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Jisung se sorprendió un poco y al ver sus ojos logró reconocerlo de inmediato.

—Estoy bien, esperaré un taxi—Dijo pasando por su lado.

—Vamos, te dejaré justo a fuera de tu casa.

Jisung lo miró nuevamente, tal vez si se negaba otra vez se daría cuenta de su problema y volvería a sentirse avergonzado frente a él.

—¿Te dan miedo las motocicletas? Prometo conducir lento y con cuidado.

Tal y como pensó, él era rápido para leer su rostro, el chico sacó un casco del maletero y se lo acercó, Jisung seguía sin querer subirse y no se movió ni un poco de la acera.

—Hey, ¿No te agrado?—Dijo con voz suave.

—No es eso.

—Entonces ven aquí.

Jisung suspiró por lo bajo y se acercó al chico, pensando que le entregaría el casto, pero más bien se encargó de ponérselo y ajustarlo bien bajo su barbilla, los ojos del chico se abrieron torpemente al darse cuenta y gracias al cielo el casco tapaba sus mejillas o si no Minho lograría ver el lindo tono rosa que habían tomado.

El chico subió a su moto y Jisung tras de él, tomándose con fuerza de su chaqueta, y cuando se pusieron en marcha el corazón de Jisung parecía que iba a estallar ahí mismo, no era el simple hecho de ser una motocicleta, la velocidad en sí le daba miedo, ya fuera en auto o en cualquier otro método de transporte, el pánico que le creaba era enorme, siempre había sido así.

Por lo general aguantaba bien el movimiento cuando viajaba con su jefe, hasta ahora nadie de su circulo cercano estaba conciente de ello y planeaba que siguiera así.

—¿Dónde vives?

—En Itaewon.

Minho cumplió su palabra, durante el trayecto procuraba manejar con cuidado especialmente en las vueltas, pero aún así Jisung parecía bastante asustado afirmandose, donde en un comienzo era de su ropa y ahora sus manos ya habían llegado a la cintura del chico.

—Está bien, ya estamos cerca—Dijo al darse cuenta y Jisung pareció soltarse un poco, y cuando llegaron a casa el chico pareció volver a respirar con normalidad.

Minho no dijo nada al respecto y Jisung parecía agradecerlo, ya que no podía mirarlo fijamente a la cara, él le entregó el casco y se despidió del actor dándole las gracias. Al momento de caminar hacia la entrada procuró que no se notara que se sentía mareado, y odiaba el hecho de que el chico decidiera no irse hasta verlo entrar a su casa, cuando fue así sintió el ruido del motor alejarse y sus piernas temblar.

Dejó sus llaves colgadas y comenzó a desvestirse, ducharse era la solución para refrescarse y dejar esa tensión que había acumulado en sus hombros. Se sentía aliviado de estar en casa, nunca se había subido a una motocicleta antes, suficiente sufrimiento era tener que viajar a diario en auto con su jefe. Y mientras se duchaba pensaba firmemente en que nunca más aceptaría que lo llevaran nuevamente en una, sin importar lo lejos que estuviera de su destino.

.

Ya no tenía nada más que hacer, Jisung se recostó en su cama a mirar el techo, era raro tener el resto del día libre y la tranquilidad que había en casa era tanta que lo hacía aburrirse de sólo pensar.

—¿Desde cuándo es tan tranquilo el departamento?

Y en medio de ese silencio se daba cuenta de que parecía haberse acostumbrado al ritmo de Bangchan, en sus antiguos trabajos lo mandaban a traer cafés a tiempo y arreglar papeles, pero con él era distinto, podía sentir el peso de la responsabilidad en sus hombros.

TIAN | minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora