Capítulo 19

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-Cuando la señorita Cabello empezó a trabajar para mi, fue en las épocas donde la muerte de mi padre era reciente -la chica de ojos verdosos escuchaba con atención, mientras daba pequeños bocados a la comida que Nancy, la ama de llaves de _______, había preparado. -Yo estaba completamente pérdida, había perdido el rumbo de todo. Y cuando conocí a la señorita Cabello pensé que ella podría sacarme del vacío emocional que estaba sintiendo.

Lauren soltó el aire acumulado en sus pulmones, cruzando las piernas con un poco de dificultad por el ajustado vestido crema.

-Entonces me involucré con ella, de una manera sexual -la mujer sentía vergüenza de hablar así de una mujer, por lo que agachó la mirada a la comida, sintiendo nausea de inmediato. -Pero la señorita Cabello quería más que solo una relación... espontánea. Pero yo no podía dárselo, porque estaba dañada en el interior. Intenté varias semanas en obligarme a sentir algo emocional por ella. Pero no pasó nada -tomó un sorbo del vino tinto, sin atreverse a mirar a Lauren. -Se lo expliqué una y otra vez, y cada vez era más difícil, porque cada vez ella trataba de convencerme de que podía enamorarme, y siempre terminábamos en la cama luego de esas pláticas.

La chica de ojos verdosos suspiró. Le dolía saber todo eso, sabía que no tenía porqué molestarse, pues era su pasado. Pero aún así, sentía celos. Ellas ni siquiera habían pasado a más de besos y caricias atrevidas.

-Como verás, nunca me enamoré de ella, y la lastimé mucho, pues me acostaba con ella, y luego mi cabeza lo negaba todo. Pero por alguna razón yo siempre regresa con Camila, y fue ahí cuando pensé que ya sentía algo por ella -la castaña subió los ojos chocolate a su asistente, que tenía un rostro incomodo. -Pero no era así, era el sentimiento de culpa.

-¿Y qué pasa con Serena?

La mayor bufó divertida. -Ella apareció luego de Camila, pero las dos acordamos al principio que no involucraríamos sentimientos. Y bueno... empezó a acosarme, y terminé todo tipo de cosas con ella. Luego apareció Candance...

-No quiero saber todo tu historial -interrumpió la menor empujando el plato a un lado, disgustada. -¿Como mierda no sabías el segundo apellido de Serena?

-Lauren, nuestra relación fue puramente sexual. Además, ¿no eres tú la que hace los contratos?

-Eso no significa que me sé el nombre completo de cada empleado de la editorial -suspiró tomando todo el contenido de su copa de un solo. Volteó a ver a su jefa, que la miraba con una ceja alzada.

Ver a _______ Pavelka con pantalones azules marino de Nilo, con una camisa blanca ajustada, y chaqueta negra era bastante excitante. Al menos para la ojiverde.

-¿Como es eso que Serena esta en la empresa gracias a ti? -preguntó.

-¿Disculpa?

-Una de las discusiones que presencie de ambas, le dijiste que le estabas pagando por lo que pasó, ¿qué pasó?

La mayor se levantó de su silla con la copa en manos, caminando despacio por la habitación del comedor, sintiendo la mirada esmeralda de su asistente sobre ella, en cada paso que daba, que cada respiración que soltaba.

-Ella se enamoró, Lauren, pero no de mi -miró a la menor. -Sino de mi dinero. Empezó a acosarme para que yo le diera una manutención por alguna estúpida razón, lo cual nunca hice. Ignoro completamente lo que pasó con su vida luego de eso, pero regresó a mi miserable, sin un centavo, reclamando que todo había sido mi culpa, que todo lo que perdió fue gracias a mi. Me hizo sentir tan culpable esa noche que simplemente le aseguré un puesto en BookVerly.

La Señorita Jauregui por fin empezaba a ver el lado vulnerable de su jefa. Su rostro se veía sombrío, sin expresión alguna, y las sombras de las luces la hacían ver más apagada, como si hubiera quitado una mascara que la mantenía esclava de sus emociones.

-No soy tan insensible como piensas, ojitos -dijo por fin de una larga pausa. -Dinah siempre estuvo conmigo, ayudándome a superar la muerte de mi padre, y alejándome de la mala vida que estaba llevando con el sexo, y a poder enfocarme solo en mi trabajo.

________ caminó de nuevo a la mesa, pero hacia donde la ojiverde estaba sentada. Esta última giró su cuerpo lo necesario para estar frente a su jefa, teniendo que inclinar la cabeza hacia arriba.

-Pero eso no duró mucho tiempo, porque cuando asumí la presidencia de BookVerly conocí a una terca mujer con ojos verdes como una esmeralda -la menor rió. -No te rías, era desesperante en verdad.

-¿Por qué?

La castaña subió una mano a la mejilla de la ojiverde, acariciando su bello y pálido rostro, pasando su dedo pulgar por eso labios rosado que la enloquecía, pudiendo ver los dientes delanteros que la hacían perderse, tan característicos de Lauren Jauregui.

-Porque volví a caer en la tentación con esta mujer, hacía de todo para que ella me buscara, pero ella era más inteligente que yo, e inició un pequeño juego entre nosotras.

-Eso se oye interesante -dijo sonriendo.

-Lo fue, en su momento -susurró, haciendo que la menor se levantara de su asiento. -Pero ya no más.

La chica de ojos verdosos borró su sonrisa, desilusionada. -¿A qué te refieres que ya no?

-Me harté de imaginar a esa mujer de ojos esmeralda, de solo tenerla en mi imaginación -dijo pasando sus manos por la cintura de su asistente, pegándola más a ella. -Porque es momento que sea mía.

Sin pensarlo se abalanzó a esos labios que la llamaban, creando una guerra entre sus bocas. Lauren enredaba sus dedos en el cabello castaño de _______, soltando pequeños gemidos. Era un gusto que Nancy se hubiera ido luego de servir la cena.

La mayor llevó sus manos al trasero de Lauren, subiendo su ajustado vestido, teniendo contacto con solo su fina ropa interior, sintiéndose orgullosa de ser merecedora de los gemidos que la chica soltaba. Alzó ambas piernas, para que la ojiverde las enrollara en su cintura.

Se sentía dichosa. Ambas se sentían dichosas esa noche.

El arte de la sexualidad era increíble, haces cosas de las que no te crees capaz de hacer ni en un millón de años, ni porque el mundo fuera a acabarse en segundos. La castaña subió hasta la segunda planta, aún con la ojiverde en brazos, hasta terminar en la inmensa cama con olor a menta de la mayor.

Pero Lauren no era ninguna lenta en todo esto. Quitó la camisa de la más alta de un tirón antes de caer sobre la cama. El sonido de sus bocas chocando eran lo único que se escuchaba en la habitación, más el ruido de los autos de afuera con la ciudad. La castaña bajó el cierre del vestido crema en la espalda de la menor, con tanta fuerza que temió romperlo. Le compraría uno nuevo.

Pero las vistas privadas son las mejores que pudieron haber existido; la dicha de que solo ella misma podía ver a Lauren Jauregui en solo bragas tan finas que parecían que no existían, y que pronto dejaron de estorbar. Pero no era eso lo que la emocionaba más, sino el hecho de que Lauren la dejara verla tal y como es, sin censuras, y no hablaba solo de lo carnal, sino de su persona, su mentalidad, su corazón.

_______ sonrió, llevando su boca a uno de los pechos de su asistente, mientras bajaba lentamente una de sus manos hasta su entrepierna, mientras escuchaba los gemidos y como su cabello era revuelto por una par de manos traviesas.

La chica de ojos verdosos se retorcía de placer, pues los dedos de su jefa hacían un increíble trabajo en su parte íntima, y su boca la estaba matando. Hasta que sintió como la cabeza castaña bajaba por su cuerpo, hasta introducirse en medio de sus dos piernas. La observó, recibiendo una mirada de la señora Pavelka de regreso. Sonriendo.

Obsession (Lauren Jauregui y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora