Las pequeñas gotas que escurren por mi ventana tan aprisa como si estuvieran compitiendo entre ellas, el ruido de esas delicadas pero fuertes gotas cayendo sobre el techo del auto de la mamá del chico que esta a mi lado, la destellante luz de los faros que alumbran la calle se puede ver reflejado en la cara y en los lindos ojos de Eros, esos hermosos ojos cafés que no dejan de moverse tan rápido siguiendo esas gotas.
¿Por qué estoy tan emocionada?
¿Por qué estoy tan nerviosa?
¿Es por la intimidante presencia de Eros?
Nerviosa y llena de incertidumbre pongo mi codo sobre la barra que está frente a nosotros y recargo mi barbilla en mi mano. Estoy dudando en si decirle lo que llevo semanas practicando frente al espejo de mi cuarto, unos nervios me invaden y se apoderan de mí, ¿y si esto es un tontería? Debo decirle lo que siento ¿no? Eros tiene la mirada perdida en la lluvia y no la desvía hacia ningún otro lado que no sea por la ventana, me levanto y voy por un vaso de agua a la cocina. En el camino sigo pensando en si estoy haciendo lo correcto o no, en si está bien lo que hare apenas regrese...
Eros y yo siempre hemos estado juntos, nuestras madres son amigas y por si fuera poco somos vecinos, mi casa está detrás de la suya y la cerca que separa su patio trasero da justo de frente con un pequeño pasillo al aire libre de mi casa. Eros siempre es frio, reservado y calculador. Todo lo contrario que su hermano mediano. Eros es tan tranquilo y nunca pierde el juicio. A pesar de tener diecisiete años se comporta con bastante madures. Todo este tiempo a su lado me ha llevado adarme cuenta que no lo quiero como un amigo sino como algo más, Eros podrá ser frio y distante pero conmigo siempre es tan cálido y amable que a veces olvido que hablo de Eros Abreu.
Regreso de la cocina con un vaso de agua a medio tomar en la mano, me siento en la punta del banco junto a Eros, espero unos segundos para acomodarme lentamente en el banco hasta estar cómoda, entonces recuesto mi cabeza en el hombro de Eros, y por primera vez desde que comenzó a llover él quita la mirada de la lluvia y se enfoca en mí, le doy un trago al agua para evadir esa mirada que me hace temblar y hacerme sentir tan tonta, me siento patética por no poder tranquilizar los agitados latidos de este tonto corazón, sus fuertes latidos retumban en mis oídos. Eros pone su mano sobre el vaso de cristal dejando sus huellas marcadas en el, empujándolo hacia abajo con lentitud obligándome a ceder ante su acción, nuestras miradas se cruzan dejando una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza, y al tener de frente al gran Eros Abreu tan vulnerable frente a mí, me decido y sello mis labios con los suyos saboreando en mis adentros lo bien que sabe el cumplir un sueño, los nervios se esparcen a mi estomago y a mis piernas, nuestros ojos abiertos mirándonos fijamente, no puedo creer que me decidí y lo hice.
¡Después de muchos años deseando que esto pasara! ¡hoy me decidí a hacerlo! ¡por fin paso!
¡ LO ESTOY BESANDO!
¡Estoy besando al chico de mis sueño! ¡lo bese, lo bese! y es que aún me cuesta creer que este momento es real y me esta pasando a mi...
Pero mi momento y nuestro beso fue tan rápido como esas pequeñas gotas de lluvia, que se precipitan cada vez más al suelo y a su triste final. Eros aparta la cabeza llevándose con ese pequeño gesto todas mis ilusiones, esperanzas y esas corrientes que hace unos momentos sentía claramente como recorrían mi cuerpo entero, al igual que esa alegría que no podía contener.
Eros se levanta rápidamente de su banco y camina por detrás de mí. Sus pisadas y el crujir de la madera es lo único que se escucha dentro de la habitación.
Me quedo sentada viendo como el cuerpo de Eros se desvanece entre la oscuridad de la habitación —Espera Eros... —le susurro con un nudo en la garganta. Quiero que esa acción haya sido una alucinación, que en realidad aun sigan mis labios sobre los suyos, eso es único que quiero.
Eros se da la vuelta, solo lo alumbra los destellos de la luz de la calle —Ya te lo había advertido Psique —deja salir un gran suspiro y el Eros que era amable y cálido a desapareció, la habitación está dominada por su presencia y su frialdad —Yo no me enamoro, lo tengo prohibido. —dice con firmeza y sin piedad de mis sentimientos.
—Eros —balbuceo. Mis ojos se están cristalizando. y el frio de la habitación es tan notorio que el que entre se congelaría con poner un pie aquí dentro.
—El amor es una debilidad y eso no puedo permitirlo, yo sé lo que tú quieres y no es lo que yo puedo ofrecer.
—¡¿Tú que sabes lo que yo quiero?! —le doy un grito ahogado.
—Tú eres tan... transparente, sin ningún as bajo la manga, pero a deferencia de mi... tú tienes esa magia en la mirada que me hace vulnerable. Y es que nunca lo entenderías yo jamás te lo diría, pero reglas son reglas, psique. —termina la oración apretando un poco lo labios. como si por dentro estuviera sufriendo, pero que va, esa cosa ni sentimientos tiene.
Aspirando por la nariz y aguantándome las lagrimas le pregunto: — ¿Acaso tienes miedo?
Lo veo dudar en su respuesta , esta vez no es decidió ni se apresura a responder como anteriormente lo haría, esta vez se lo está pensando, está buscando la respuesta en su interior. Esa pregunta es mucho más que una simple pregunta a la que espero que le de una respuesta, su mirada es decisiva y parece que no va a doblegarse. Traga grueso haciendo que su manzana de adán se mueva de arriba hacia abajo —No es miedo. Es obediencia —termina la oración y se aleja de mi, su camino es fijo y es hacia la puerta.
Las lagrimas comienzan a brotar de mis ojos y son incontenible, mi nariz comienza a congestionarse debido a eso y mis mejillas me arden por el roce constante de las mangas de mi sudadera en un intento de secar cada una de mis lagrimas... pero es inútil, estas no dejan de salir y en este momento siento empatía con el cielo, ya que estamos igual, ambos llorando y derramando pequeñas gotas de sentimientos. Levanto la vista con los ojos llenos de lagrimas que se desbordan de ellos, no lo veo con claridad pero distingo su silueta, Eros sale de la habitación dejándome sola en esa prisión de hielo. Sin darme importancia, sin decir ni una sola palabra más.
El rechazo se puede superar, pero el abandono y la inferencia no.
NOTA DE LA AUTORA ****
Eale, ¿Cómo están? ando corrigiendo errores y cosillas que me hacen faltan, esto lo estaré haciendo constantemente para que todo este perfecto, a un faltan muchas aventuras ya que este es solo el principio, ¡pero que emoción!
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A UN BESO me rindo ante ti
Teen Fictionenamorarte de alguien implica abrir tu corazón de par en par para mostrar lo mas perturbador de tu ser, enseñarle lo mas frágil y débil de tu persona