Capítulo 4

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—Estabas por tirarme, linda Isa. —murmuró Taehyung ahora en un tono más severo.

—No te iba a tirar, te iba a regalar.

—Me ibas a cambiar en todo caso.

—¿Y qué con eso?

—¿Y qué con eso? —preguntó indignado, tomando pie lentamente y en el pleno silencio de la sala. —. ¿Te parece lindo que regales a tu mejor amigo a otra persona?

—Se suponía que eras un juguete, y ya no juego con ellos.

—¿Estás segura de eso, Isa? —en un abrir y cerrar de ojos lo tenía posicionado detrás de ella. Podía sentir el aura de poder que él emanaba. —. Porque este juguete puede hacerte desear volver a jugar... pero no como los viejos tiempos.

—No eres real. —susurro para sí misma, pero él logró escuchar.

  Apoyó una mano sobre el borde de la mesa y la otra en el respaldar de la silla de ella, agachó su cuerpo y dejó su rostro a un costado del suyo, llegando a rozar la punta de su nariz contra su mejilla.

—Podría demostrarte cuán real soy, nena. Solo tienes que perder el miedo.

  Pegó un pequeño salto cuando la mano que estaba sobre la mesa bajó hasta hacer contacto contra su rodilla desnuda. Las agallas no le dieron para voltear a verlo, y más aún cuando sintió sus labios comenzar a besar su piel de manera lenta. Cuando la mano comenzó a subir con leves caricias del lado interno de su muslo, Isa posicionó sus dos manos sobre la de él. La forma en la que su piel caliente estaba sobre ella y sus labios besaban ahora su mandíbula con un poco más de humedad, no le gustaba lo que le estaban haciendo sentir.

—No...

—Te gusta que te toque, no me lo niegues.

  Su voz era otra cosa, algo fuera del universo. Era tan gruesa y única, una voz que nunca en su vida había escuchado antes, y que ahora que lo hacía era casi como una droga.

—Déjame tocarte, Isabella.

  Ella negó con su cabeza manteniendo sus ojos cerrados, sin ser capaz de abrirlos y que él supiera que lo que decía era verdad. Para que viera que en realidad su cuerpo le gritaba que accediera, pero su mente le mandaba un rotundo NO con cada apretada que sus dedos daban en su muslo. De un momento a otro la silla fue girada con brusquedad hasta quedar en dirección a él, fue allí que decidió abrir sus ojos debido al repentino movimiento.

—Te voy hacer caer, nena. Vas a rogar por mí y yo con gusto te daré lo que quieras. —susurró sobre sus labios, llegando a rozarlos entre sí.

  Antes de que pudiera empujarlo o si quiera pegarle, la puerta principal se abrió seguido de escuchar la voz de su madre llamando por su nombre. Cuando parpadeó, de un momento a otro, la respiración de Taehyung ya no estaba sobre sus labios, y su mano ya no estaba en su muslo, al contrario, alcanzó a escuchar como algo suave caía sobre sus zapatos. Cuando bajó la mirada a éstos, TaeTae yacía tirado a unos centímetros de ella, con sus ojos de peluche mirando en dirección a su persona. Le miró por breves segundos antes de que su madre llegara al comedor con un par de bolsas colgando de sus brazos.

—Isa, ayúdame a guardar la comida—pasó de largo y cuando se dio media vuelta se percató del peluche en el suelo. —Oh, es TaeTae, ¿Verdad?

  Ella asintió en silencio, aún con su respiración un poco acelerada recogió al peluche y lo colocó sobre la mesa, dándole la espalda a ambas. Soltó un suspiro y comenzó a quitar las cosas de las bolsas.

—Estás agitada, ¿Pasó algo?

—¿Agitada?, ah, es que... quise correr mientras venía.

—Estás loca, con el calor que hace fuera.

𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇  | 𝐊. 𝐓𝐇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora