8. Destrúyeme

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Capítulo 8

Después de escupir cada estúpido anillo al suelo,  lamo mis labios repetidas veces saboreando cada parte de ellos, la victoria posándose en mis ojos que podría jurar que brillan con ilusión e inexperiencia, su mano totalmente libre se mueve hacia mi entrepierna con agilidad  y experiencia de lo que hace, el rose de sus dedos en esa parte tan privada y con tanta sensibilidad, su aliento sobre mi nublando mi vista y mis pensamientos  esto será grandioso y magnífico, algo nunca antes experimentado estoy segura, estoy ansiosa y expectante por lo que haga, como diría mi madre «estoy con un ojo al gato y otro al garabato», porque estoy aquí con Eros, pero una parte de mi está atenta a los ruidos externos empapada en miedo a que entre algunos de los chicos o Raquel, siento la punta de su dedo recorrerme severamente, tan despacio, tan lento que me hace temblar, dudando de mis capacidades,  aferrándome a su camisa enterrando mis dedos en ella, mi falda por encima de mi regazo dejando a la vista toda mi piel desnuda, mis piernas aun lado de las piernas de Eros rosando con su pantalón, cada rose se siente mucho mas de lo habitual, es como si toda mi piel fuera mas sensible que antes.

Mi cabeza echada en su totalidad sobre el respaldo del sillón, mi cabello esta machucado por mi espalda, la sensación provoca que me arqué una y otra vez sin parar, sus dedos dentro de mi apoderándose de mi interior y volviéndose parte de mi cuerpo, adueñándose de mis emociones, mi cordura abandonándome, mis ojos volteados hacia arriba disfrutando, la oxitócica que libera mi cerebro no me hace ver las cosas claras...

Deslizo mis manos sobre mi cara y tapo mi boca para callar los jadeos y gemidos que llevo aguantando en mi interior, su cabello desordenado sobre sus ojos cubriéndolos por completo, las puntas un poco mojadas por el sudor de su frente.

Apenas como Eros se percata de mi mano dice:

—No. quiero escucharte, quiero deleitarme. Déjame saborear tus gemidos —su aliento rosa con todo mi cuerpo, tal vez todo lo que necesitamos sea esto para olvidarnos y dejarnos por completo.

—¿Los gemidos se pueden saborear? —intento sonar lucida. mis palabras son entrecortadas, separadas por pequeños jadeos

—Los tuyos si

—¿Qué es lo que pretendes? —mis caderas moviéndose con dificultad debido a que mi piel esta pegada ala cuero del sillón debido al sudor

—No  hay truco, no los hay —intento aguantar pero no no podre mas, esto parece que a comenzado hace tanto tiempo pero en realidad no no lo es, apenas han pasado unos instantes —que hay de ti, ¿Qué es lo que tu pretendes?

Tengo tantas cosas que quiero decirle, los deseos brotan de mi cerebro como alfileres, quiero decirle mis planes y que quiero que el se enamore, eso es lo que pretendo, mis neuronas se desconectan mi cuerpo esta a a su merced y puedo sentir que algo viene algo que se siente bien, intento aguantar pero no lo consigo, gemidos salen de mi boca, uno tras otro, sin piedad sin coma pación de mi cuerpo, arqueada tras arqueada, y de repente 

¡Bum la bomba a estallado!

Exhalación tras exhalación —Eres increíble... y toda mía —su arrogancia es genuina, sus dedos fuera de mi sus manos libres, lame cada uno de sus dedos lo cual me parece sexy ,su rostro serio, sin expresión, sus ojos apoderándose de mi, su mirada atravesándome por completo,  siempre a sido así me siento sometida pero no en mala forma,  la mirada de Eros siempre es helada, pero no lo hace apropósito, así es la mirada de todos lo Abreu sin importar si son de la rama principal o de la secundaria, todos parecen témpanos de hielo, estoy totalmente expuesta ante él, el tenerlo de frente con su cara helada, y su cabello sobre su rostro no puedo evitar el pensar en si ¿esto nos hace mas unido?, el cuerpo de Eros levantándose lentamente poniéndose de pie delante de mi, al verlo subir lentamente no puedo evitar el sentirme nerviosas y distante por lo que cierro de inmediato las piernas acomodo mi falda, trago apretando los labios atenta a sus movimientos a la expectativa de lo que haga, acomoda sus camisa con calma elegancia, alisa sus pantalones, gira sobre sus pies, y camina sobre su escritorio, dejándome ahí sentada como si nada hubiera pasado, tragándome mis sentimientos, me siento usada, sucia su indiferencia me mata, de verdad es así...mis ojos arden quiero llorar eso es lo que quiero, quiero estar en casa en mi cama tranquila, Eros que me has hecho, como alguien es capas de hacerte sentir en el cielo y en un parpadeo estas aplastada en el suelo, 

A UN BESO me rindo ante tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora