3. El gran día

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-capítulo 3-

Psique

El gran día a llegado y con eso los nervios, esa emoción combinada con miedo me esta consumiendo viva, ¿Qué tal si llegó con alguien? ¿Qué tal si tiene novia? Me dejo caer sobre la cama de manera dramática mi bata de satín se olea mientras caigo. Tantas cosas están pasando por mi cabeza cosas de hace años, conozco a Eros a la perfección, sobre lo que no se enamora ya me lo había dicho algunas veces antes, pero nunca creí que me lo diría a mi diciéndole lo que sentía. 

Me estoy torturando yo sola con los recuerdos cuando escucho el estruendoso ruido de un montón de platos cayendo y rompiéndose sobre el piso que da comienzo al pasto del patio trasero de la casa de los Abreu, me levanto de un salto y me asomo por la ventana como una vieja chismosa, el aire mueve las livianas cortinas que me ocultan de las personas que están en el patio. La señora Abreu regañando a el personal que esta acomodando todos los platos vasos y mesas, por haber roto una docena de platos e cristal.

 ¡Yo no quisiera estar en su lugar! la señora Abreu es un amor pero también tiene su carácter.  

Aun es temprano como para arreglarme, pero ellos ya están preparando todo para esta noche, no quiero ir. bueno si quiero ir. Lo que no quiero es ver a Eros ¿y si le digo a atenea que me siento mal? 

No. Porque entonces querrá venir a cuidarme  —digo en voz alta rompiendo con el profundo silencio de mi habitación.

 ¿Si le digo que me rompí el pie? ¡ay! no psique eso ridículo. Tengo que aceptar que las cosas se pueden poner tensas entre ambos pero estoy dispuesta a ser tan fría como el aquella noche.

—Psique —me habla mamá desde el piso de abajo

Corro y me siento en las escaleras —Dime?

—Compórtate, y no seas infantil con Eros —me pide mi madre con una sonrisa de compasión en su cara. 

Nadie sabe sobre lo de Eros y yo hace cinco años, fue un secreto entre los dos, yo me prometí no decir nada y hacer de cuenta que nada paso, y así lo hecho hasta hoy, pero mamá sabe como era mi relación Eros antes que se marchará, él es tres años mayor que yo pero eso nunca impidió que forjáramos una gran amistad que nunca fue hacia ninguna otra parte.

Volteo los ojos con un poco de molestia por sus palabras —Si mamá, Eros es un hombre ahora, y no creo que quiera compartir un helado o jugar a las atrapadas como antes —me levanto de las escaleras y me quedo de pie

—Tengo que trabajar, si la fiesta termina tarde no regreses sola casa pídele a Heracles o Hermanes que te acompañen hasta aquí, no molestes a Eros seguramente estará cansado por el vuelo y la fiesta —mamá toma sus llaves de la mesa y se acerca hasta mi

La miro con cara de «Buahh» que pesada» —si mamá

Tampoco es como que pensara en hablar con Eros

Pone su mano sobre mi mejilla careciéndola con sus dedos —Nos vemos mañana en la mañana —me dice y se aleja de mi dejándome de pie en la escalera.

La horas pasan tan rápido que sienten como segundos, para cuándo miro el reloj son las nueve quince

—Diablos —grito al reaccionar ante la hora que es.

Doy un salto de mi cama y corro al baño para bañarme, amarro mi cabello pare evitar mojarlo, me doy un baño muy rápido de cinco minutos, corro hasta mi clóset con la bata puesta me quito la bata y me pongo la ropa interior a toda prisa, pero me distrae una risa a labios cerrados volteo hacia el único lugar del que puede entrar ruido ¡la ventana!, y lo primero que veo es a Heracles de pie afuera en su balcón que da justo frente a mi ventana, mi teléfono suena y adivine quien es... 

A UN BESO me rindo ante tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora