SNK: -"la última bruja"
el clan Ilazki era uno de los mayores misterios para todos los que alguna vez preguntaron sobre el mismo. nadie sabía con certeza las atrocidades por las cuales las mujeres de ese linaje habría pasado pero si se tenían rumore...
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0.60.
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Comunicacion.
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Finalmente habían llegado a Trost, era increíble como hacia horas todo este lugar había visto el comienzo de un terrible problema que ahora finalizaba. Los de la guarnición se encargaron de ayudar a aquellos soldados que lo necesitaban, entre ellos, los de la legión quienes habían perdido a la mayoría de sus hombres.
—Permiso, déjenme pasar— una azabache en completo pánico se abrió paso hacia su gemela la cual era ayudada por Rico, la platinada de la guarnición; una gran soldado por cierto. —¡Estás viva!
—¿Estoy viva?— Astra preguntó cuándo sintió el brazo de su hermana, el grupo de la guarnición se acercó a ellos corriendo como si no la hubieran visto desde hacia años. —Fueron solo unas pocas horas.
—¿Pocas horas?— Victor levantó sus cejas cruzando sus brazos ante tal comentario. —¿Dónde está Amaris?
—Ella está por ahí— Rico señaló hacia la castaña quien se encontraba a un lado de Mikasa que tras haber sufrido una probable fractura de costilla, estaba en una camilla.
—¡Maldita hija de perra!— Maxine corrió hacia la bruja a quien tomó de su brazo para abrazarla junto con Berta. —¡Nos asustaste!
—Estabamos preocupadas— las manos de Berta se colocaron en las mejillas de una muy desconcertada y sorprendida Amaris quien las observó en cuanto se separaron. —¿Qué ocurre? ¿Por qué estas llorando?
—¿Dónde está Hannes?— Victor preguntó cuando estuvo cerca, Asier y Daniel se abrieron paso para ver a la castaña bajar sus ojos hacia el suelo. —No me digas...
—No pude hacer nada— Amaris negó aún con su mirada en el suelo, Berta observó a Maxine quien estaba aún observando a la bruja delante de ella para estar completamente segura de que esto era real.
—¿Hannes, murió?— la rubia susurró y fue ahí cuando Amaris levantó sus verdes orbes para encontrarse con los marrones de su compañera.
—Él realmente nos salvó— Replico la menor con su cabeza gacha nuevamente.
—Bien, supongo que así termina la historia de un borracho— Maxine susurró bajando su mirada, una sonrisa dolorosa apareció en sus labios a la vez que tomaba la mano de Berta. —Lo extrañaré.
