Casualidad o destino Extra "Una nueva vida"

431 41 12
                                    

—¡Juro que no me volverás a poner un dedo encima nunca más! —grité con fuerza, a la vez que volvía a pujar y agarrar la mano de Hardin.

—Lo estás haciendo muy bien, Theresa —decía la matrona entre mis piernas —Ya veo su cabecita.

—Cariño, sabes que si pudiera dar a luz yo, lo haría —musitó Hardin besando mi frente.

—Boberías —musité apretando mis dientes.

—Ahí viene, una vez más Theresa —volvió a hablar la matrona.

—¡Aaaaaaaaaaaah! —grité pujando una última vez y apretando con fuerza la mano de Hardin. Sentí como sonaron sus huesos.

—Aquí está, es un varoncito —musitó la matrona tomando al bebé entre mis piernas, que comenzó a llorar enseguida —Y con buenos pulmones.

—Lo hiciste, amor. Y he ganado. —dijo con suficiencia. Ambos apostamos por el sexo del bebé hace unos meses atrás y yo pensaba que tendríamos otra nena.

—Ganaste —sonreí, echando mi cabeza hacia atrás.

—Papá, ¿quieres cortar el cordón umbilical? —preguntó la matrona y Hardin depositó un suave beso en mis labios antes de ir con nuestro hijo.

—Mira, Tessa —susurró Hardin minutos después, llegando a mi lado con un bultito en sus brazos —Parece que este bebé si se parecerá a mí —sonrió orgulloso y acercándolo a mi rostro para que pudiera besar su carita.

—Será todo un rompecorazones si es así —susurré acariciando su carita con cuidado y llorando en el proceso, ya que esta experiencia ha sido muy diferente a la anterior con Thea, a quien no quise ver cuando di a luz.

—No llores, Tessa, sé lo que está pasando por tu cabeza en este momento —susurró besando mis lágrimas —No te culpes por el pasado, Thea te ama, yo te amo y no importa que haya pasado, disfruta este momento tan bonito que tenemos.

—Solo me habría gustado tomar su manito desde el principio —hipé.

—Tenemos toda una vida para caminar a su lado, así como al de este campeón, que está a punto de largarse a llorar —susurró alisando su puchero.

—Disculpen, pero debo llevármelo para limpiarlo y chequearlo antes de llevarlo a los cuneros —interrumpió una enfermera que había estado con nosotros durante el parto.

—Ve con él, yo estaré bien —musité limpiando mis lágrimas y dándole un último beso a mi bebé.

Habían pasado tres años desde que le dije a Hardin que podíamos tener otro hijo en un futuro, uno que no tardó en llegar. Este embarazo me tomó por sorpresa porque me estaba cuidando y poniendo mi vida en movimiento otra vez; las niñas iban al colegio y tanto Hardin como yo estábamos trabajando fuera de casa, pero los métodos no siempre son efectivos y lo comprobé en mi segundo mes de embarazo, cuando me di cuenta que la ropa me estaba empezando a apretar y que ni periodo se había ausentado.

A diferencia de mi embarazo anterior, este lo disfruté desde el momento en que la prueba dio positivo. Atesoré cada día y cada cambio que se producía en mi cuerpo. No quise saber el sexo del bebé, porque quería vivir esa experiencia también, así que hicimos los cambios de habitaciones correspondientes y decoramos con tonos neutros la pieza del nuevo integrante. Las niñas, a diferencia de lo que habíamos pensado, estaban felices por tener un bebé en la casa. Thea, que para ese entonces tenía cuatro años, no entendía mucho, pero su hermana le explicó con muñecas y fotografías lo que estaba pasando. Aún recuerdo la sonrisa que se formó en su carita cuando entendió que una nueva vida estaba creciendo en mi vientre y se empeñó en dormir junto a mi panza durante una semana entera. Ella seguía siendo mi bebé.

One shot Herophine/ HessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora