Cuando el taxi paró frente a su casa, bajó con cuidado y entregó el dinero sin preocuparse en si debía darle cambio. Agarrando con más fuerza la correa de su bolso entró a su casa y luego cerró la puerta con llave.
El comedor estaría completamente oscuro si no fuera por los faroles de la calle que llegaban a alumbrar un poco el interior de su casa. El silencio abundaba por todos lados, escuchándose apenas el cantar de los grillos o alguna pelea de gatos en los techos de los vecinos.
Subió rápidamente las escaleras y dándole una mirada a la puerta de sus padres decidió por entrar a su habitación, poniéndole seguro solo para sentirse más cómoda. Su madre tenía ese super poder de no hacer absolutamente nada de ruido por las noches cuando se levantaba, y eso le aterraba. El simple hecho de imaginarse a su mamá entrando a la habitación y encontrar a Taehyung en su forma humana, le hacía tener un paro cardíaco.
Dejó el bolso sobre el escritorio y luego abrió el cierre para poder sacar el peluche. Lo dejó sobre la cama y seguido se dio media vuelta, dándole la espalda y su tiempo para que él se transformara sin tener la presión de su mirada encima suyo.
—Ya puedes girarte.
Tomó aire y apretando sus manos giró sobre sus talones hasta toparse con su mirada. Se encontraba recostado, apoyando el peso de su cuerpo en uno de sus codos, jugando con sus manos entre sí y moviendo su pie de un lado a otro. Se le notaba desinteresado, pero al mismo tiempo un tanto nervioso.
—¿En qué momento te metiste al bolso? —preguntó ella cruzándose de brazos.
—Cuando lo perdiste de vista.
Isabella rodó sus ojos y se encaminó hasta los pies de la cama, mirando con intensidad a los ojos marrones del asiático, los cuales la miraban con la misma intensidad, si no es que peor.
—No tienes derecho a seguirme a todos lados. Respeta mi espacio personal.
La risa irónica que soltó le provocó la hinchazón de la vena en su cuello. El desgraciado podía ser un grano en el culo a veces.
—Nena, perdiste tu espacio personal hace mucho tiempo.
—Cierra la maldita boca —soltó estresada. —. Estás tocándome las pelotas de una manera impresionante. Comienza a trabajar en eso de quedarte quieto en un puto lugar.
Él fingió pensárselo por breves segundos.
—Mmm... no.
Tomó un peluche entre sus manos y se lo arrojó a la cara con la intención de golpearlo, pero Taehyung rápidamente lo tomó entre sus grandes manos. Le dio una rápida mirada al juguete y luego lo dejó sobre la mesita de noche.
—No trates mal a mi pueblo.
—Andas chistosito, eh. ¿Me quieres explicar cómo haremos ahora que Erick y su novia saben sobre ti?
—Bebé, todo está bajo control siempre y cuando no se entere de que soy tu patético muñeco.
Isabella se tomó de los pelos y se acercó a él de manera desafiante hasta quedar pegada a la orilla de la cama. Le arrebató el control remoto con el que había comenzando a jugar y luego lo señaló con éste mismo.
—A partir de ahora tienes prohibido salir de la habitación, ¿Oíste?
Taehyung frunció su ceño desgustado.
—No quiero pensar que acabas de darme una orden, ¿Verdad, nena?
Isabella sonrió de lado y levantando levemente su mentón hacia arriba, respondió;
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𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇 | 𝐊. 𝐓𝐇
FanfictionTodos crecemos con el mismo pensamientos que nos implantan de niños. "-𝐋𝐨𝐬 𝐣𝐮𝐠𝐮𝐞𝐭𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐯𝐞𝐧, 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐯𝐢𝐝𝐚." Por supuesto, Isabella era consiente de ello, es por eso que el día de su decimoctavo cumpleaños de...