XVIII

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Originalmente todos los maestros viajan junto a sus discípulos todo el camino hacia Jue Di Gorge. Era el lugar de apertura de la Conferencia de la Alianza Inmortal, donde se reunirán las más importantes sectas de cultivo para que los discípulos elegidos demuestren sus conocimientos aprendidos durante los últimos años bajo la tutela de sus maestros.

Dado el hecho que él tuvo que irse dos días antes de la partida oficial para llevar a Shen Yuan con sus padres a su pueblo natal, su viaje a Jue Di Gorge fue por separado. Dejó a sus discípulos bajo el mando de Yang YiXuan y debía alcanzarlos en el camino.

No se preocupaba demasiado por la conferencia. ¿Quería que alguno de sus discípulos ganara uno de los mejores puestos en la conferencia? Era la ambición de todos en ese evento, incluso la suya, pero también conocía el valor de sus estudiantes; como maestro había sido su deber enseñar y patearlos lo suficiente para no hacerlos débiles ni verlos titubear ante la primer señal de peligro.

Cada morete; cada diente caído y los huesos rotos en los entrenamientos no era una simple muestra de la barbarie de un alfa. Era de hecho una forma de conocer y superar tus propios límites; de probar tu sudor y la sangre sin detenerte.

Si un día recibes un golpe en las costillas y sientes que ya no puedes dar más, vuelve mañana y pelea con el mismo dolor y no te des por vencido solo porque duela. Bastaba con intentarlo.

Su cumbre era un lugar de hombres alfas. El hogar de la fuerza y el poder. No había espacio para el miedo o la debilidad. No necesitaba de la confesión ni de los elogios de otros maestros para saber que había entrenado bien a sus discípulos.

Pensando en eso, voló durante horas por encima de árboles y montañas siguiendo el camino que todos recorrían hacia Jue Di Gorge. Tras horas de vuelo divisó una gran fila de jóvenes montando caballos y unas pocas carretas y aceleró para alcanzarlos. Pasó a un lado de los Discípulos de An Ding, luego a los suyos y distinguió las túnicas de Qing Jing junto a las de Xian Shu. Entre todos los jóvenes reconoció a una de las personas que estaba buscando.

Voló cerca del discípulo principal de Shen Qingqiu y este al verlo inclinó la cabeza a la vez que trató de que su caballo no se alterara por sentir el movimiento del Dios de la Guerra sobre la espada demasiado cerca.

"Liu Shishu" saludo el joven beta.

"¿Dónde está Shen Qingqiu?" Le preguntó Liu Qingge.

El discípulo principal de Shen Qingqiu señaló el carruaje que iba al frente.

"Shizun está dentro del carruaje conversando con nuestra Shigu."

El Dios de la Guerra asintió y dirigió su espada hacia un lado del carruaje. Se bajó de Cheng Luan, se apoyó de la puerta del carruaje corriendo junto al carruaje en marcha y se subió al escalón del carruaje. Tocó la puerta y se asomó por la ventanilla.

"Qi QingQi, sal un momento."

La señora de la cumbre Xuan Shu se encontraba sentada frente a Shen Qingqiu, ambos separados por una mesa y un juego de Weiqi a medio terminar. La alfa lo miró de mala manera.

"¿A quién crees que le estás pidiendo que se salga del carruaje?" Gruñó ella "un alfa no puede solo entrar y pedirle a una dama que abandone el carruaje solo para que pueda pasar un momento a solas con su pareja. No es solo de mala educación, también de mal gusto."

"Será solo un momento" insistió él reprimiendo las ganas de gruñir también. Estaba seguro de que si la maltrataba de cualquier forma, ella misma lo tumbaria del carruaje.

"Ahora mismo estoy tratando un asunto de suma importancia con Shen Qingqiu, espera tu turno."

Shen Qingqiu bajó su abanico y miró a a Qi QingQi.

Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora