Capítulo 14

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Pavel echó un vistazo sobre su hombro, hacia Kao y Gulf en el asiento trasero los caminos hacia la estación del tren en Virona no estaban pavimentados, y los surcos los tenían sacudiéndose hacia todas las direcciones. El anciano que conducía no parecía importarle, obviamente acostumbrado a ello.

-Deberíamos haberle avisado cuándo llegaríamos -dijo Gulf -. Se molestará cuando simplemente aparezcamos.

-A Ohm no le importará en absoluto -dijo Pavel -.Estará contento de vernos. «Especialmente a mí. Espero». Conforme se acercaban, inseguridades ridículas le atormentaban.

-No me refería a Ohm, sino a Singto. Como omega, él supervisa la casa. Se sentirá avergonzado si no están listos para cuando lleguemos.

-Ellos saben que sería hoy en algún momento -lo calmó Kao-. Y tratamos de llamarlos por teléfono, pero las líneas estaban ocupadas.

Gulf se removió en el asiento, con el estómago distorsionando las líneas de su ropa.

Pavel sonrió al ver a Kao estirarse y tocar su movedizo vientre, con una mueca feliz en sus labios.

-¿Va bien el viaje? -preguntó Kao

-. Se está moviendo ahora, pero ha estado muy quieto hoy. -Creo que el movimiento del tren lo arrulló -dijo Gulf, poniendo una mano encima de la de Kao -. Y ahora estos baches lo han despertado. -Siseó y se retorció -. No te pares en mi vejiga - murmuró fríamente hacia su estómago -. Será mejor que cuando salgas seas bonito.

Kao se rió justo cuando Ava chilló desde la transportadora de gato a sus pies.

Gulf había insistido en llevarla en lugar de mandarla a un albergue.

Pavel se volvió hacia el frente, asintiéndole al conductor beta y recordando cómo los ojos verdes de Gulf se habían llenado de lágrimas.

-«¡No puedo dejarla allí por meses!».

-Había gimoteado, y Kao había cedido al instante, metiendo a Ava en una transportadora y sufriendo una media docena de arañazos y una mordida por sus esfuerzos.

-Aquí es -dijo el conductor, entrando por las puertas y yendo por el camino que conducía a una preciosa y enorme casa en la parte superior de la colina. La fachada estaba despintada, pero las flores invernales recién plantadas iluminaban la deprimente mansión. -La propiedad Thitiwat -dijo el hombre mientras se detenía, escupiendo un poco de tabaco dentro de una taza que llevaba entre sus muslos para ese propósito -. Tienen sirvientes que les ayudarán con las maletas. Así que si quiere pagar ahora...

Pavel sacó la cantidad correcta de su cartera y se la tendió, junto con una generosa propina. No estaba de más el caerle bien a los locales desde el principio de su estadía. -Eso es por evadir los baches cuando le fue posible.

-Había un omega embarazado a bordo -dijo el hombre con una sonrisa-. No podía permitir que le ocurriera algo al pequeñito.

Gulf gruñó cuando Kao le ayudó a salir del auto, y Pavel se quedó atrás, mirando la casa y tratando de armar el rompecabezas de historias que Ohm le había contado por teléfono desde que llegó aquí.

Las dunas abajo en la parte trasera y el mar barriéndolas con el agua grisácea con ondas blancas, habían jugado un rol en muchas de las pláticas de Ohm sobre los paseos con Singto, o su tiempo a solas, pero las ventanas en la parte frontal de la casa no ofrecían pistas sobre lo que había más allá de ellas. El conductor y Pavel sacaron el equipaje del maletero y lo colocaron al lado del auto.

Pavel le estrechó la mano al hombre y entonces se apartó justo cuando la puerta principal se abrió y un sirviente beta fue hecho a un lado por Ohm, quien salió como una flecha, con sus oscuros rizos bien peinados y su traje casual a la moda, ajustándole impecablemente. -¡Están aquí! -exclamó, dejándose caer en los brazos de Pavel y abrazándolo como si fueran viejos amigos que no se veían desde hace mucho tiempo.

Amor Entre AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora