Capítulo 12

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La mañana llegó fría y confusa, mientras Ohm veía hacia afuera al mar desde la habitación que había elegido como su dormitorio se le quedó viendo al agua grisácea, con la ondulación calmando sus nervios el crujido poco familiar de la vieja casa y sus pensamientos inquietos sobre Pavel, habían perturbado su sueño también había dado algunas vueltas en la cama a causa de Off, dejando que su mente vagara en las implicaciones de la presencia de su primo.

Tomó un sorbo del café aún caliente que alguien le había llevado mientras dormía tomando la taza en sus manos, abrió la puerta que daba a un pasaje privado, conducía a la habitación que Singto había elegido para sí. La puerta estaba abierta y pudo ver a Ren al pie de la cama, ocupado con un montón de cojines con estilo barroco, mientras Singto emitía órdenes.

-Esta habitación es mi peor pesadilla. -La voz de Singto llegó hasta Ohm, aguda y cansada -. Hay tantas cosas aquí llévatelas todas todo fuera, fuera, fuera consigue unas buenas sábanas blancas, y desempaca mis cosas blancas de las cajas que mandé por adelantado supongo que no hay nada que hacer con toda esta ornamentación dorada alrededor del techo, a menos que destruyamos la historia de la habitación, pero consigue unos pintores para que eliminen este disparate de rayas en las paredes también las quiero blancas.

-Por supuesto -dijo Ren, balanceándose con la pila de cojines decorativos de color rojo y dorado, que sostenía en sus brazos.

Ohm fue al primero de los dos baños en el corredor, al lado opuesto del pequeño pasillo que tenía dos grandes armarios, y cerró la puerta detrás de él. Orinó, se duchó y después afeitó, sintiéndose como un hombre nuevo, y puso una sonrisa cuando se encontró a Singto en su habitación, todo de rosa y brillando por su propio aseo.

Singto se sentó en el tocador con estilo barroco en su habitación, sujetando un broche plateado con gris en su cabello, para quitar las hebras castañas de su rostro.

-Ren me dijo que tu primo ya comió y se dirigió a la ciudad

-dijo Singto entre dientes cuando vio a Ohm apoyado en el marco de la puerta de su habitación

-. Tal vez se quedé allí.

-Perdón por su rudeza de ayer.

Yo mismo lo detesto tanto que no puedo decir más que eso.

Singto se encogió de hombros.

-Dijo que ya lo conocías. ¿Cómo es eso?

Singto entornó los ojos. -He conocido a un montón de alfas, Ohm.

Fue en una velada de Philia.

-Ah, por supuesto.

Singto odiaba discutir el estrés bajo el que había estado en las veladas de Philia antes de que Ohm apareciera, por lo que este dejó el tema.

-Te oí decirle a Ren como deseas que tu habitación sea acomodada.

Singto aplicó un poco de polvo plateado sobre sus párpados y difuminó el brillo.

-Sí.

Hubiera preferido estar al final en el extremo sur del pasillo donde el viento sopla más fuerte, pero como acordamos ayer por la noche, es mejor para mí la habitación de al lado, así Off tiene menos rarezas de las que informar.

-Cuando se vaya...

-«¡Seguramente se irá!»

-. Puedes mudarte a cualquier sitio que gustes.

-Una vez que tenga esta de la manera que me gusta, supongo que estaré lo suficientemente contento. -Sonrió Singto -. Lo siento si esta mañana estoy de mal humor, querido. Tuve problemas para dormir con todo ese rojo y negro por todas partes. -Agitó una mano alrededor de la colcha sobre su cama, el papel tapiz de rayas rojinegras, y los cojines que aún quedaban allí.

Amor Entre AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora