• SIETE AÑOS DESPUÉS •
—Entonces me dijo que luego lo hablaríamos.
Con una mano sosteniendo el celular, recorría las tiendas al mismo tiempo que escuchaba la voz de su mejor amiga del otro lado. Sus ojos vagaban por los diferentes puestos de artesanos que se iba encontrando. Entretenida no solo con la vista, sino también con el relato de la pelirroja.
—¿Y hasta ahí quedó la cuestión? —preguntó, dándole una mirada a ambos lados de la calle antes de cruzarla.
—Carajo sí, y me siento tan desesperada.
Isabella sonrió, negando con su cabeza por las cosas que habían comenzado a ocurrirle a Tamara desde que había formalizado su relación. Sabía que su amiga estaba pasando por una crisis amorosa, era por eso que ella siempre contestaba sus llamadas y mensajes, dando algún consejo o simplemente escuchándola.
—¿Y no tienes pensado escribirle?, después de todo fue tu culpa.
—No me lo repitas, haces que me sienta peor. —murmuró del otro lado de la llamada, al borde del llanto.
—Llámala y dile que quieres hablar, estoy segura que no te dirá que no, Tamy.
Con su mano libre se hizo pequeños masajes en el cuello, cerrando sus ojos por el leve dolor de la tensión que sus músculos tenían.
La universidad la había estado aniquilando para esa altura del año, estaba llena de parciales que le consumían la energía y la llenaban de ansiedad. Lo peor era cuando su madre le preguntaba por sus notas, y si bien aprobaba la mayoría de cosas, seguía acostumbrada a que su hija sacara todo por encima de ocho, como en la secundaria. Le había explicado millones de veces que la universidad era algo completamente distinto, y que con un seis, ella ya era enormemente feliz.
—Sí, eso haré... —murmuró Tamara. —. Oye, esta mañana se me vinieron recuerdos a la cabeza.
—¿Sobre?
Paró su paso cuando tropezó con una librería, sus ojos analizando las portadas de los libros que estaban del otro lado de la vidriera.
—¿Aún recuerdas ese día, el del bosque?
Frunció su ceño y se dispuso a entrar al lugar, yendo directo a su sección favorita.
—Sí, ¿Por qué?
—No lo sé, es algo que no pensaba hace mucho tiempo —hubo un silencio en el que Isabella aprovechó para tomar un libro entre sus manos. —. Es tan raro, y me da desesperación no saber qué rayos nos pasó.
—Yo seguiré diciendo que tuvimos un accidente. No tengo otra explicación sobre la sangre que teníamos en nuestras cabezas, además de los dolores corporales. —respondió, restando importancia a un tema que ya no le importaba.
Ya había pasado mucho tiempo de eso, y ella ya había creado su propia teoría, ya que ninguna de las tres recordaba lo que había ocurrido aquel día. Lo único que se venía a su mente al recordar aquello era ella tirada en el suelo, sucia y ensangrentada, con los cuerpos inconscientes de su mejor amiga y de su abuela a unos metros de distancia. El dolor punzante en el pecho y en la cabeza solo le hacían creer que habían tenido un accidente, aún si se le hiciera raro que Mandy saliera de su casa, cuando eso claramente nunca sucedía.
A los pocos días, la policía determinó que claramente había sido un problema; se encontraban cerca de una colina, por lo que dijeron que probablemente habían bajado por allí y habían resbalado hasta caer en zona plana, de allí todos los golpes. Al principio no lo creía, porque era algo raro que las tres cayeran al mismo tiempo de una colina, pero con el tiempo dejó de prestarle atención. Cuando la abuela de su mejor amiga falleció hacía ya dos años, decidió que aquellos recuerdos confusos, se irían con ella para no volver, entonces nunca volvió a tocar ese tema, contrario a Tamara, que siempre lo recordaba, aún después de siete años.

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𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇 | 𝐊. 𝐓𝐇
FanfictionTodos crecemos con el mismo pensamientos que nos implantan de niños. "-𝐋𝐨𝐬 𝐣𝐮𝐠𝐮𝐞𝐭𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐯𝐞𝐧, 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐯𝐢𝐝𝐚." Por supuesto, Isabella era consiente de ello, es por eso que el día de su decimoctavo cumpleaños de...