𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇 | 𝐊. 𝐓𝐇

Capítulo 14

El silencio reinó en la habitación mientras ambos se miraban a los ojos. Isa removió una vez más sus piernas, esta vez teniendo cuidado de no volver a rozar con las de Taehyung, quien por cierto se veía que no tenía la más mínima intención de alejarse de ella.

El aire se había vuelto algo pesado entre ambos por culpa de sus respiraciones, pero no les importaba mucho realmente. Isabella sentía que sus pechos comenzaban a sudar un poco pero aún así no intentó separarse de él en ningún momento.

-¿Te comió la lengua el gato?

-No.

-Vaya, creía que sí. -se burló él dándole una rápida mirada a sus labios.

Cuando ambos sintieron algo peludo y suave entre sus piernas rompieron su contacto visual para poder mirar a Desgraciado. El gato los observaba con sus ojos verdes, maullando un par de veces y sin dejar de restregarse contra ellos.

-Tiene hambre. -murmuró Tae volviendo mirarla.

Isabella asintió y a regañadientes se alejó de él, dejando a Tae en la misma posición, aún mirando en dirección al ropero, esta vez, completamente serio. La morocha se agachó a la altura del animal y lo tomó entre sus brazos, dándole caricias en la cabeza y uno que otro beso.

-¿Cuándo vas a decirles?

-¿A quiénes?, ¿A mis padres? -él asintió mirando a Desgraciado. -. No lo sé, dentro de poco.

Ambos bajaron las escaleras y fueron en busca del alimento que Isa había guardado a último momento en un rincón de la cocina. Mientras le servía su comida a Desgraciado, no pudo evitar pensar en un tema en particular.

-¿No has sabido nada de ella?

Taehyung, apoyado en la encimera de la cocina, volteó a mirarla en cuanto habló. Soltó un suspiro y cruzándose de brazos negó con su cabeza.

-Tampoco tengo la intención de buscarla.

-Tae, tienes que hacerlo.

-¿Para qué?, ¿Para que me tire en cara lo maldito y estúpido que era?. Sabes, no quiero otra desgracia, bastante tengo con esta.

La menor puso sus ojos en blanco y terminando de servirle comida al gato, cerró la bolsa para poder hablar más cómodamente.

-Pasaron más de cien años, quizás te perdone.

El asiático soltó una risa sarcástica y deslizando la yema de sus dedos por la encimera se acercó a ella.

-Solo imagina, Isa, imagina que nos conocemos en una fiesta de gala, dondd todo el mundo va elegante -murmuró cerca de sus oídos y caminando detrás de ella -. El vestido apretado a tu cuerpo llama mi atención, por ende, no pierdo tiempo y me acerco a ti. Bailamos algunas piezas mientras hablamos, al terminar, solo me despido y me alejo.

>> El bosque se ve tan solitario aunque tenga tantos árboles, eso me da pie a buscarte nuevamente para llevarte y hacerle compañía a la oscuridad. Las hojas de los árboles observan como mis manos recorren tu cuerpo de arriba a abajo. Te aprieto y susurro lo mucho que me gusta cuando te mueves contra mí. Llenándote por completo y escuchando tus gemidos a un costado de mi oído. Suplicando por más, entonces te hago caso -se apoyó contra ella, dejándola inmóvil contra la mesada y acorralada entre sus brazos. -, y acelero mi trabajo mientras los pájaros salen volando por culpa de tus gritos. Entonces, cuando termino, me alejo, mientras tú te quedas sin fuerzas para moverte. Sonrío por lo vulnerable que te ves, y cuando comienzo a acomodarme me das una sonrisa coqueta, pero que lastima... ya no sienta nada. Pasas tus manos por mi pecho pero de un empujón las saco y caes al suelo, aunque me importa una mierda y comienzas a gritarme. Te digo lo zorra que fuiste por entregarte a un hombre desconocido. A la gente le daría asco una mujer que se acuesta con un hombre que conoció esa misma noche, ¿No es así?