XXVIII

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Shen Yuan se encerró en su habitación en el segundo piso de la tienda de armas; estaba molesto; irritado.

¿Pero con quién y por qué?

Empezaba a molestarle el hecho de que sus padres nunca le permitieran presentarse ante otras personas como su hijo si no eran personas de la secta o familiares cercanos. Si no deseaban relacionarlo con ellos, ¡no debieron tener un hijo en primer lugar!

Y Luo BingHe...

¡Luo BingHe!

Un año desde su regreso y nunca lo buscó. ¿No se habían hecho muy buenos amigos en el pasado como para recibir ese trato? Shen Yuan esperaba encontrarlo pronto durante esos años y él nunca apareció frente a su puerta. Sabía cuál había sido el destino que tuvo que afrontar y el rencor que debía sentir hacia Shen Qingqiu... pero Shen Yuan no era el maestro que lo había arrojado a su suerte al abismo. ¿Debía solo mirarlo y saludarlo al verlo de nuevo? Después de saber que solo volvió a coquetear y hacer conexiónes en el Palacio Huan Hua sin acordarse del niño que lo esperaba en Cang Qiong, no podía ni siquiera mirarlo a la cara.

El último año había soñado tanto con él, tenían largas conversaciones recostados sobre el pasto o a la orilla del río en Qing Jing. Pero al despertar sabía que la realidad era distinta. De eso se trataban los sueños.

Se encontraba extrañando a alguien que en un principio solo había visto como un personaje que podía usar para salvarse. Arrojó su velo al suelo y se recostó sobre su cama, dándose la vuelta para quedar de costado, mirando hacia la ventana. Se inclinó hacia la ventana para abrirla y dejar el aire entrar. Ya era de noche y el viento estaba fresco afuera; cerró los ojos y los abrió de nuevo al escuchar un ruido en la ventana.

El viento movía el cabello negro y la luz de adentro iluminaba el rostro de Luo BingHe. El hombre estaba en cuclillas en el alféizar de la ventana, observándolo de forma atenta. Era una vista extraña ver a un hombre tan alto tratando de acomodarse en un espacio tan pequeño. Shen Yuan dio un sobresalto que lo llevó a caerse de la cama en un golpe seco contra el suelo. BingHe entró por completo a la habitación para ayudarlo a levantarse. Shen Yuan lo apartó, sorprendido.

"¿Qué haces aquí?"

Luo BingHe no se vio ofendido por su reacción. Se sentó a la orilla de la cama y contestó gentilmente, contrastando con su apariencia oscura.

"Espero."

"¿A qué?" Preguntó Shen Yuan. Se levantó y sacudió sus túnicas. Sacó de sus túnicas su abanico y cubrió la mitad inferior de su rostro. Esperaba no ser tomado por sorpresa.

"Verte dormir."

¡De esa clase de sorpresas necesitaba prevenirse!

¿Verlo dormir? ¡para qué!

¿Cuándo se había vuelto un acosador su lotito blanco?

"A-Yuan" su nombre fue llamado fuera del cuarto. Era Shen Qingqiu.

Shen Yuan dio un brinco sobre su lugar, cerrando de golpe su abanico. La mirada de Luo BingHe pareció oscurecerse un momento. Shen Yuan intentó contestar sin titubear.

"¿Si?"

"Necesito hablar un momento contigo."

¿No pudiste hablar conmigo más temprano? ¡ahora no es buen momento!

Shen Yuan se giró a ver a Luo Binghe y se acercó a él para levantarlo de la cama. Susurró apresuradamente "Tienes que irte."

Pero BingHe se rehusó a irse, instalándose mejor sobre la cama. Shen Yuan no sabía en lo que estaba pensando realmente en ese momento. ¡Su madre no podía verlo ahí!

Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora