19. El frio de la noche

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Capitulo 19

  ¿Quieres irte?

No, quiero ver a la bajista


¿Cuál bajista? la banda es de puros chicos.

Desvío la mirada a través de los cuerpos de los muchachos para mirar a Ari, quien solo se encoje de hombros con su teléfono en la mano y la guitarra colgada sobre él. Le mando unos ojos para que entienda mi molestia pero el muy ingrato se da la vuelta y finge afinar su estúpida guitarra. Ni tarde ni perezosa me pongo de pie sacudiendo mi falda con un poco de rencor.

Maldito hijo de puta.

Maldito. Hijo. De puta...

Es lo único que me repito mientras me dirijo a la salida de su estudio.

—He, ¿adonde vas?

Lo ignoro y paso de él deslizando mi cabello por encima de mis hombros tocando las puntas con mis dedos. Mientras salgo le escribo a mamá.

Estoy con Ari, él me llevara a casa

Mamá tarda en responder pero finalmente lo hace.

Si.

Siento   una ráfaga de ira subir por mi espalda, no hay nada que me moleste más que cuando responden cortantes o de esta manera.Si , ¿si que? si, ¿Qué te vaya bien? o ¿si, está bien no tardes? esto me enoja.

—¿Ya quieres irte? —la voz de Ari no me toma por sorpresa sabia que me seguiría, siempre lo hace.

—No —digo recostándome a la pared que esta detrás de mi, cruzando  los brazos por encima de mi pecho.

—Si venias por la bajista, lamento decepcionarte. —Aristeo suspira con resignación.

Ari saca un par de refrescos de una maquina expendedora, y me ofrece uno de limón, lo tomo con una mano como si no me importara.

—No venia por eso, pero no te voy a negar que me hacia un poco de ilusión —termino admitiendo a la vez que abro la lata con la punta de los dedos.

—Mierda —chista Ari quitándome la lata de las mano como un rayo.Yo solo me rio, mientras sacudo mi manos hacia los lados inclinándome hacia adelante para que las gotas de refresco se escurran.

—Creo que me invitaras de la tuya —bromeo, pero Ari me entrega su lata sin chistar haciendo presión con sus dedos sobre el aluminio delgado de la lata.

—Mierda, ahora estarás pegajosa.

Vuelvo a reírme, pero Ari parece no seguirme sus ojos están enfurecidos y sus cejas están donde azotes, cuando Ari se molesta se los juro que una ceja comienza a brincar, es algo leve pero lo hace, no se si él lo sienta pero en realidad le pasa.

Suspiro quitándome el saco —No pasa nada. —el refresco explotó apenas lo abrí, salpico por todos lados y me mojo un poco el uniforme —Además ya comenzaba a sentir calor —comento quitándome la corbata y desbotonándome un poco la camisa.

Ari tira la lata en un pequeño tacho de basura que esta desbordando de latas de refresco y cajetillas bacías de cigarros.


—Perdón por tratarte como un trozo de mierda —remuelo la punta de los zapatos con culpabilidad sobre el suelo rustico de madera.

No se porque lo digo pero se sintió bien, las palabras se deslizaron solas por mi boca y no pude pararlas. A veces siento que obligo a Ari a hacer cosas que le desagradan, lo incomodan u odia. eso me convierte en mala persona, y no quiero ser una mala persona.

A UN BESO me rindo ante tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora