Las mentiras del amor Capítulo 6

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Las mentiras del amor
Capítulo 6

Sábado
6:00 pm

Habían pasado varias horas desde que me encerré en la dirección, no había surgido ningún inconveniente y mucho menos me había asomado por la habitación de Any.
– Tuve una llamada –
Verónica: — ¿Aló?
Roberto: — Hola, ¿Cómo va su día, señorita directora?
– Sonreí ante su ocurrencia –
Verónica: — Es un día muy tranquilo, a como todo lo que sucede en mi vida.
– Respondí irónicamente –
Roberto: — ¿Y esa respuesta a que se debe?
Verónica: — Hoy me encontré con Minerva, en la cafetería de la clínica.
Roberto: — Supongo te tocó el tema de Eliza.
Verónica: — Intenté evitar esa conversación pero fue inútil, me pidió volver a hablar como antes.
Roberto: — Yo te aconsejé lo mismo, ella no tiene culpa de las acciones de la hermana.
Necesitas sacar ese rencor que tienes acumulado, o de lo contrario dejarás pasar a la persona correcta.
Verónica: — Persona correcta, sí claro...
Roberto: — Aunque me respondas de esa manera, sé que algún día me dirás que tenía razón.
Verónica: — Mejor dime que estás haciendo,  escucho que avientas las cosas.
Roberto: — Vine a casa de mis papás, acá pasaré el fin de semana y estoy acomodando algunas cajas del garage.
Verónica: — Pensaba decirte que me hicieras compañía en la dirección, pero que bueno que visitas a tus padres.
Roberto: — Y yo pensaba invitarte a casa de mis papás, pero al saber que estarías en la dirección; opté por viajar solo.
Verónica: — Claro, y te marchaste sin avisarme.
Roberto: — Te recuerdo que estabas molesta, y preferí darte espacio.
Verónica: — Si lo sé, hoy se coordinaron para enojarse conmigo.
Roberto: — ¿Quiénes? No entiendo...
Verónica: — Tú, te enojaste conmigo en la mañana, luego Any se molestó y no entendí el motivo.
Roberto: — Yo tuve motivos suficientes para molestarme, ¿Por qué se enojó Any?
Verónica: — No lo sé, le presté mi teléfono para hacer una llamada y cuando regresé cambió por completo de actitud.
Roberto: — Creo que te estás enfocando mucho en ella, al menos ya te está demostrando cómo es.
Verónica: — Sé que tienes razón, y para que estés más tranquilo, decidí salir con Fernanda.
Roberto: — Esa noticia me agrada, haces bien y créeme que necesitas despejarte un poco.
Verónica: — Ahora le marco para acordar la hora, ya mañana te cuento.
Roberto: — Estaré esperando tu llamada, te portas bien...
Verónica: — Prometido, me saludas a tus papás. ¡Te quiero, besos!
– Finalice la llamada –
Salí de la dirección y me dirigí a realizar mis últimas actividades antes de retirarme de la clínica.
Trabajadora social: — Doctora, pensé que ya se había retirado.
Verónica: — Estoy en eso, ¿Algún pendiente?
Trabajadora social: — No, ya los médicos pasaron reportes.
Verónica: — Muy bien, si surge algún inconveniente me llaman.
– Decidí ir a ver a Any antes de salir de la clínica –
Verónica: — Buenas tardes, ¿Cómo te sientes?
– Saludé a su amiga Yessenia y me acerqué a la cama de Any –
Any: — Bien, sin molestias por ahora. Pensé que ya no estaba por aquí, como ya no regresó a la habitación.
Verónica: — Estuve en dirección, estos días estaré en oficina.
Any: — Supongo muy ocupada con sus compañeras.
Verónica: — No entiendo tu comentario...
Any: — Vi como...
–Interrumpió su amiga –
Yessenia: — Doctora, le traje un pequeño detalle; espero que le guste.
Verónica: — Muchas gracias, no era necesario... Yo lo hago con mucho gusto.
– Me había entregado unas galletas de nuez –
Verónica: — ¿Tú las preparaste?
Yessenia: — Sí, las hice para usted.
Verónica: — Gracias...
– Mi teléfono comenzó a sonar –
Verónica: — ¿Aló?
Fernanda: — Hola, discúlpame no pude llamarte antes para confirmar la cita.
Verónica: — Hola, no te preocupes... De hecho te iba a llamar para acordar la hora.
Fernanda: — ¿Te parece bien a las 8?
Verónica: — Perfecto, paso por ti a esa hora.
Fernanda: — Vale, nos vemos...
–Al finalizar la llamada, Any sólo me observaba –
Verónica: — Debo retirarme, si necesitan algo, pueden acudir al módulo de enfermería; dejaré indicaciones para que les atiendan.
Yessenia: — Muchas gracias doctora, que pase buenas noches.
Verónica: — Gracias, nos vemos mañana.
Any: — Creí que la tendrían ocupada...
Verónica: — ¿Me explicas?
Any: — Olvídalo, no es nada.
Verónica: — Mañana a primera hora paso a saludarte. Descansa, yo me paso a retirar.
Any: — Igualmente, que disfrute su noche.
– Su mirada era diferente, de cierta forma sentía que estaba molesta.
Salí de la habitación, tomé el elevador y mi mente sólo cuestionaba que pudo haber pasado para que Any se comportara de esa manera.

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