VII

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"¡Cuidó de A-Yuan!"

"¡Debió avisarnos primero que nuestro hijo estaba con él!"

Liu Qingge dejó salir una amarga risa. En cuanto habían llegado a la casa de bambú, sus padres se enfrascaron en una fuerte y acalorada discusión después de dejar a Shen Yuan en su cuarto dentro de la cuna.

"¡Qué tan ingrato puedes ser Shen Qingqiu! ¡fue un error, no nos dijo nada pero cuidó de él! ¡A-Yuan está bien!"

"¡Estaba preocupado por él!" Hubo una pausa por parte de Shen Qingqiu "Es por eso que nadie puede ni debe cuidar de mi hijo más que yo... de esa forma estará más seguro. Shen Yuan también es tu hijo, ¿por qué estás tan tranquilo con esto?"

Liu bufo "Yo también me preocupé cuando tu discípulo principal vino a mi cumbre para ver si yo tenía a Shen Yuan porque mi hijo no estaba en Qing Jing donde su madre lo cuida todo el tiempo."

"¿Ahora esto es mi culpa?"

"No. Ya dijimos que tú discípula debió cuidarlo mejor y ya la castigaste, fue un descuido" dijo Liu Qingge.

"Un descuido en el que probablemente Shen Yuan habría gateado a otra parte o caído por un lugar peligroso o haberse ahogado en un río."

Ya morí una vez, no sería tan estúpido para cometer un error como ese, gracias.

Se escuchó la puerta abrirse y cerrarse de golpe antes de estar la casa en total silencio durante unos minutos. Luego Shen Yuan pudo oír el fuerte ruido de un objeto de vidrio rompiéndose, cosas cayendo y siendo arrojadas en la otra habitación. El niño cerró los ojos esperando a que el ruido cesara.

Pasos dirigiéndose a la habitación, la puerta se abrió iluminando la oscuridad con un rayo de luz. Shen Qingqiu sacó a su hijo de su cuna y lo recostó pegado a él sobre la cama del omega.

En donde estaba, Shen Yuan podía oler el pesado y agrio aroma a bambú del señor del pico de Qing Jing. El corazón de quien ahora era su madre latía rápido y con fuerza, podía sentir su pecho buscando aire para mantener la calma.

Un sollozo se escuchó.

Una mano temblorosa acarició el corto cabello de Shen Yuan con cariño y unos labios mojados por lágrimas besaron repetidas veces su frente y la coronilla. Shen Qingqiu le estaba abriendo su corazón a Shen Yuan como nunca lo había hecho con nadie porque era su hijo; un niño que creía él que no entendería lo que estaba pasando en ese momento, que no sería capaz de entender el sufrimiento de su madre.

Pero Shen Yuan lo entendía. Lo sabía porque aunque su cuerpo fuera el de un bebé, su mente tenía años de malas experiencias y sabiduría.

Shen Qingqiu lloraba con él porque no tenía a nadie más con quien hacerlo. Porque también era una persona en ese mundo y era capaz de llorar.

No solo era el villano de un mundo mal construido.

El bambú olía a tristeza y frustración. Había enojo mal disimulado. Le recordaba un poco a sí mismo en su vida anterior; enojado porque sus padres jamás fueron capaces de entenderlo del todo; solo en su habitación escondido bajo las sábanas porque no tenía a nadie con quien desahogarse y su hermana aún era muy pequeña para darle enormes preocupaciones. Aunque Shen Yuan fuese uno de los hijos menores y no fuese a heredar ninguna compañía, sus padres nunca creyeron que estudiar una carrera de letras fuese lo suficientemente bueno para él.

Y siempre que sintió que le daban la espalda lo único que podía hacer era gritarle a una almohada y esperar que no se le subiera la presión.

Shen Yuan en apoyo al omega aferró su pequeña mano a la de Shen Qingqiu siendo capaz de poder tomar unos cuantos dedos de su mano. Qingqiu cerró su mano alrededor de la de su hijo.

Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora