Las mentiras del amor Capítulo 4

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Las mentiras del amor
Capítulo 4

Me acercaba a la oficina del director, sabía que el doctor Esteban me tocaría el tema sobre Any. Él me conoce desde que era una niña, era el mejor amigo de mi papá, y mi padrino.
Al estar cerca de la puerta, me detuve para recogerme un poco el cabello y así no verme tan cansada.
–Toqué la puerta –
Doctor Esteban: — ¡Adelante!
Verónica: — Buenos días, ¿Me mandó a llamar, doctor?
– Pregunté en voz baja –
Doctor Esteban: — Hija, ¿Cómo estás?
– Se levantó de su asiento y me alcanzó para abrazarme –
Verónica: — Bien, padrino. ¿Usted cómo está?
Doctor Esteban: — Tenía días que no te veía, tu madrina te mandó pastel de queso, el que tanto te gusta.
Verónica: — Gracias, ¿Cómo está mi madrina?
Doctor: — Está feliz con el nuevo integrante de la familia, mi hija Isabel ya es mamá.
Verónica: — Que excelente noticia, me la saluda por favor, y a mi madrina también.
Doctor Esteban: — Claro que sí, toma asiento hija, te mandé a llamar por dos razones.
Verónica: — Le escucho...
Doctor Esteban: — Aquí tienes tu contrato, tus horarios establecidos, tu salario, bonos, etcétera. Demoró un poco debido a cambios de administración en la clínica.
Verónica: — Entiendo, ¿Me permite leer, antes de firmar?
Doctor: — Por supuesto, toma tu tiempo.
– Tomé el folder, comencé a leer detenidamente aquel contrato que me ofrecían.
Verónica: — Todo me parece muy bien, excepto el tiempo indefinido. ¿Por qué no tengo una fecha de término?
Doctor Esteban: — Prometí a tu padre que cuidaría de tí, y eso implica también tus intereses.
Tu salario es muy bueno, tu jornada la ordené de la mejor manera para que también tengas vida allá afuera, y no hay fecha límite porque sé muy bien que tendrás mejores ofertas de trabajo.
Verónica: — Pero yo me siento muy bien con los turnos que tengo, y no me quiero ir de aquí, este es el lugar que mi padre escogió para hacer crecer su especialidad.
Doctor Esteban: — Lo sé muy bien, pero vives en el encierro y a tu edad eso no está bien, además eres igual o mejor que tu padre y su mayor anhelo era que llegaras a ser la mejor cirujano cardiovascular.
– No pude evitar sentirme triste y llorar, escuchar a mi padrino me hacía recordar a mi padre; el cuál había fallecido un año atrás.
Doctor Esteban: — Ánimo hija, recuerda que tu padre siempre decía: "Sonríe, que la vida es una cajita de sorpresas, y tú eres una de ellas".
Verónica: — Cómo olvidar aquellas palabras, papá siempre me lo decía en mi cumple años; cuando lloraba al no tener a mamá a mi lado.
Doctor Esteban: — Entonces quiero que recuerdes a tus padres de esa manera, y no te encierres. Vive tus días, recuerdalos con esa energía que siempre mantenían.
Sobre todo, no olvides que nos tienes a nosotros para apoyarte.
– Me abrazó fuerte –
Doctor Esteban: — Sé que tendrás mejores ofertas fuera de esta clínica, y cuando eso suceda, no te detengas por nada y aprovecha de las oportunidades que se presenten.
Verónica: — Así será...
– Limpié mis mejillas –
Doctor Esteban: — Ahora, quiero que me digas, ¿Qué pasa con la paciente de la cama 33?
Verónica: — Ingresó el día Jueves, junto con otras personas, debido a un accidente automovilístico. Fue interveni...
Doctor Esteban: — Al grano, Téllez...
– Cuando mi padrino me llamaba por mi apellido, el asunto era serio –
Verónica: — Estoy cumpliendo con mis horarios laborales, y estoy al pendiente de ella porque es una amiga.
– Respondí de forma rápida, mientras firmaba el contrato –
Doctor Esteban: — Amiga, sí, claro... Te conozco, sólo espero que mantengas claro tu línea de paciente y médico.
Te recuerdo que los demás doctores, pueden adoptar esa postura por un error que tú cometas.
Verónica: — Lo tendré presente, director.
Doctor Esteban: — Ahora el segundo punto a tratar, es que debo hacer un viaje a la ciudad de Madrid. Son asuntos internos, debo viajar hoy mismo y el doctor Acosta me acompañará; por lo que necesito me apoyes en la dirección ante cualquier detalle que surga y en los reportes diarios.
Verónica: — Claro, cuente con ello. ¿Cuántos días estará fuera?
Doctor Esteban: — Unos 5 días aproximadamente, cualquier detalle no dudes en llamarme. Mañana deberás estar aquí, siempre surgen detalles en las guardias de los médicos.
Verónica: — Entendido, me dispongo a realizar mis actividades para poder estar al pendiente de la dirección.
Doctor Esteban: — Estos días no estarás en medicina interna, en urgencias sólo si es necesario apoyo extra. Te quiero firme aquí, ¿Qué pendientes tienes?
– Cerré los ojos para dar una respuesta –
Verónica: — Eh... La paciente de la cama 33 tiene estudios pendientes, y debo encargarme de la orden.
— Retrocedía lentamente —
Doctor Esteban: — Téllez...
Verónica: — Te prometo que es lo último que hago y me quedo en dirección. ¡Te quiero!
– Me di la vuelta para salir de la oficina –
Doctor Esteban: — ¡También te quiero!
– Salí antes de que mi padrino me comenzara a cuestionar, y me dirigí al módulo de enfermería para mis reportes —
Enfermera: — Doctora, le traje su chocolate caliente y desayuno.
Verónica: — Doña Martha, muchas gracias.
Hace tiempo que no sabía que era un desayuno hecho en casa.
Enfermera: — Espero que le guste, vaya a desayunar antes de que se enfríe lo que le preparé, el doctor Roberto sigue en la sala de descanso.
Verónica: — Gracias. — Le di un beso en la mejilla –
Me dirigí a la habitación de Any antes de ir a la sala de descanso, me detuve en la puerta por unos segundos y decidí entrar.
Verónica: — ¡Hola! Pasé a ver si necesitabas algo, en una hora vienen por ti para realizar una resonancia magnética, y también te van a hacer una toma de sangre.
Any: — Necesito salir de aquí, ¿Se puede?
Verónica: — Claro que se puede, ¿Qué te parece un paseo por el pasillo? Incluye un elevador...
Any: — Jajaja, claro... Suena interesante, ¿Irás conmigo?
Verónica: — Me refería al paseo que darás cuando te lleven a realizar la resonancia.
Any: — Lo supuse, ¿Me acompañaras?
Verónica: — No debo hacerlo, pero haré una excepción. Aquí me tendrás en una hora, no te vayas a ir.
Any: — Posiblemente cuando te vayas, me levante de prisa y salga corriendo de aquí.
— Sonreimos –
Aquel comentario parecía chistoso, pero en realidad con el paso del tiempo; lo volvería a recordar.
Me dirigí a la sala de descanso, con una sonrisa boba.
Roberto: — ¿Te llamaron la atención, o te premiaron?
– Me preguntó al verme sonreír –
Verónica: — Algo mucho mejor...
Roberto: — Cuéntame.
Verónica: — Any me pidió que esté con ella en el estudio que se le realizará.
Roberto: — No puedes hacer eso, y lo sabes.
Verónica: — Lo haré, y tú no dirás nada. ¿Cierto? – Jugué su cabello –
Roberto: — Sabes que no lo haré, pero no puedo asegurar que no hablen los demás.
Te estás comprometiendo mucho con la paciente y sabes que no es familiar.
Verónica: — Tengo todo fríamente calculado.
Roberto: — No contaba con tu astucia...
– Respondió en tono de burla –
Verónica: — No seas grosero, además estás hablando con la encargada de la dirección.
Roberto: — ¿Cómo?
Verónica: — El director se va a Madrid con el doctor Acosta, me deja a cargo de la dirección por 5 días.
Roberto: — Eso quiere decir que no sabe nada de la tal Any.
Verónica: — ¿Por qué no te agrada Any?
Roberto: — No es eso, me preocupa que te estás enfocando mucho en ella y sobre pasas las reglas.
Verónica: — ¿Quién te entiende? Primero me decías que no me cierre al amor, que conozca a más personas, y ahora me limitas.
Roberto: — Hay personas que llevan tiempo detrás de ti, y simplemente les ignoras. Y llega esta chica y te da igual pasar las reglas de trabajo.
Verónica: — Eso la hace diferente, alguien que no conozco y que si merece la oportunidad.
Roberto: — Tú sabes lo que haces, sólo recuerda que siempre estaré aquí.
Me voy a preparar para cirugía, nos hablamos más tarde.
– Me dio un beso en la frente y salió de la sala.
Me sentía más confundida que nunca, quería darme una oportunidad en conocer a alguien, y por otro lado tenía miedo.
Era una batalla en mi interior, y que debía arreglar lo más pronto.

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Finita Chávez
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