Pavel echó un vistazo sobre su hombro, hacia Kao y Gulf en el asiento trasero los caminos hacia la estación del tren en Virona no estaban pavimentados, y los surcos los tenían sacudiéndose hacia todas las direcciones. El anciano que conducía no parecía importarle, obviamente acostumbrado a ello.
-Deberíamos haberle avisado cuándo llegaríamos -dijo Gulf -. Se molestará cuando simplemente aparezcamos.
-A Ohm no le importará en absoluto -dijo Pavel -.Estará contento de vernos. «Especialmente a mí. Espero». Conforme se acercaban, inseguridades ridículas le atormentaban.
-No me refería a Ohm, sino a Singto. Como omega, él supervisa la casa. Se sentirá avergonzado si no están listos para cuando lleguemos.
-Ellos saben que sería hoy en algún momento -lo calmó Kao-. Y tratamos de llamarlos por teléfono, pero las líneas estaban ocupadas.
Gulf se removió en el asiento, con el estómago distorsionando las líneas de su ropa.
Pavel sonrió al ver a Kao estirarse y tocar su movedizo vientre, con una mueca feliz en sus labios.
-¿Va bien el viaje? -preguntó Kao
-. Se está moviendo ahora, pero ha estado muy quieto hoy. -Creo que el movimiento del tren lo arrulló -dijo Gulf, poniendo una mano encima de la de Kao -. Y ahora estos baches lo han despertado. -Siseó y se retorció -. No te pares en mi vejiga - murmuró fríamente hacia su estómago -. Será mejor que cuando salgas seas bonito.
Kao se rió justo cuando Ava chilló desde la transportadora de gato a sus pies.
Gulf había insistido en llevarla en lugar de mandarla a un albergue.
Pavel se volvió hacia el frente, asintiéndole al conductor beta y recordando cómo los ojos verdes de Gulf se habían llenado de lágrimas.
-«¡No puedo dejarla allí por meses!».
-Había gimoteado, y Kao había cedido al instante, metiendo a Ava en una transportadora y sufriendo una media docena de arañazos y una mordida por sus esfuerzos.
-Aquí es -dijo el conductor, entrando por las puertas y yendo por el camino que conducía a una preciosa y enorme casa en la parte superior de la colina. La fachada estaba despintada, pero las flores invernales recién plantadas iluminaban la deprimente mansión. -La propiedad Thitiwat -dijo el hombre mientras se detenía, escupiendo un poco de tabaco dentro de una taza que llevaba entre sus muslos para ese propósito -. Tienen sirvientes que les ayudarán con las maletas. Así que si quiere pagar ahora...
Pavel sacó la cantidad correcta de su cartera y se la tendió, junto con una generosa propina. No estaba de más el caerle bien a los locales desde el principio de su estadía. -Eso es por evadir los baches cuando le fue posible.
-Había un omega embarazado a bordo -dijo el hombre con una sonrisa-. No podía permitir que le ocurriera algo al pequeñito.
Gulf gruñó cuando Kao le ayudó a salir del auto, y Pavel se quedó atrás, mirando la casa y tratando de armar el rompecabezas de historias que Ohm le había contado por teléfono desde que llegó aquí.
Las dunas abajo en la parte trasera y el mar barriéndolas con el agua grisácea con ondas blancas, habían jugado un rol en muchas de las pláticas de Ohm sobre los paseos con Singto, o su tiempo a solas, pero las ventanas en la parte frontal de la casa no ofrecían pistas sobre lo que había más allá de ellas. El conductor y Pavel sacaron el equipaje del maletero y lo colocaron al lado del auto.
Pavel le estrechó la mano al hombre y entonces se apartó justo cuando la puerta principal se abrió y un sirviente beta fue hecho a un lado por Ohm, quien salió como una flecha, con sus oscuros rizos bien peinados y su traje casual a la moda, ajustándole impecablemente. -¡Están aquí! -exclamó, dejándose caer en los brazos de Pavel y abrazándolo como si fueran viejos amigos que no se veían desde hace mucho tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Amor Entre Alfas
WerewolfUn alfa joven desesperado Un alfa mayor con complejo de héroe Un amor prohibido que no puede ser negado.