SNK: -"la última bruja"
el clan Ilazki era uno de los mayores misterios para todos los que alguna vez preguntaron sobre el mismo. nadie sabía con certeza las atrocidades por las cuales las mujeres de ese linaje habría pasado pero si se tenían rumore...
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0.71.
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Encuentros.
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El grupo de la legión había llegado al puesto de control gracias a los tres de la policía militar que los llevaron ahí. Se encontraban a unos metros, en la oscuridad del bosque cercano. Necesitaban ver bien el perímetro para saber que hacer a continuación.
—Este es el control con menos vigilancia— Marlo indico, Levi observaba hacia adelante en silencio. Estaban escondidos entre los árboles y los arbustos.
—Bien, seguiremos solos— contestó. —ustedes regresen antes de que sospechen.
—Si.— ambos hablaron al unisono. Comenzaron a caminar pero Hitch se detuvo y observó hacia atrás.
—Halia, ¿vendrás con nosotros?
—Si—lo pensó, pero finalmente respondió. Observó al grupo de la legión y caminó hacia sus dos compañeros. —Tengo que volver a la ciudad, aún me queda algo que hacer ahí.
—Bien— Marlo se quito la capa y se la dió a ella, ladeó su cabeza. —La necesitarás más que yo.
Fue un gran gesto de compañerismo que la propia pelirroja valoró, le dedico una sonrisa acompañado de un ademan con su cabeza en señal de agradecimiento. Llevó su vista a los demás y acomodo la capucha sobre su cabeza, era la más involucrada en esto y debía tener cuidado.
—Entonces, nos vamos— Marlo señaló, poniendo la mano en el hombro de Hitch y haciéndola caminar delante, luego vendría Halia y finalmente él.
—Marlo, Hitch— ellos voltearon para ver al capitán. —Gracias.
Los dos giraron sus talones por completó para verlo, no dudaron en levantar su brazo derecho a su corazón en señal de respeto. Levi asintió levemente, sin agradecerle a Halia en el proceso, su trabajo aún no había terminado aún. Los vieron desaparecer por entre los arboles, Astra los saludó con la mano y Jean observó a la pelirroja marcharse con sus compañeros.
—Tú y esa chica se llevan bastante bien, Jean— ella bromeó, el castaño la miró enseguida, golpeándola levemente.
—Cállate.
—Que brusco— susurró y se giró en busca de Levi. —¿Y bien? ¿Alguna idea?
