Capítulo 3

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-¿Te corriste?

La voz de Mew Suppasit era áspera al oído de Ohm, y sus manos alrededor de su garganta, incluso más ásperas.

Ohm apretó su entrada alrededor del palpitante miembro de Suppasit, con la esperanza de distraerlo de la evidencia de su clímax enfriándose en el suelo, entre sus rodillas quemadas por la alfombra.

-Te pregunté si te corriste

-gruñó Suppasit, apretando la garganta de Ohm con tanta fuerza, que hizo que su vista le diera vueltas.

La rugosidad de los pantalones de Suppasit contra los glúteos de Ohm y el roce de la camisa todavía abrochada sobre su espalda desnuda, fue un recordatorio visceral de lo vulnerable que era, expuesto, penetrado, y a la merced de Suppasit.

-Sí

-confesó, ahogando la palabra.

Comenzó a sudar frío mientras su cuerpo se sacudía bajo el ataque violento de las crueles embestidas de Suppasit

-. Me corri.

Suppasit gruñó, dándole más duro y empujándole la cara contra la colorida alfombra, mientras se vaciaba en el trasero de Ohm.

Tan pronto como recuperó el aliento, dijo entre dientes:

-Sabes lo que eso significa.

-Suppasit sacó su miembro, dejando a Ohm abierto, sintiéndose usado, sin valor e insatisfecho. Peor aún, insatisfactorio.

Ohm se secó las lágrimas de su rostro con el dorso de su mano, sintiendo sus piernas temblarle mientras Suppasit se levantaba detrás de él y lo tambaleaba con sus pies.

Vacilante, miró alrededor en la sala esplendorosamente decorada, indudablemente con el gusto del omega de Suppasit. El suelo de madera estaba cubierto por hermosas alfombras, y el sofá de terciopelo aplastado, era lo más vanguardista.

La hermosa mesa a un lado del sillón de cuero, tenía un precioso juego de té con rosas en los costados de las tazas.

Ohm tomó una respiración entrecortada. Esta era la habitación donde iba a morir.

Suppasit le dio la vuelta jalándolo, con su rostro arrugado en asco y crueldad.

Elevándose sobre Ohm, parecía un alfa ideal en cada uno de sus centímetros. Con músculos voluminosos, hombros anchos y muslos fuertes, evidentes incluso por debajo de su ropa, y un miembro masivo que ponía al de Ohm en vergüenza.

Conforme Suppasit bajaba la mirada hacia él, el corazón de Ohm retumbaba y su pulso se aceleraba violentamente en sus oídos.

El violento puñetazo de Suppasit contra su pómulo, le quitó el aliento y estalló su visión en estrellas. Luchó por mantener el equilibrio, como montar a caballo por las olas del océano.

Entonces su aliento volvió a desaparecer cuando las manos de Suppasit agarraron su cuello y lo oprimieron fuertemente.

Ohm puso los ojos en blanco arañó impotentemente a las fuertes manos de Suppasit alrededor de su garganta mientras este lo levantaba y sacudía como una muñeca de trapo.

Su miembro todavía semi-erecto, golpeaba contra su estómago, y con brusquedad le separó las piernas.

-Puto asqueroso amanerado

-dijo Suppasit entre dientes.

Ohm trató de gritar, sintiendo un peso en su estómago cuando Suppasit le dio un rodillazo en los testículos.

El vómito se precipitó a su garganta y a su boca hambrienta de aire, casi asfixiándolo pero logró obligarlo a que este retrocediera.

Otro ataque en sus testículos lo dejó convulsionándose mientras Suppasit lo mantenía en alto sujetándolo de la garganta pero entonces lo dejó caer sobre la alfombra.

Amor Entre AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora