Las mentiras del amor
Capítulo 9Trabajadora social: — Doctora Téllez, buenos días. Requiero de autorización para traslado de paciente.
Verónica: — Buenos días, ¿Motivo del traslado?
– Respondí al detenerme y saludarla –
Trabajadora social: — Hospital Ángeles envía paciente de 13 años, para valoración con el doctor Osorio.
Verónica: — Ingreso, muy bien. ¿Ya localizaron al doctor Osorio?
– Respondía al avanzar hacia la dirección –
Trabajadora social: — Sí, ya viene en camino.
Verónica: — Perfecto, notifica al área de urgencias para que estén atentos al ingreso.
– Entré a oficina, y firmé la referencia –
Trabajadora social: — Doctora...
Verónica: — ¿Sí?
Trabajadora social: — Hoy es el cumple años de Martha, pensamos en ir a su casa al terminar el turno, ¿Le gustaría acompañarnos?
Verónica: — Claro que sí, ¿Te puedo pedir un favor?
Trabajadora social: — Dígame...
Verónica: — Envía un ramo de flores a casa de Martha, que sean lirios blancos, por favor.
Trabajadora social: — ¿Alguna dedicatoria?
Verónica: — No, ella sabrá quien lo envía, por cierto, necesito que redacten una constancia de hospitalización para la paciente de la cama 33, en base al informe del doctor Osorio.
Trabajadora social: — Ok, me encargo de la constancia en un momento.
Verónica: — Aquí tienes mi tarjeta para el pago de las flores, y si necesitan algo para el festejo, haz la compra de ahí, sin ningún problema.
Trabajadora social: — Muchas gracias doctora, me paso a retirar, con permiso.
– Abrí las persianas de la ventana, necesitaba un poco de luz en la oficina; ya que el día aparentaba ser muy largo...
Revisé los informes de la guardia nocturna, me preparaba para comenzar a visitar los módulos, y sólo esperaba la constancia de Any, para ir a saludarla.
– Tuve una llamada –
Verónica: — ¿Aló?
Roberto: — Quiero todos los detalles...
Verónica: — Jajaja, ¿Es en serio? No lo puedo creer... – Respondí al mirar por la ventana –
Roberto: —De acuerdo... Comencemos de nuevo, ¡Buenos días! ¿Cómo te fue anoche?
Verónica: — Eres terrible, pero bueno...
Buenos días, estoy muy bien, ¿Y tú?
Roberto: — No sé, creo que estoy ansioso por saber que hiciste anoche.
Verónica: — Me di una ducha, tuve una cita, cené pizza, tomé vino...
Roberto: — En resumen, estuvo muy bien.
Verónica: — ¡Touché! La tormenta hizo lo suyo, y hoy no la quise despertar al salir del departamento.
Roberto: — Es decir, durmieron juntas.
Verónica: — Así es, pero no de la manera en que estás pensando...
Roberto: — De acuerdo, quiero detalles pero sé que estás ocupada. ¿Te parece bien si almorzamos juntos?
Verónica: — ¿Vendrás a la clínica?
Roberto: — Sí, te marco al llegar para saber que se te antoja comer.
Verónica: — El poder del chisme, Jajaja...
Acá te espero, maneja con cuidado por favor.
Roberto: — Chisme a medias, no es chisme.
Te quiero, hasta luego...
– Finalizó la llamada –
Salí de la oficina, me dirigí al módulo de trabajo social para la constancia de Any.
Verónica: — Señoritas, buenos días...
¿Cómo van?
Trabajadora social: — Doctora, ya está lista la constancia médica.
Verónica: — Muy bien, gracias. ¿Ya pensaron que le harán a Martha?
Trabajadora social: — Querrá decir; que le haremos, porque usted también tiene que ir.
Verónica: — Por supuesto, organicen sus labores y así podrán salir temprano, Isela, encárgate de cuadrar las horas para esta semana.
Trabajadora social: — Sí, doctora.
– Me dirigí a la habitación de Any –
Verónica: — Buenos días, ¿Cómo está la paciente?
– Sonreí al verle –
Any: — Doctora, buenos días... ¿Qué tal su noche?
Verónica: — Muy bien, gracias. ¿Cómo te sientes?
Any: — Mejor, el dolor va cediendo. ¿Que tal estuvo su cita?
– Una enfermera llegó a la habitación –
Enfermera: — Doctora, buenos días. ¿Puedo realizar mi reporte?
Verónica: — Adelante, por favor.
Yessenia: — Doctora, buen día. ¿Cómo está? Disculpe por llamarle tan temprano...
