Capítulo 75.

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0.75.

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La revelación de Reiss.

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La situación era más caótica de lo que esperaban, aún que ya habían matado a la mitad de los enemigos, aún quedaban varios. Astra se acercó a Hange mirando a sus lados, había perdido de vista a Traute. La teniente la observó por unos segundos al verla preocupada.

—Astra, ¿qué ves?

—La perdí de vista a la rubia— susurró, buscando aún.

—¿No es ella?— Hange miró de reojo y disparó su gancho hacia otro pilar, desviándose. —¡Quédate atrás!

—¡Teniente, Hange! ¡No deberias...AGH!— ella le gritó a modo de advertencia y frunció el ceño cuando su superior se separó.

Hange no la escuchó, de hecho se acercó a Traute con hambre de darle un buen golpe, y sí es posible, matarla. Por su parte, la mujer rubia se puso alerta ante la repentina aparición y ante el mismo pánico, no pudo evitar que un movimiento anticipado afectará en su defensa. Disparó hacia la teniente pero sus disparos pasaron muy lejos de ella, Hange observó las balas romper un poco el pilar a su derecha.

—¡Ni me rosaste! ¿Tú también tiendes a precipitarte?— ella exclamó con una sonrisa en sus labios. No sé espero que Caven se apoyará en una de las columnas y que por ende, levantara su pistola hacia ella. —¿Eh?

Astra que estaba cerca de ella, abrió sus ojos ante el movimiento que la maldita había planeado al no poder recargar con municiones su arma. Traute disparó, pero disparó su gancho hacia Hange el cual se incrusto en su hombro cuando se cubrió con ambos brazos para defenderse.

—¡Ay!— Hange gritó, ahora era como un pez, siendo guiada por la inercia y por Traute quien ejercida fuerza en su revolver para pensar un ataque.

Apretó uno de los botones en el gatillo y el arpón se soltó de hombro de su enemiga, para hacerla chocar con fuerza contra un pilar. Su espalda se arqueo ante el golpe y se quedó sin aire, al caer también recibió una doble herida ante el choque en el suelo. Hange literalmente había revotando contra las piedras debajo del pilar, quedando inconsciente.

—Hange...— Astra susurró, viendo el rastro de sangre que resbaló contra el cristal brillante.

—¡Teniente Hange!

Jean fue quien exclamó. Levi se apoyó en uno de los pilares, mirando hacia abajo. Su entrecejo se frunció con molestia ante la escena que se desencadenó frente a sus ojos, esto estaba mal. Ninguno estaba cerca de Hange, todos estaban alejados por lo que  alguno debería dejar cobertura para ayudarla, y Astra estaba bien al tanto de esto. Mikasa, Connie y Jean estaban separados mientras que Moblit, la mano derecha de la mujer de lentes, se encontraba más atrás.

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