Las mentiras del amor Capítulo 28

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Las mentiras del amor
Capítulo 28

Al salir del elevador, Fernanda me tomó de la mano.
Fernanda: — No te vayas, quédate esta noche a mi lado.
– Nos dirigimos a su departamento y entramos.
Al cerrar la puerta, comenzó a besarme...
Tomó mis manos para enlazarlas con las suyas, y comenzamos a avanzar hasta llegar a su habitación sin dejar de besarnos.
Al llegar ahí, me recostó delicadamente sobre su cama.
Se montó sobre mí; retiró su blusa, soltó su cabello y quitó el broche de su sostén, para llevar sus senos a mi boca.
Rodee sus pezones con mi lengua, los mordí, y succione hasta dejarlos con marca.
Tomé fuerza y quedé sobre ella, comencé a besar su cuello mientras mis manos acariciaban sus piernas y poco a poco me colocaba en medio de ellas.
Besé su abdomen hasta llegar a su pelvis, mordía sus piernas y ella jalaba de mi cabello al excitarse.
Flexione sus piernas y comencé a estimularme sobre ella mientras apretaba mi espalda, cruzo sus pies sobre mi cadera y me impulsaba más.
Nuestras pelvis rosaban, sentíamos la humedad una de la otra y los gemidos no se podían evitar.
Me acerqué a besarla, nuestras lenguas se envolvían y mordió mis labios justo cuando tuvo su primer orgasmo.
Fernanda: — Te voy a extrañar tanto...
– Susurró a mi oído –
Arañó mi espalda, y comenzó a besar mi cuello, mi hombro, sus manos se enfocaron en mis senos, me senté sobre ella sin dejar de moverme.
Acariciaba mi pecho y apretaba mis piernas mientras me veía moverme sobre ella.
Llevé mis dedos a su boca, y comenzó a lamerlos...
Me incliné hacia ella para besarla, tomó ventaja y quedó sobre mí.
Su lengua rosaba mi oreja, mordía mi cuello, se deslizaba lentamente con besos y leves mordiscos; que me hacían estremecer.
Llevó su mano a mi entre pierna y tomó de mis fluidos para colocar en mis pezones, comenzó a lamerlos lentamente...
Tuve un gemido fuerte al sentir sus dedos dentro de mí, sabía moverlos y mi respiración era más agitada.
Sentía correr mis fluidos, estimulaba mi clítoris con el pulgar mientras introducía sus dedos una y otra vez.
Terminé mi orgasmo al sentir su lengua rodear mi clítoris, lo presionó y succionó levemente.
Comenzó a lamer mis fluidos, rodeó mi vulva y besaba mis piernas. Subía lentamente besando mi cuerpo hasta llegar a mi boca y besarme apasionadamente.
Fernanda: — ¿Estás bien?
– Acomodó mi cabello detrás de mi oreja y besó mi nariz –
Verónica: — Sí, estoy bien...
– Con voz agitada –
Fernanda: — ¿Y si te vas conmigo?
– Me miraba a los ojos –
Verónica: — ¿Ir, a dónde?
Fernanda: — A Brasil, allá también puedes trabajar si tú lo deseas.
Verónica: — Fer, tú no estarás estable en un sólo lugar debido a tu trabajo.
No puedo detenerte, y yo no puedo dejar mi trabajo así de un día a otro, no está en mis planes irme todavía.
Fernanda: — Si yo me establezco, ¿Te irías conmigo?
Verónica: — No lo sé, hace unas horas te pedí formalizar y entendí que sigues tus sueños.
No sabemos que pasará cuando estés allá, así que no hablemos de eso.
Fernanda: — ¿Estás molesta porque me voy?
Verónica: — No, no tengo porque estarlo, al contrario, estoy feliz por tu logro.
Me tomó de sorpresa tu viaje, pero eso no significa que este molesta.
Fernanda: — Este es uno de los motivos por los cuáles no tengo una relación estable, no comparten mi sueño, no comprenden que amo mi profesión.
Verónica: — No estarás toda la vida así, llegará el momento en que quieras estar en un lugar estable  y con alguien a tu lado.
Fernanda: — Te acabo de proponer que te vayas conmigo...
Verónica: — Yo quería formalizar, pero no tomando un viaje así.
Quizás en algún momento de nuestras vidas, el destino vuelva a juntarnos, de no ser así, créeme que quedo agradecida por conocerte.
Fernanda: — Te vendré a buscar, y no aceptaré un no, por respuesta.
Verónica: — Espero que me encuentres...
– Se acomodó en mi pecho y la abracé, así estuvimos hasta quedarnos dormidas.
Después de esa plática confusa, ninguna realizó más caricias...

Jueves 09 de Agosto
5:00 AM

Desperté y ella seguía sobre mi pecho, acaricié su cabello.
Me deslicé lentamente para que no se despertara, tomé mis cosas y salí de su habitación para dirigirme a mi departamento.
Al entrar, aventé las llaves sobre la mesa, programé la cafetera, y me dirigí a darme una ducha...
Me quedé por varios minutos bajo la regadera, pensando en las decisiones que había tomado en el transcurso de esa semana y programando mis vacaciones para despejarme un poco, necesitaba salir de la ciudad.
Tomé mi toalla y salí de la ducha, fui por mi
primera taza de café, me senté frente a la ventana.
Me quedé en silencio, coco se acercó a mí y ahí estaba observándome mientras su patita tocaba mi pierna como diciéndome: – Tranquila, aquí estoy para tí...
Acaricié su cabeza, su mirada era tan tierna que me sentí mal por no permanecer mucho tiempo con él debido a mi trabajo.
Verónica: — ¿Sabes qué? Hoy nos vamos juntos al parque, así que prepárate porque vas a correr.
– Le decía a coco, mientras emocionado movía su cola –
Me cambie y preparé a coco para salir, tomé una hoja y un lápiz y comencé a escribir una carta para Fernanda.
《Discúlpame por salir sin despedirme, pero era preferible hacerlo así. Deseo de corazón mucho éxito en esta nueva etapa de tu vida, mucha suerte y buen viaje.
Estaremos en comunicación, cuídate mucho y gracias por permitirme conocerte un poco más.
Besos... Verónica. 》
Doblé la hoja, tomé mis llaves y salí del departamento con coco, nos detuvimos para dejar la carta debajo de la puerta del departamento de Fernanda y avanzamos al elevador.
Llegamos al parque, realicé calentamiento antes de comenzar a correr y coco bien feliz me seguía.
Recorrimos el parque, descansabamos por ratos y no vi pasar el tiempo.
Supe que era tarde porque el señor que vendía periódicos en el kiosko, ya había llegado.
Nos regresamos al edificio, al llegar al departamento me preparé un jugo y tomé una ducha para ir al trabajo.

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