– Comentó al entrar a la habitación –
Verónica: — Hola, estoy muy bien, gracias por preguntar. Aquí tienes la constancia, verifica que los datos sean correctos, por favor.
Any: — Disculpe por ocasionar molestias con una constancia médica.
– Comentó –
Verónica: — Ninguna molestia, en lo que pueda ayudar, con mucho gusto.
Yessenia: — Gracias doctora.
Any: — No respondió a mi pregunta...
Verónica: — Disculpa, ¿Qué pregunta?
Any: — Sobre su cita...
Verónica: — Eh, pues... Bien, todo bien.
– No sabía que responder, pues no recordaba que le había comentado sobre mi cita con Fernanda –
Yessenia: — Any... – Le hacía señas –
Any: — ¿Qué tiene de malo preguntar?
– Le respondió a su amiga –
Verónica: — No entiendo...
– Se quedaron en silencio, la enfermera terminó de redactar el reporte clínico y salió de la habitación –
Verónica: — Me retiro, si necesitan algo más, con mucho gusto.
– Me dirigía a la puerta –
Any: — ¡Espera!
Verónica: — ¿Sí?
Any: — Ayer cuando me...
— Doctora Téllez, una señorita está preguntando por usted.
– La trabajadora social, me decía al llegar a la habitación de Any –
Verónica: — ¿Cómo se llama?
Trabajadora social: — Fernanda Arias
Verónica: – Fer... Que me espere en la oficina por favor, en un momento estoy ahí.
Trabajadora social: — Ok, doctora. Con permiso.
– Me acerqué a la cama de Any –
Verónica: — Me decías que ayer...
Any: — Nada, olvide lo que dije. No haga esperar a su visita.
Verónica: — No me iré hasta que me digas...
– Me senté a su lado –
Any: — Pues como guste, pero no le pienso decir nada.
– Tomó su libro y comenzó a leer –
Verónica: — Any... ¿Es en serio que haces berrinche?
Any: — De ninguna manera, sólo no quiero quitarle tiempo y hay una persona esperándola.
Verónica: — Puede esperar unos minutos, dime por favor.
Yessenia: — Doctora, disculpe que me entrometa... Vaya a su oficina, más tarde pueden hablar.
– Observaba a Any al hacer su comentario –
Verónica: — De acuerdo, gracias Yessenia. Si necesitan algo, me avisas.
Yessenia: — Gracias, que tenga bonito día.
Verónica: — Nos vemos...
– Salí de la habitación sin mirar a Any –
Me molesté por segunda vez por la actitud de Any, comencé a avanzar hacia la oficina y me emocioné al recordar que Fernanda estaba ahí.
Verónica: — Disculpa la espera...
– Dije al entrar, y ella estaba de frente hacia la puerta –
Fernanda: — No te preocupes, más bien discúlpame por venir a interrumpir tu trabajo.
Verónica: — Tranquila, me da gusto verte por aquí. – La saludé con un beso en la mejilla –
Fernanda: — Desperté y vi la nota que dejaste, y pensé en traer desayuno...
– Dio la vuelta y señaló lo que había llevado –
Verónica: — Café, frutas... ¿Desayunas conmigo?
Fernanda: — Yo encantada, ¿No interrumpo tus labores?
Verónica: — En lo absoluto.
Fernanda: — Lo preparé con mucho cariño, espero que te guste.
– Tomamos asiento, comenzamos a disfrutar de lo que había preparado –
Fernanda: — ¿Qué función realizas en dirección?
Verónica: — El director salió de viaje, quedé como suplente por cualquier detalle que surgiera en la clínica.
Fernanda: — Supongo llevas mucho tiempo aquí...
Verónica: — Eh... No, recién firmé contrato.
Es una larga historia, que te contaré en otro momento...
Fernanda: — Entiendo, ¿Qué tal el café?
Verónica: — Está perfecto, en verdad me sorprende que estés aquí, obviamente me encantó el detalle.
Fernanda: — Me alegra saber eso, no sé, la verdad sólo comencé a prepar todo y llegué hasta aquí. Después reaccioné, y pensé en que era una locura venir a interrumpir tu trabajo.
Verónica: — Soy fan, de lo que no es planeado... Creo que es mejor cuando sólo te dejas llevar, y si las cosas no salen bien, al menos se intentó.
Fernanda: — Exacto, es preferible arriesgarse.
– Sonrió –
Verónica: — Estoy encantada, muchas gracias.
Cuéntame, ¿Qué tal dormiste?
Fernanda: — ¡Uf! Demasiado bien, cómo para no escuchar cuando te retiraste.
Verónica: — Te veías tan linda, que preferí dejar que disfrutaras de tu sueño.
Fernanda: — Gracias por la velada...
Disfruté mucho de tu compañía, el clima contribuyó a que fuera especial.
– Deslizó su mano sobre el escritorio y tomó la mía –
Fernanda: — Me gustaría conocer más de tí, seré directa...
– Me miró fijamente a los ojos –
Verónica: — Eh, te escucho...
– No sabía que responder, me sentía nerviosa.
Fernanda: — Me gustas, me pareces muy interesante y me gustaría conocerte más.
Salir juntas, compartir algunos gustos, disfrutar de todo un poco; pero sin establecer una relación, hasta que ambas estemos seguras de querer algo formal.
Verónica: — Vaya, me gusta tu sinceridad...
Lo que me propones es salir juntas, pero sin formalizar nada.
Fernanda: — Así es, con el tiempo nos conocemos y si surgen sentimientos, podríamos hacerlo formal.
Verónica: — A ver, tú quieres que tengamos un free...
Fernanda: — Sí y no, mira... Sé que esto es muy raro, pero...
Verónica: — Adelante, te escucho.
Fernanda: — Vivimos en algo monótono que al comenzar una relación, automáticamente empezamos a tratar a la persona diferente. Por ejemplo: Ayer éramos amigas y hoy nos hicimos novias, dejas de decirme Fernanda, y hoy me llamas: Amor, bebé, princesa, etcétera...
Verónica: — Es cierto, pero considero que es algo normal. Empiezas una relación y sólo deseas tratar con cariño a esa persona.
Fernanda: – Muchas relaciones fracasan a los tres meses, precisamente al no darse la oportunidad de conocerse un poco más, de saber realmente si sienten afecto o sólo es el gusto.
Verónica: — Comienzo a encontrar sentido a lo que dices...
Fernanda: — Yo quiero conocer más de tí, y que dejemos que las cosas avancen solas, sin prisa. Que sea algo natural cuando nazca esa emoción al decirte mi amor, que sea sincero al pronunciar el primer te amo...
Que me conozcas y estés segura de darme la oportunidad de una relación formal.
Verónica: — Sabes, no había visto las cosas desde ese punto. Y tienes mucha razón, muchas relaciones comienzan así, se conocen el fin de semana, platican 3 días y luego son pareja.
Fernanda: — En la primera semana se dicen te amo, pasan 15 días y ya pensaron en casarse, tener hijos, y al cumplir un mes, comienzan a vivir juntas.
Aclaro, no en todas las relaciones sucede el mismo proceso, pero es lo más visto.
Verónica: — Sí, lo entiendo. Y puedo decir que tienes razón, es preferible conocer a la persona conforme avance los días y no forzar nada.
Fernanda: — Yo quiero conocerte y que me conozcas, en su momento ambas decidimos si nos damos la oportunidad de una relación.
Podemos tratar a más personas, pero guardando el debido respeto que nos merecemos, y si alguna decide intentarlo con alguien más, adelante.
Verónica: — Me parece bien, suena justo.
Fernanda: — ¿Aceptas mi propuesta?
Verónica: — Sí, sólo te pido que seamos sinceras ante todo, y que si conoces a alguien que te interese más, me lo hagas saber y sin problema alguno yo sabré respetar.
Fernanda: — Por supuesto, así será.
— Doctora Téllez, se le solicita en el área de urgencias.
– La voz atrapada en la bocina, había interrumpido mi momento –
Verónica: — Discúlpame, debo ir a urgencias.
Fernanda: — Entiendo, sólo recojo las cosas y si gustas te espero.
Verónica: – Vale, si demoro te aviso para que no te aburras en la espera.
De nuevo muchas gracias por este detalle...
– Me acerqué a ella y le di un beso –
Fernanda: — Lo hice con mucho gusto, no es que te corra pero es urgencias...
– Arregló el cuello de mi bata, y me dio un tierno beso –
Verónica: – Te llamo...
– Salí de la oficina, me dirigí al elevador y comencé a sonreír. Estaba experimentando algo nuevo que no sabía cómo resultaría, pero al menos comenzaba a perder el miedo.Derechos reservados Finita Chávez Sígueme en mi página de Facebook Loscoloresdeunalesbiana
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Las mentiras del amor
Short Story¿Quieren saber cómo mentirle al corazón? Esta es una y mil razones para leer. Verónica es una chica que pierde a sus padres y se encuentra en algo enredado llamado amor.