XXXII

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Luo BingHe deshizo el sueño y ambos despertaron. Al abrir los ojos, vio el dosel de una cama ser deslizado a un lado, mostrando el cuerpo de Shen Yuan sobre la cama.

Llegó un gran ejército de alfas conformado por la familia Liu y varios discípulos de Bai Zhan siendo liderados por el Dios de la Guerra. Entre todos reprimieron sin mucho esfuerzo a Luo BingHe. Ni siquiera opuso fuerza, ya no tenía razones por las cuales resistirse.

Solo esperaba ser capaz de reencontrarse con la persona a la que tanto amó en su siguiente vida. Esperaba poder proteger a esa persona sin fallar de nuevo.

Ok, mentira. Volvamos a la trama principal.

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Luo BingHe deshizo el sueño y ambos despertaron. Al abrir los ojos, vio el dosel de una cama ser deslizado a un lado, mostrando el cuerpo de Shen Yuan sobre la cama. La habitación a la que había sido guiado entre sueños debía ser la habitación personal de Luo BingHe. Era extraño ver a la persona sobre la cama tan quieta; cuando Shen Yuan dormía, las sábanas siempre estaban alrededor de su cuerpo y despertaba en toda clase de posiciones. Siempre era todo un desastre, pero el cuerpo frente a él estaba tieso y firme, nada parecido a lo que Shen Qingqiu le gustaría ver.

Por un momento Shen Qingqiu quiso creer que ese no era su hijo. Deseaba que fuera alguien más, pero no lo era. Se escuchó un fuerte estruendo y pequeños escombros del techo cayeron al suelo. Luo BingHe cubrió el cuerpo sobre la cama con el propio para evitar que algo le cayera encima. Nuevamente tembló un poco, más escombros cayeron y la puerta de la habitación fue derribada. Liu Qingge, Mu QingFang y GonYi Xiao entraron a la habitación, extrañados por el tranquilo ambiente en el que se encontraban las dos personas en la habitación. Tratándose de Shen Qingqiu y de Luo BingHe, esperaban entrar y presenciar una batalla entre ambos, no una reunión casual. Al ver que Luo BingHe no hacía nada por sacarlos, se acercaron a Shen Qingqiu y vieron el cuerpo de Shen Yuan. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que Liu Qingge vio a su hijo que incluso le tomó unos segundos poder reconocerlo. Tan blanco y sereno.

"No puedo olerlo" murmuró Shen Qingqiu a su lado. Liu Qingge miró a su esposo.

"¿Qué quieres decir?"

"El olor a laurel... no puedo percibirlo."

GonYi Xiao y Mu QingFang se acercaron a la cama y el médico de la secta comentó, cabizbajo: "Al morir todos pierden su escencia."

Nada más simple. Sólo los vivos producen feromonas.

Liu Qingge observó de nuevo el cuerpo de su hijo recostado sobre la cama con un semblante tan sereno, sin sonrisas ni caras de reproche. Resistiendo el impulso de revolver su flequillo, con su labio temblando acomodó el flequillo de Shen Yuan para dejar a la vista sus cejas y sus ojos. Había luchado demasiado tiempo por recuperarlo, por verlo de nuevo y llevarlo devuelta a Cang Qiong, pero nunca se detuvo a pensar en lo que haría la primera vez en que lo tuviera en sus brazos. ¿Sólo se lo llevarían y lo enterrarian en el mausoleo familiar para después volver a Cang Qiong, ahora sabiendo que su hijo estaba finalmente enterrado en algún lado?

Luo BingHe se había apartado un poco para darles su espacio. Liu Qingge miró a Luo BingHe y preguntó: "Después de todo este tiempo, ¿por qué nos dejas verlo ahora?"

"No puedo forzar a A-Yuan a vivir. Parece que tampoco es correcto que lo aleje de las personas que lo aman."

"¿Entonces... podemos llevarnoslo?" Cuestionó Mu QingFang.

BingHe bajó la mirada pero asintió. Mu QingFang y GonYi Xiao no tuvieron que esperar a una segunda confirmación para empezar a preparar el cuerpo para llevárselo, envolviendolo en mantas para dárselo al señor del pico Bai Zhan. Una vez listos para irse, Liu Qingge junto a Mu QingFang y GonYi Xiao se adelantaron. Shen Qingqiu decidió que ese ya era su tiempo para retirarse. Cuando salió de la habitación se detuvo al escuchar su nombre.

Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora