Capítulo 4

144 17 2
                                    


Pavel estaba sentado tercamente en la sala bien amueblada, que se encontraba a la derecha de la moderna entrada.

No era una habitación en la que hubiera estado durante las pocas fiestas que Ohm y Singto habían ofrecido en el último año, desde que estaban juntos.

El mobiliario no parecía ser del gusto de Ohm. Era simple y clásico, le faltaba lo elegante pero peculiar que su ropa y muebles que siempre revelaban.

Tal vez esta sala era obra de Singto de ser así, el omega tenía sensibilidades atemporales.

La luz del sol a media mañana se filtraba a través de las suaves cortinas blancas, dándole un sentido adicional de calma a la habitación.

Cualquier otro día, Pavel habría disfrutado tomar té y relajarse allí, pero sus nervios hacían casi insoportable la falta de detalles quisquillosos en los que centrar su atención, por lo que sin parar, cruzaba y descruzaba las piernas la puerta del pasillo se abrió detrás de él, haciéndolo ponerse de pie, aun mirando fuera dede la ventana.

Cruzó las manos frente a él y alzó la barbilla, preparándose para enfrentar a Ohm en cualquier estado que él estuviera en esa mañana.

A pesar de haber pensado en otra cosa durante toda la noche, de pronto estaba sin habla y sin ninguna idea de por dónde comenzar. Así que cerró los ojos, esperando oír cómo Ohm lo saludaba primero.

-Doctor Phoom

-Susurró una voz delicada y suave era un agradable y quedo tono tenor, mezclado con un matiz de hierro que Pavel reconoció.

Había oído que los omegas ejercían esa actitud con los alfas durante toda su vida.

-Señor Prachaya

-respondió Pavel cortésmente, abriendo los ojos y volviéndose para observar a Singto.

Vestía ropa casual de color blanco, unos pantalones y camisa de manga corta que se abría en una pequeña V para exponer sus delicadas clavículas.

Sus pálidos brazos colgaban a sus costados, en un intento por aparecer tranquilo y sereno, pero para Pavel no pasaba desapercibida la forma rápida de la respiración de Singto o cómo su pulso sobresalía en la base de su larga garganta

-. Estoy aquí para hablar con su alfa.

-Ohm está descansando.

-Singto habló por encima de su hombro para que trajeran té, antes de adentrarse en la habitación.

Su largo cabello castaño le llegaba a la altura del mentón, pero al frente estaba peinado hacia atrás, manteniéndolo en su lugar con un brillante broche azul.

Sus ojos eran de un color similar, los cuales perforaban a Pavel como cuchillas

-. No se siente bien.

El estómago de Pavel dio un vuelco.

-Anoche lo vi.

¿Necesita atención médica?

Me gustaría ayudar.

La ceja derecha de Singto se arqueó pero no dijo nada, al tiempo que un sirviente beta, casi un niño, llevaba el servicio de té y lo ponía en la mesa frente a Pavel.

Eso tampoco era lo que Pavel habría esperado de la casa de Ohm.

En lugar de un diseño peculiar, elaborado y de vanguardia, la tetera era lisa y blanca las tazas no tenían asas y estaban hechas de la misma frágil arcilla, blanca y lisa.

Después de que el niño se fue, Singto se sentó frente a Pavel en un sencillo sillón color crema de respaldo alto sin reposabrazos. Cruzó las piernas cuidadosamente, y Pavel notó por primera vez que Singto estaba descalzo y que cada una de las uñas de sus pies, estaba pintada con alguna sustancia brillante que reflejaba la luz de la mañana.

Amor Entre AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora