La noche eterna

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Hoy era el día de la gran pelea, usaríamos la batalla de bandas para reunirlos a todos y evacuarlos, al menos ese sería el trabajo de Douxie

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Hoy era el día de la gran pelea, usaríamos la batalla de bandas para reunirlos a todos y evacuarlos, al menos ese sería el trabajo de Douxie. Por mi parte yo estaría al frente ayudando a Jim y los demás cazatroles mientras mi padre luchaba con Morgana. Sabía que mi papá ya no era tan fuerte como antes así que ya estaba lista por si yo tendría que ayudarlo a acabar con mi maestra.

—Entiendo, no te preocupes, yo trataré de ponerlos a salvo a todos—. Douxie me sonrió.

—Por favor no te arriesgues, nadie aquí sabe acerca de tu magia—. Lo miré preocupada.

—No la usaré a menos que sea necesario. Y tú no te mates a ti misma por proteger a los demás—. El semblante de mi novio se convirtió a uno más serio.

—La vida tiene riesgos—.

—¡No Teagan! ¡Eres lo único que tengo y quiero, porfavor termina la batalla con vida!—. Él me había sostenido de los hombros y me miraba directamente a los ojos, se notaba que tenía miedo.

—Yo también te quiero, te prometo que volveré—. Besé levemente sus labios y me alejé de él para comenzar con el plan.

La tierra se rompió y de ahí salió una fuerte llamarada entre roja y amarilla, era Morgana trayendo la noche eterna. Llegué hasta el centro de Arcadia reuniéndome con Toby, Claire, Nomura y Strickler los cuales ya estaba listos para luchar. Los troles malos empezaron a rodearlos y decidí atacarlos con mi magia y romper en varios pedazos a todos los que podía, el problema fue cuando ya no eran solo unos cuantos, si no muchísimos los que estaban por atacarnos.

—¡Strickler abajo!—. Grité y el logró acatar mi orden haciendo que acabara con varios de los  Gumm-Gumms que estaban a punto de atacarlo.

—¡Gracias Teagan! Pensé que la vida de un impuro no valía nada para usted—. Él me comentó mientras yo seguía luchando.

—Yo no pienso como ellos, cambiante o no, estás de mi lado—. Mencioné acabando con alguno de los malos. —Además eres un buen maestro de historia—. Le hablé sonriente.

Los Gumm-Gumms nos rodearon por completo y un camión estaba a punto de aplastarnos sin darme la oportunidad ni de hacer un hechizo, tuvimos la suerte de que Jim llegara junto con un ejercito de troles de buen corazón los cuales nos ayudaron a salir de ahí.
Mientras Claire y Toby llevaban a todos a la escuela yo me encargaba de proteger a Jim para que el solo peleara con Angor Rot y Gunmar.

—Papá, ¿estarás bien?—. Me pregunté a mi misma al notar que la noche eterna seguía y que el hechizo aún no se había revertido.

—Teagan, no veo a Gunmar—. Escuché a Jim pedir ayuda. Había acabado con casi todo el ejercito pero perdió de vista al mayor enemigo.

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