Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE|

XXXV

[Gracias por elegir nuestros servicios. Disfrute de la travesía y no olvide tener cuidado al respirar.]

Despertar bajo tierra no se convertiría en un trauma, pero despertar en un lugar estrecho, como si fuera un ataúd... bueno, eso seguramente se sumaria a una larga lista de cosas por la que ha pasado en su vida. No le gustaba tener que acumular esa clase de experiencias.

¡Las sorpresas lo persiguen!

Después del encuentro con Meng Mo despertó en un lugar estrecho con paredes de piedra. Usó toda la fuerza que tenía en ese momento para poder levantar la tapa y salir, sentándose en el lugar en el que había estado descansando para ver dónde se encontraba. Estaba en lo que parecía un gran salón deteriorado y con escombros en las esquinas, realmente era difícil de decir si lo que veía eran piedras. A un lado de su ataúd había uno más grande, con finos detalles tallados en la piedra sin tapa que lo cubriera. Shen Yuan ensancho los ojos al ver que había un muerto ahí y decidió mirar a otra parte, era mejor no molestar a los muertos mirándolos mucho tiempo, era de mala educación. Su cabello cayó sobre sus hombros y lo hizo a un lado para que no le estorbara.

Un momento.

¿Su cabello era largo?

¡Y también estaba ciego de nuevo!

Las túnicas que traía puestas eran las que solía usar en Qing Jing, no eran sus túnicas inferiores con las que el cuerpo de la Flor del Rocío había terminado cuando se fue a dormir. Su alma debió volver a su cuerpo original... el cuerpo que se supone iba a ser enterrado. ¿Estaba en su propio funeral? Por la fachada del lugar en definitiva ya no se encontraba en Qing Jing. Pero si no estaba en Cang Qiong, ¿entonces dónde-?

Ay no.

¿Y si realmente estaba en su jodido funeral?

Han habido registros sobre personas que han sido enterradas vivas o despiertan en medio de sus propios funerales.

Al menos no había sido enterrado... aún.

El cuerpo a su lado se levantó, sentándose con una natural elegancia sobre el viejo ataúd de piedra en el que dormía. Shen Yuan ahogó un grito y la persona a su lado lo miró. Una sonrisa se formó en su rostro.

"Joven Shen-"

Shen Yuan intentó salir del ataúd de piedra, cayendo hacia el suelo escuchándose un fuerte golpe. Se alejó arrastrándose hacia atrás hasta toparse con la pared.

Si esta novela hubiera sido escrita por Bram Stoker, Shen Yuan creería que tenía frente a él uno de los personajes de historias de terror más temidos, aquel por el que se temen y crean orígenes e historias de vampiros. Pero este universo creado por Avión no era tan tétrico como las viejas historias de terror clásico con las que se entretenía leyendo por las noches bajo las sábanas.

Unos profundos ojos oscuros lo observaron desde su lugar. Era un hombre pálido y con cejas extrañas, cónicas. Había escuchado que en el diseño de personajes se utilizan ciertos recursos visuales para darle carácter a los personajes. Como las formas y colores que los definían y caracterizaban. Cuando construyen la base de un villano, muchas películas utilizan formas puntiagudas, como los triángulos, para definir la forma y aspecto del personaje. Si ese hombre frente a él fuera un personaje de una película de Disney, a primera vista se sabría que se trataba del villano de la historia. La sombra borrosa del hombre se movió y arrojó algo a sus pies.

"Creo que necesitarás eso para verme mejor. Nunca había visto unos como esos antes. ¿Es un nuevo invento humano?"

Shen Yuan tomó... ¡Ah! Eran sus lentes. Se los colocó a prisa y parpadeó un par de veces para acostumbrar su vista. El hombre en el ataúd lo saludó con la mano y finalmente pudo poner más atención a lo que lo rodeaba. Era un lugar antiguo, con paredes cubiertas de pinturas de demonios bailando de forma salvaje en un círculo formado por las paredes. Si se concentraba lo suficiente, podía creer escuchar risas y gritos de los demonios. Hay ciertas culturas y religiones donde Shen Yuan ha visto cosas como esa, como en una de las festividades paganas dentro del Odinismo y la Wicca: Ostara, el festival de primavera.