CAPÍTULO 31

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Capitulo 31: Contradicción

Sakura se despertó con la brillante luz del sol. Parpadeó repetidamente para tratar de enfocar los objetos familiares que veía a su alrededor. Entonces, se incorporó en la cama y lanzó un gruñido. La cabeza le dolía y parecía que tenía la boca llena de arena. Colocó los pies sobre el suelo y trató de ponerse de pie, pero sólo consiguió volver a caer sobre la cama con un gemido. El dormitorio parecía dar vueltas a su alrededor como si fuera un carrusel. Se agarró la cabeza con las manos con la esperanza de detenerlo.

«¿Qué bebí anoche?», se preguntó. A duras penas, consiguió levantarse e ir a su armario para buscar una bata. Con dificultad llegó a su armario y sacó la primera bata de satin que encontró. Vio que su vestido estaba tirado a los pies de la cama y lo observó llena de confusión. No recordaba habérselo quitado. Atónita, sacudió la cabeza y se apretó una mano contra la sien. Decidió que lo que necesitaba era una aspirina, un zumo y una ducha fría. Al ver que unos zapatos y una chaqueta de hombre la acusaban desde el salón, se detuvo en seco y se apoyó contra la pared.

—Cielo santo —susurró.

Poco a poco, fue recuperando los recuerdos. Neji la había llevado a casa y ella... Al recordar la conducta que mostró en el ascensor se echó a temblar. ¿Qué habría ocurrido después? Sólo podía recordar retazos, pequeñas piezas como las de un rompecabezas destrozado contra el suelo... Pensar que tarde o temprano tendría que volver a reconstruirlo le disgustaba profundamente.

—Buenos días, cariño.

Sakura se dio la vuelta lentamente. Cuando vio que Neji le estaba sonriendo palideció un poco más. Iba vestido tan sólo con unos pantalones y llevaba una camisa encima del hombro, mostrando su perfecto abdomen en todo su esplendor. La humedad de su cabello revelaba el hecho de que acababa de salir de la ducha. «De mi ducha», pensó ella mientras lo miraba fijamente.

—Me vendría muy bien un poco de café, cielo —comentó él.

Entonces, la besó ligeramente en la mejilla, de un modo tan íntimo que Sakura sintió un nudo en el estómago. A grandes zancadas se dirigió a la cocina y ella lo siguió, aterrorizada. Después de conectar el hervidor de agua, Neji se volvió y le agarró la cintura con los brazos.

—Estuviste magnífica —susurró mientras le acariciaba suavemente la frente con los labios. Sakura creyó que estaba a punto de desmayarse—. ¿Te has divertido tanto como yo?

—Bueno, supongo... No... No me acuerdo de nada exactamente.

—¿No te acuerdas? —preguntó él, incrédulo—. ¿Cómo has podido olvidarte? Fue maravilloso.

—Yo estaba... Oh... —musitó. Entonces, se cubrió el rostro con las manos—. La cabeza...

—¿Tienes resaca? —preguntó él muy preocupado—. Yo te ayudaré...

Neji se apartó de su lado y empezó a buscar en el frigorífico.

—¿Cómo puedo tener resaca? Sólo tomé un poco de ponche.

—Y tres clases de ron.

—¿Ron? —repitió ella. Entonces, frunció el ceño y trató de recordar—. Yo no tomé nada más que...

—Ese ponche de frutas —respondió él mientras se afanaba en encontrar su remedio—. Lo preparan, principalmente, con tres clases de ron, blanco, tostado y añejo.

—No lo sabía... En ese caso bebí demasiado. No estoy acostumbrada. Tú... tú te has aprovechado de mí...

—¿Que me he aprovechado de ti? —le preguntó él con un vaso en la mano mientras la miraba completamente atónito—. Cariño, yo no podía ni siquiera dominarte... Eres una verdadera tigresa cuando te lo propones —añadió, con una sonrisa.

—Acabas de decir algo horrible —explotó ella. Entonces, gimió cuando la cabeza empezó a zumbarle implacablemente.

—Toma, bebe esto—dijo Neji ofreciéndole un vaso. Sakura lo miró sin saber qué hacer.

—¿Qué tiene?

—No preguntes —le aconsejó él—. Sólo bébetelo.

Sakura se tragó la bebida de un solo golpe y luego se echó a temblar cuando sintió cómo le bajaba el líquido por la garganta.

—Ugh.

—Es el precio que se ha de pagar por emborracharse, amor mío.

—Yo no me emborraché exactamente —protestó ella—. Sólo estaba algo... aturdida. Y tú... —le espetó mirándolo con desprecio—.., tú te has aprovechado de mí.

—Yo diría más bien que fue al revés.

—No sabía lo que estaba haciendo.

—Pues a mí me pareció que sí lo sabías... y muy bien —afirmó él, con una sonrisa en los labios que destrozó a Sakura.

—No lo recuerdo... No recuerdo nada...

—Tranquilízate, Sakura... —dijo él al ver que ella comenzaba a sollozar—. No hay nada que recordar.

— ¿Qué quieres decir? —preguntó Sakura mientras se secaba los ojos con el reverso de la mano.

—Quiero decir que no te toqué. Te dejé pura e inmaculada sobre tu virginal lecho y dormí en tu sofá, que, por cierto, es muy incómodo...

—Tú no... Nosotros no...

—No —le aseguró él mientras se servía un poco de agua caliente en una taza.

La primera sensación que Sakura sintió fue de alivio, aunque se transformó rápidamente en irritación.

—¿Por qué no? ¿Qué es lo que tengo de malo?

Neji se volvió para mirarla. Estaba completamente atónito. Entonces, lanzó una sonora carcajada.

—Sakura... ¡Eres la contradicción personificada! Hace un minuto estabas desesperada porque creías que te había robado tu honra y ahora te sientes insultada porque no lo hice.

—A mí no me hace ninguna gracia —replicó ella—. Me hiciste creer deliberadamente que...

—Que nos acostamos juntos —la interrumpió Neji—. Y te lo merecías. Me volviste loco desde el ascensor hasta el dormitorio —añadió. Al ver que ella se sonrojaba, sonrió—. Veo que de eso sí te acuerdas. Pues acuérdate también de esto. La mayoría de los hombres no hubieran dejado a un bocado tan tentador como tú para ir a dormir en el sofá, así que ten cuidado con el ponche de frutas que tomas de ahora en adelante.

—No voy a volver a beber mientras viva —juró Sakura—. Ni siquiera voy a volver a mirar la fruta.

Flashes |Nejisaku| COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora