pasó todo. Me enamoré de mi jefa, me casé con ella y juntos adoptamos legalmente a Rosalie Fiennes, mi pequeña valiente y quien me demostró día a día que debes vivir cada momento con una sonrisa, porque no hay nada más importante que estar vivos y tener un día más para amar y disfrutar lo que se tiene.

Mi primer día del padre me impulsó a mucho; tras comer algo en McDonald's con Ros, la llevé a mi casa para presentársela a mi mamá de forma oficial, ella ya sabía de la existencia de Josephine y Rosalie, simplemente no se lo pude ocultar cuando comencé a viajar a Tennessee casi todos los fin de semana. Mamá tenía miedo de que me fuese a ilusionar con algo que quizás no tenía futuro, pero cuando vio que mi relación con Jo iba en serio y que además estábamos considerando la adopción legal de la pequeña, se tranquilizó y se permitió disfrutar conmigo de esta nueva experiencia; ser abuela también le había sido arrebatado y estaba ansiosa de conocer a las mujeres que traían como loco a su hijo, en sus propias palabras.

-Ros, vamos a ir a mi casa porque quiero presentarte a alguien muy especial -le había dicho al salir de McDonald's.

-¿Quen papá Hedo? -me preguntó mirándome con un poco de miedo en sus ojos.

-Tranquila, cariño -respondí -Es mi madre, que está ansiosa por conocer a la pequeña guerrera que robó el corazón de su hijo -dije sonriendo y pinchando su cachete izquierdo.

-¿Clees que yo le guste? -preguntó temerosa.

-Por supuesto que sí, eres la mejor niña del mundo -respondí dándole seguridad.

-¿A que si lo soy, Hero?

-Claro que sí, eres hermosa y valiente -musité subiéndola en su sillita en el auto -Ahora vamos antes de que se haga tarde y tengamos que ir por Jo al trabajo.

Una vez que llegamos a mi casa, no alcancé a poner la llave en la puerta cuando mi mamá salió a recibirnos, se había puesto su ropa especial para visitas y no pude evitar rodar los ojos, Rosalie era una niña y no se percataría en cómo iba vestida.

-Tú debes ser Rosalie -dijo mamá, después de saludarnos con un beso en la mejilla a cada uno.

-Siii, soy yo -respondió Ros mostrando sus dientecitos en una hermosa sonrisa.

-Eres más hermosa de lo que imaginé, pareces una princesa de cuento -musitó mamá estirando sus brazos hacia ella y Ros me miró como pidiendo permiso y asentí.

-Hice algunas galletas ¿te gustan las galletas? -le preguntó a Ros, quien ya estaba en sus brazos.

-Son mis favoditas con leche con chocolate -respondió emocionada.

-Que suerte que también preparé chocolate caliente para ti -respondió mi madre yendo a la cocina y olvidándose de mí, ambos.

-Mamá, que tu hijo soy yo -dije llegando a la cocina -Nunca me haces galletitas -reclamé en broma haciendo un puchero.

-No seas celoso Hero, además esta princesa es mi única nieta y la tengo que consentir, es la tarea de las abuelas -respondió dejando a Ros sobre la mesa de la cocina para sacar tazones y un pocillo con galletas.

-¿Eles mi abuelita? -preguntó Rosalie un poco confundida; sé que lo entendía por lógica, pero no esperaba la aceptación de mi mamá tan rápido.

-Si así lo quieres, claro que lo soy, cariño -respondió a su lado.

-Wao papá Hedo, ahola tengo papá y abuelita -dijo aplaudiendo con sus manitos -Eso está guay.

-Así es y ahora las dejaré un ratito solas para ir por Josephine al trabajo, así que te portas bien -dije acercándome a ella para depositar un beso en su cabeza.

-Me diveltile -respondió y salí de casa, no sin antes despedirme de mi madre.

Cuando estábamos en McDonald había llamado a mamá para pedirle que se quedara con Ros mientras yo iba a buscar a Josephine al trabajo para hablar sobre un tema importante; mamá tenía muchas preguntas pero aceptó que le contara después y en menos de cinco minutos ya tenía todo un itinerario de cosas planeadas para hacer con Rosalie; simplemente sería la mejor abuela.

Fui a buscar a Josephine a la oficina y la esperé en el estacionamiento porque estaba muy nervioso como para salir e ir por ella; cuando subió al auto y se sentó a mi lado, no pude aguantar y le pedí matrimonio ahí mismo, nada romántico ni convencional, pero no pude aguantar a esperar el momento perfecto.

-¡Estás loco! -me dijo lanzándose a mi brazos y llenándome de besos.

-Sí, pero loco de amor por ti y por la pequeña rubia que nos espera en casa de mi madre -respondí con un beso -¿Sabes lo que he sentido cuando me dijo papá hoy? -pregunté y negó emocionada -Qué no quiero dejar de escuchar esa palabra jamás y que no puedo esperar a ser su papá de forma legar y formar una hermosa familia contigo -agregué tomando su cara entre mis manos y haciendo que me mirara a los ojos.

-Yo también lo quiero todo contigo Hero -respondió subiéndose a mi regazo -Y si no fuera porque estamos en el estacionamiento, te pediría que me hicieras el amor acá mismo -dijo sonrojándose por su arrebato.

-Nada me gustaría más -respondí acariciando su cara -Pero te mereces el cuento de hadas, te mereces una linda boda y la noche perfecta; sé que no somos vírgenes, pero contigo quiero empezar de nuevo, quiero todas mis nuevas experiencias a tu lado -expresé y se bajó de mi regazo tras darme un beso.

-¿Enserio me harás esperar hasta la boda? -preguntó incrédula y asentí -Entonces nos casamos mañana -dijo sería.

-No, cariño, quiero hacerlo todo bien, al menos déjame presentarte a mamá -respondí y me puse a reír.

Esa noche cenamos con mi madre, que se llevó excelente con Josephine y la adoptó enseguida como otra hija más; les contamos de la boda y mis tres mujeres se pusieron como locas a planificar el gran evento, que en verdad sería solo para la familia y un par de amigos.

-Señor, ya puede pasar -dijo la enfermera sacándome de mis recuerdos.

Ahí estaba, a segundos de convertirme en padre por tercera vez; la noche de bodas dio sus frutos y Josephine estaba lista para traer al mundo a otra princesa a nuestras vidas.

Olivia Fiennes Langford, otra pequeña rubia que robó mi corazón y que me dio la oportunidad de verla nacer, oportunidad que no tuve antes y que cada día agradezco; la vida me arrebató a Laurel, pero me dio dos hijas maravillosas por quienes luchar y sonreír cada día, sin importar que el mundo se esté derrumbando a mi alrededor.

¿Cómo lo tomó Rosalie? Pues eso es otra historia.

——
Sé que quedaron varias cositas en el aire, pero espero poder hacer varios extras para compensar 🤭 Espero que les haya gustado y muchas gracias por leerme y por el apoyo ❤️

No olviden pasarse por mis otros bebés literarios jijiji

One shot Herophine/ HessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora