Capítulo 5

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-¿Entonces estás seguro de que guardará nuestro secreto?

- preguntó Singto de la nada, como si ellos hubieran estado hablando de nuevo de Pavel, cuando de hecho, Ohm había estado tratando de evitar ese tema desde la mortificante revisión de hacía dos días.

-Como dije, guardará mi secreto todavía no sabe nada del tuyo.

- Ohm se miró en el espejo sobre el tocador de su dormitorio, aplicándose maquillaje a toques sobre su mejilla

-. Olvidémonos de que pasó.

Ohm soltó un resoplido y abrió las ventanas hacia el frío y brumoso exterior el aire olía a pavimento mojado y los sonidos del tráfico mañanero ingresaron.

-¿Realmente tienes que ir?

-Sabes que sí Ohm hubiera preferido quedarse en casa, pero su padre lo había convocado en su oficina.

-Con gripe o no

-había exigido Suchart Thitiwat por teléfono, y por desgracia, tenía que hacerlo.

Y definitivamente sería desafortunado cuando llegara, la obviedad de que fue golpeado y que no estaba para nada enfermo.

Esperaba que los moretones debajo del maquillaje le dieran una palidez que pudiera confundirse con enfermedad, y tal vez podría fingir una tos convincente.

Aunque tan sólo el respirar lastimaba sus costillas magulladas.

Por el espejo, Sington lo observaba cuidadosamente, con la habitual mirada que Ohm generalmente encontraba tranquilizadora.

Pero esta semana, con tantos incidentes humillantes apilándose uno encima del otro, esa mirada no le provocaba nada.

-¿Qué?

-preguntó, poniéndose más maquillaje sobre el voluminoso hematoma en su pómulo.

No había manera de ocultar la distorsión, incluso si se las arreglaba para cubrir los fuertes colores.

-El doctor Phoom se ha hecho cargo de los celos de omegas viudos y solteros, ¿no?

-Sí.

Y solía encargarse de los de Gulf antes de Kao.

-Cierto, recuerdo que me hablaste de eso.

-Singto empujó su suave cabello que le llegaba a la barbilla, por detrás de su oreja

-. Pero también se ocupa de los de otros, ¿verdad? ¿De hombres a los que no conoce tanto? Creo que oí a Gulf y a Kao hablar con él acerca de la intensidad de los celos del hermano del jardinero.

¿El joven al que ayuda con regularidad?

Ohm dejó el maquillaje, quedando su mejilla medio cubierta, de modo que la marca rojo-púrpura que seguía expuesta, resaltaba más contra la cobertura.

Se volvió hacia Singto, observándolo de cerca.

La envidia hacia el hermano del jardinero le quemaba, quien tenía el privilegio de contar con Pavel para cubrir sus necesidades.

Singto arqueó una ceja.

-¿Y bien?

-Sí.

La voz de Singto se agudizó: -Él es discreto te conoce tal vez podríamos decirle que tengo celo interminable y...

-No.

-Había muchas razones por las que no quería ir por ese camino, pero la mayor era su preocupación por la situación y reputación social de Singto.

Amor Entre AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora