VI

4.8K 644 97
                                    

"¡A-Yuan, ven aquí!"

Shen Yuan negó con la cabeza y siguió gateando por el pasto en la cumbre de Bai Zhan. Un cervatillo se acercó a él y empezó a impedirle el paso con su cabeza y sus patas, moviendolas a cada nueva dirección que el niño intentaba tomar. Liu Qingge llegó corriendo hacia ellos y alzó a Shen Yuan en sus brazos, sacudiendo el pasto y la tierra de las túnicas de su hijo. Shen Qingqiu lo mataría si volvía a llevarlo sucio.

"A-Yuan se ha vuelto demasiado rápido" se sorprendió el cervatillo. Se trataba se Yang Yixuan.

"Pronto le enseñaremos a transformarse y a caminar."

Liu Qingge era uno de los alfas más poderosos que se podían encontrar; era joven, muy atlético y, sin afán de presumir, era inmortal. Había tenido un riguroso entrenamiento desde que era niño para llegar hasta donde está ahora.

¡Pero le era imposible creer que su hijo tenga la energía suficiente para cansarlo!

Yendo y viniendo por toda su cumbre, pasando entre los discípulos durante los entrenamientos, esquivando cosas con todas las reparaciones que se hacían casi a diario en su pico. Simplemente era difícil y estresante seguirle el paso. ¿Qué tenían los niños en esos días como para no cansarse?

Shen Yuan ya tenía ocho meses y la energía suficiente para conquistar el mundo; ahora que sabía gatear trataba de ir meterse en cada hueco en el que cabía ensuciando y rompiendo en la parte de las rodillas toda su ropa. Liu Qingge no se preocupa mucho por eso, Shen Yuan tiene una gran variedad de túnicas y sus padres siempre procuran traerle más cada vez que lo ven. Su hijo estaba creciendo rápido, así que de una u otra forma pronto dejará esas túnicas atrás.

El problema era enfrentarse a Shen Qingqiu y el coraje que le daba cada vez que veía la ropa rasgada y a su hijo desarreglado pensando que el padre alfa del pequeño lo descuidaba demasiado.

Liu Qingge pensaba que por lo menos él sí dejaba a su hijo divertirse. Todo eso era parte de ser niño, el meterse cosas a la boca, ensuciarse de vez en cuando.

Shen Qingqiu era quien descuidaba a Shen Yuan no permitiendole divertirse. Como si los libros de cuentos y la caligrafía fuesen a darle gracia a un bebé de ocho meses...

🍁🍂🍁🍂🍁🍂🍁🍂

"Uno, dos, uno, dos..."

Shen Yuan ponía un pie delante del otro escuchando a su Shijie contar. La joven y bella discípula agarraba con cuidado y seguridad sus brazos para ayudarlo a sostenerse.

Finalmente pudo conocer a Ning YingYing hace unos meses el día de su llegada a la cumbre. Fue a la casa de bambú y la recibió Shen Qingqiu, dándole una larga platica sobre el cuidado que debe tener al ser una omega, incluso si en su cumbre sólo habían betas y omegas. Le aseguró que si necesitaba ayuda acudiera a él. Fue extraño escucharlo ser bueno con ella sin algún sentimiento de posesión o lujuria. En la novela original la fijación de Ning YingYing por Luo BingHe le habían costado demasiados castigos al pobre protagonista.

Shen Yuan había creído que se trataban de celos o algo parecido. Verlo de esa forma, en esa situación, solo le podía recordar a una madre o una buena maestra teniendo consideración por su alumna, tratando de velar lo mejor posible por su seguridad y castidad. Nada malo en realidad.

Justo ese día Ning YingYing también conoció a Shen Yuan, siendo una de las únicas encargadas de cuidar del niño cuando su Shizun no pueda.

Solo ella y Ming Fang tenían ese privilegio. No cualquiera podía tocar o cuidar de Shen Yuan sin la supervisión de Shen Qingqiu.

Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora