Capítulo 21

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Lauren respiraba con dificultad, sudando, totalmente encorvada.

-S-sigue -pedía.

La castaña aumentó la velocidad de sus dedos, sintiendo como las paredes de la ojiverde se contraían, hasta que explotó en un maravillosos climax, haciendo que la chica soltara un último gemido.

Serena había salido de la empresa hace tan solo veinte minutos, y _______ no pudo resistirse en tener a Lauren desnuda en su escritorio, gimiendo por más y más. Su mente estaba en paz, la verdad sobre El Tintero por fin había salido a la luz. Pero debía contarle todo sobre Candace a Lauren.

-¿Estas bien? -preguntó la ojiverde.

-Sí -contestó, ayudando a Lauren a acomodarse el vestido.

-Pareces perdida -continuó, mirando sobre su hombro mientras su jefa le subía el cierre.

-Necesito contarte todo sobre Candace.

La ojiverde dió media vuelta para ver a la castaña.

Esta última se sentó en la silla con un suspiro, su cabeza daba vueltas, y solo esperaba que todo saliera bien de esa situación. No se lo perdonaría a sí misma. Sintió como la ojiverde se sentaba en su regazo, acariciando su cabello.

-Candace fue la última mujer con la que estuve, primero solo éramos amigas, me ayudaba a distraerme de mi soledad y desesperación -tragó fuerte mirando los ojos verdes de su asistente sobre ella. -Todo parecía bien, pero ella empezó a demostrar afecto hacia mi, la rechacé varias veces de la manera más gentil que pude -guardó silencio por unos momentos, haciendo que Lauren frunciera el ceño. -Luego me dijo que estaba embarazada. Suerte para mi que no soy hombre -rió. -Me pidió ayuda para mantener a su hijo.

-¿Y cuál es el gran odio entonces?

-Yo la ayudé por unos meses, compré de todo; carruaje, cuna, pañales, incluso pagaba sus citas con el médico. Ella vivía en el cuarto de huéspedes de mi departamento anterior, y poco a poco nos involucramos la una con la otra, pensé que era momento de sentar cabeza con alguien y que tal vez ese embarazo iba a ayudar aún más -________ parecía que quería vomitar. -Una noche, Nancy, mi ama de llaves, estaba ordenando la habitación de Candace, y encontró sus pruebas de embarazo. Todas negativas. Incluso la prueba de sangre era negativa.

Lauren suspiró a penas, tratando de ver directamente a los ojos chocolates de su jefa, pero estos solo miraban al techo.

-La corrí la casa por haberme mentido así, se puso como loca al igual que Serena, ambas solo querían mi dinero. No es que las mujeres sean interesadas, son la mejor cosa del planeta, pero hay personas malas en el mundo, y ellas dos son unas de ellas.

_______ por fin enderezó la cabeza, enfocándose en su asistente. Quién diría que Lauren Jauregui era la perfección en vida.

-No quiero darte la impresión que solo usaba a las mujeres, porque no fue así, con las chicas que estuve teníamos el acuerdo de solo una noche, a lo que todas aceptaban, pero Serena y Candace fueron la excepción a todo eso, y no sabes cuánto me arrepiento de todo eso, de dejarme llevar -dijo con voz apagada, pero sin rastro de ganas de llorar.

-Nunca pensé enamorarme de nadie -bufó divertida. -Pero henos aquí.

*****

Lauren arreglaba su escritorio.

Los contratos con los nuevos escritores yacían sobre su escritorio regados. Era increíble como luego de los sucedido con El Tintero, BookVerly ganó más publicidad, pues al fin la empresa había llegado al número 1, estando en miles de revistas y diarios locales.

Tomó las carpetas en manos dispuesta a ir a dárselas a Camila. Caminó directo a la puerta, esperando que su vestido rojo no se moviera de su lugar, cuando otra persona entró por la misma puerta, haciendo que ambos pechos chocaran.

-¿Puedes fijarte por dónde caminas? -preguntó la mujer.

-Esta es mi ofi... -miró hacia arriba, esa voz la conocía. Sonrió. -Serena, ¿si sabes que estás despedida y que no puedes venir a la empresa?

-Lauren, ¿si sabes que me importa una mierda lo que digas? -dijo enarcando una ceja.

La ojiverde se puso de pie rápidamente, con las carpetas en manos. Serena parecía no haber cambiado, pero algo en ella era diferente. Parecía miserable, como si ni siquiera hubiera podido alimentarse bien. Incluso llegó a sentir lástima.

-¿Dónde está _______? -preguntó la morritos.

-Eso no te incumbe.

-Pero a mi sí -dijo otra mujer de cabellos cortos y rubios entrando a la oficina, vistiendo un vestido de cóctel con escote hasta el abdomen.

-¿Para qué la necesitan? -la voz ronca de la chica de ojos cetrinos podía llegar a ser intimidante, además de esos ojos que tenia entrecerrados.

La rubia bufó divertida, caminando sin más a la oficina de la señora Pavelka. Lauren la miró alarmada, caminando tras ella, siendo detenida por una mano.

-Ni siquiera lo intentes, niña -dijo Serena. -Despídete de ________ de una vez por todas.

Sonrió, caminando tras la rubia. ¿En serio creía que la ojiverde se iba a quedar ahí de brazos cruzados como una idiota? La chica entró a la oficina de su jefa.

Parecía que habría una guerra de sicarios.

_________ estaba parada tras su escritorio, con su pose natural con las manos en los bolsillos de sus pantalones blancos. La mujer rubia estaba cruzada de brazos con una expresión divertida, con Serena tras ella.

-¿Quieres seguirte humillando, Candace? -preguntó la castaña.

-Oh querida, no vengo a humillarme a mi -sonrió, volteando a ver a la ojiverde. -Sino a ella.

La castaña frunció el ceño viendo a su asistente.
-¿Qué tiene que ver ella en esto?

Candace caminó hacia Lauren, pero esta última no retrocedió ni mucho menos, se mantuvo firme en su lugar. 

-Esta niña es quién te ha alejado de mi.

-Nunca estuve contigo -contestó la mayor de todas levantando ambas cejas y negando con la cabeza.

Pero Candace ya no estaba enfocada en la jefa de BookVerly.

-¿Ya te contó lo que pasó lo que tuvimos entre nosotras? -preguntó provocativa. -¿Te dijo cómo solía tocarme todas las noches?

Lauren sonrió. -Por su puesto que me lo ha dicho.

-¿Ah si? -volteó un momento a ver a la castaña, luego volvió su vista. -Espero que también te haya dicho que tú serás la nueva presidenta de la empresa.

La ojiverde la miro confusa. -¿A dónde piensas llegar con todo esto?

La chica volteó a ver a su jefa. Pero se arrepintió, pues si expresión había cambiado, parecía estar alerta a todo lo que Candace tuviera que decir, como si no quisiera que nada más saliera de su boca.

-Claro, era obvio que te diría que la empresa quedará en tus manos, de otro modo, ¿quién la reemplazaría estando ella en prisión? -sonrió cínica.

Obsession (Lauren Jauregui y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora