Sus ojos estaban abiertos y el miedo que cargaba su cuerpo era tan poderoso que el simple hecho de querer gritarle a sus padres para que la oyeran, le fue una tarea difícil e imposible.
Usualmente cuando se asustaba, gritaba, pero en ese momento, lo único que pasaba por su mente era que el chico sobre ella no había entrado por la ventana, porque ésta seguía igual que cuando la cerró antes de dormir. Mientras que por otro lado, la puerta también estaba cerrada, pero no podía confirmar si ésta estaba con seguro, por lo que podría ser una opción. Aún así, si hubiera entrado tranquilamente por la puerta principal, la alarma hubiera sonado al instante, cosa que no ocurrió y probablemente el psicópata violador sobre su cuerpo era un hijo de puta que sabía como manipular la tecnología.
—Dios, eres tan hermosa.
Su voz era tan gruesa y profunda que le daban escalofríos por todo el cuerpo cada vez que le susurraba al oído. Fue entonces que volvió a empujarlo, esta vez con más fuerza, llegando a dejarlo mucho más lejos que el anterior empujón.
Se preparó para golpearle el rostro y así al menos poder huir, porque su voz aún no tenía ni una pizca de agallas para poder hacer presencia. Pero en cuanto levantó su mano, el desconocido acorraló con firmeza su muñeca, dejándola contra la almohada al igual que la otra, impidiendo recibir algún golpe de su parte. Se removió con fuerza, casi desesperada, pero él no aflojó su agarre, sino que le apretó aún más.—S-sueltame. —susurró.
Su voz salió quebrada, estaba desesperada por ayuda.
—Mi amor, ¿No me recuerdas?
¿De qué rayos hablaba?, ¿Recordarlo?, que ella sepa nunca había visto a semejante chico antes en su corta vida. Intentó hacer memoria, pero su cabeza estaba en blanco.
Cuando él se acercó amenazante a su rostro, ella hundió más su cabeza en la almohada, sin la intención de querer rozar sus labios.
—Día y noche, estuve contigo.
¿Día y noche?
Su ceño se frunció, y él le sonrió ante ello. Pasando lentamente su lengua por sus labios logró que la atención de ella cayera sobre éstos.
—Soy tu favorito de entre todos, cariño.
Favorito, favorito su abuela. Lo único que procesaba su cabeza eran las mil y un maneras de poder librar sus brazos, porque sus piernas también estaban acorraladas por las de él.
La tenía completamente inmóvil de los pies a la cabeza, y eso le generaba aún más desesperación a Isabella, quien seguía enojada consigo misma por no poder gritar, menos poder hablar decentemente sin que la voz se le fuera.—¿Te gusta jugar conmigo, Isa? —volvió susurrar sobre su rostro. —. Juega con TaeTae.
El corazón se le paró de un momento a otro, sintiendo una sensación rara recorrerle todo el cuerpo mientras dejaba de forcejear y le prestaba atención a lo que acababa de decir.
¿Cómo rayos sabía él sobre su peluche?. Había estado acosándola desde que era una niña, ¿Tan enfermo estaba?El cuerpo le tiritaba cada ciertos minutos mientras le miraba a los ojos, brillosos bajo la luz de la luna, de un color marrón oscuro.
—¿Quién... e-eres?
—¿Yo?, soy Tae, hermosa. TaeTae.
—Deja de decir estupideces. —susurró, recuperando de a poco la voz.
Él frunció su ceño alejándose unos centímetros, inclinando su cabeza a un costado como si su respuesta le hubiera confundido por un momento.
—Isa, soy Taehyung, tu amigo.
ESTÁS LEYENDO
𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇 | 𝐊. 𝐓𝐇
FanfictionTodos crecemos con el mismo pensamientos que nos implantan de niños. "-𝐋𝐨𝐬 𝐣𝐮𝐠𝐮𝐞𝐭𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐯𝐞𝐧, 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐯𝐢𝐝𝐚." Por supuesto, Isabella era consiente de ello, es por eso que el día de su decimoctavo cumpleaños de...