Capítulo 15

478 35 1
                                    

-Dime la verdadera razón por la que me sacaste así del club.

El Aston Martin estaba estacionado fuera de la casa de Lauren, apagado, con ambas mujeres descansando dentro de él. _______ tenía la vista justo al frente, con una mano bajo su barbilla, y la otra en el volante. Mientras la ojiverde tenía la cabeza gacha, esperando una respuesta e su jefa con el corazón en la mano.

-Contéstame -demandó a penas.

-Ya te lo dije, Lauren -suspiró, volteando a ver a la menor.

-Quiero la verdad.

-Esa es la verdad, ¿no lo ves? -la mujer se acomodó mejor en su asiento para ver a su asistente frente a frente. -No hay nada más que decir, lo he dicho todo fuera del club, y en frente de los empleados de BookVerly.

-Pudiste hacerlo de otro modo -susurró.

-No había otro modo, señorita Jauregui -la castaña colocó su mano en el muslo pálido de la menor, acercándose a ella, mientras está última sentía como sus bragas se volvían a arruinar. -El escucharte decir las cosas que le decías a esa mujer de tatuajes.

La chica de ojos verdosos bajó la mirada a su pierna, donde la mano de su Jefa descansaba. Tan pronto como la mayor lo notó, quitó la mano, acomodándose nuevamente para ver al frente, haciendo que la otra añorara el toque.

-Lamento haberlo hecho, señorita Jauregui, le prometo que no volveré a hacer.

-______...

La castaña salió del carro, rodeándolo. La ojiverde suspiró, tomando su bolso con fuerza hasta que sintió como la puerta de su lado se abría. La chica salió rápidamente, sin atreverse a ver la cara de su jefa, parecía casi humillante. Lo único que quería era entrar a su casa y dormir por una eternidad.

La mayor quedó frente a su asistente, observándola con ternura, podía ver su vergüenza, y sabía que ella se lo había ocasionado. Tomó el rostro de la ojiverde, haciendo que la viera a los ojos. Lauren hacía todo su esfuerzo por no desviar la mirada, pero empezó a hacerse difícil al ver como ______ empezaba a acercarse a su rostro, tan lento. Tan lento, que hasta dolía.

Pero la castaña desvió sus labios, dejando un beso en la mejilla de la más baja. Esta última suspiró, seguía con sus juegos.

-Descanse, Señorita Jauregui.

*****

Todos parecían estar nerviosos en la oficina, casi corriendo de un lado para otro.

La ojiverde llegó a su oficina, justo a tiempo para entregarle el café a su jefa. Ese día Lauren llevaba un pequeña falda y saco a juego, incluso había cepillado su cabello, dejándolo liso y suelto. Se acercó a la oficina de la señora Pavelka con el café y su agenda en manos. Y entró sin más.

-Bue...

-¡¿Cómo va a ser eso posible, maldita sea?! -gritó al teléfono con una mano en la cadera, viendo a la ciudad. -¡Esa demanda no se puede llevar a cabo, es una locura!

La chica de ojos verdosos contuvo el aliento,  ¿una demanda? Esperaba que hablara de otra cosa, excepto de la editorial. Sus ojos se desviaron a la puerta principal, donde la morritos entraba con un escote que no dejaba mucho a la imaginación. ¿Tan temprano y ya quería acaparar la atención de _______? No lo iba a lograr.

-¡Me importa una mierda! -gritó más enfadada, volteando y al fin cayendo en cuenta de la presencia de ambas mujeres. -Te dejo, hablamos luego, y más vale que me des buenas noticias.

-¿Problemas? -preguntó Serena con un puchero.

Lauren rodó los ojos, acercándose al escritorio de su jefa para depositar el café en el lugar de siempre.

Obsession (Lauren Jauregui y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora