13. Si no lo pides, no se te dará

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Eros Abreu

—¿Era necesario que te apareciera aquí? —paso de él bajando las escaleras a toda prisa. Miro a todos lados en busca de psique pero parece que desapareció.

Es como si se hubiese teletransportado.

—Si alguien respondiera el teléfono y terminará el trabajo a tiempo, no tendría la necesidad de estar aquí un lunes por la mañana. —habla Antonio desde la cima de las escaleras. mis hermanos sentados desayunando en la barra de la cocina que da de frente a la puerta de entrada

Los volteo a ver y los pillo mirándome, pero los tres apartan la mirada de inmediato

—Vamos princesita, ponte una camisa que desbordas sensualidad —bromea Antonio, bajando los escalones uno por uno con las manos en los bolsillos del pantalón.

Después de bañarme y vestirme estamos ambos en mi despacho, Antonio tiene un libro entre sus manos haciéndose pasar por un lector nato.

—Y bien, ¿Qué es lo que quieres? —lo interrogo, recargando los codos sobre el escritorio

Antonio suspira cerrando los ojos —¿Qué tal el contrato?

Levanto la mirada —¿Cuál contrato? —cuestiono levantado una ceja

Cierra el libro bruscamente haciéndolo sonar —¡Exacto! —exclama —No hay contrato ¡porque no lo firmaste! ¿y por qué será que no lo firmaste?

—He estado ocupado —entrelazo mis dedos cubriendo mi boca

Antonio se separa del librero y camina hasta mí pasando por detrás de mi silla —¿Follándote a la chica de esta mañana? —susurra en mi oído —¿Haciéndola gemir? ¿en eso has estado ocupado? —parece que su serie de preguntas y acusaciones con todo el sentido han terminado.  Deslizando su mano por mi pecho.

—¿Qué coño crees que haces? —cuestiono seriamente, levantando la barbilla para mirarlo

 Miro desde abajo sonreír como un idiota —Eros, Eros, Eros —repite con un tono paciente, entrelazando sus brazos alrededor de mi cuello recargando su cabeza sobre mi hombro.

Gimo en molestia. Antonio hace esto todo el tiempo, sus muestras de afecto son muy particulares.

—¿Con mal humor desde tan temprano? —juguetea con mi cabello.

—¿Por qué no me saludas como los demás? —resoplo

—¿Y también correr de ti como los demás en la empresa cuando estás de mal humor? —contraataca soltándose de mi

—Haga lo que haga no correrías nunca de mi —admito sonriendo un poco

—¡¡¡Ehhhhh!!! —grita

Volteo a todos lados asustado por su grito

—Mi princesa está sonriendo —se burla. Y yo le doy una sonrisa de mala gana —¡Eso le quita lo divertido a nuestra relación! —canturrea lanzándose sobre mí como un gato.

Escucho su respiración en mi nuca —Eres demasiado serio y frío. No te vendría mal ser un poco cálido —sugiere lamiendo la punta de mi oreja.

—Y tu demasiado informal —chisto un tanto empalagado de gestos tan melosos —Por algo te engaño tu novia y se fue con otro —le reclamo a toda prisa sin medir el alcance de mis palabras.

Hago una mueca de shock apenas mis palabras dejan mis labios.

Sus manos se tensan repentinamente. 

Creo que me pase un poco de la línea no debí decir eso, Antonio se descuelga de mi caminado deprimido hacia el sofá que está a un lado del escritorio, giro mi silla como en las películas de manera dramática y un tanto arrepentido mirando directo al chico al cual le cancelaron la boda, para ser mas especifico todo ese embrollo paso el mes pasado. Antonio estaba comprometido con una chica muy atractiva que da clases en una universidad, es alta de piel bronceada y largo cabello color naranja oscuro, solían salir juntos y tener citas muy romántica, llegaron al acuerdo sobre que ambos querían casarse a pesar de lo "jóvenes" que eran en aquel momento y bueno siendo realista solo paso un mes pero muchas cosas cambian y pasan en cuestión de días, a pesar de los comentarios sobre lo jóvenes que eran para tomar ese gran paso ellos seguían firmes en su decisión, y esos comentarios  no los limito a hacer los preparativos: entregar invitaciones y agendar el lugar y la fecha. Aun lo recuerdo con tanta claridad, era un sábado por la noche a eso de las diez cuando escuche unos toques en la puerta de mi departamento, mire por el picaporte y vi a Antonio mirando fijamente al frente, cuando abrí la puerta este entro dando pasos robóticos y se veía un poco aturdido, cuando lo vi lo primero que cruzo por mi cabeza fue  que tal vez lo habían corrido de su departamento o algo así, le pregunte que si sentía bien y el digo algo como: "me dejaron y se fueron con otro" confundido intente sacarle más información pero no respondía a ninguna de mis preguntas, las horas pasaron al igual que viejas anécdotas y varias capítulos de  The Big Bang Theory al final se quedo dormido echo un ovillo con su cabeza recostada a mis costillas y sus manos aferradas a mi camisa, solo pase mi brazo por encima de él para taparlo con una manta y yo también me quede dormido..

A UN BESO me rindo ante tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora