Capítulo 29

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  Sus ojos estaban fijos en el líquido dentro de la taza. El pequeño vapor que salía del chocolate mojaba su nariz, pero no le importó mucho.
  Su cabeza no había dejado de dar vueltas en un único tema. Prácticamente Taehyung le había dicho que había reencarnado en su esposa.

  Había querido que lo que Taehyung le había comentado el día anterior fuera mentira, porque se negaba a creer que su alma fuera una reencarnación. Siendo sincera ni siquiera creía en esas cosas. Cuando escuchaba a la abuela Mandy tocar esos temas estando ella presente, la tomaba de loca, incluso no creía en la brujería. Fue por ese mismo punto que se replanteó lo de la reencarnación, porque para Isabella, la brujería era una tontería, hasta que conoció al hombre que ama, cuya maldición fue por brujería. Todo era posible, y ella debía de dejar especular sobre cosas que no conocía en absoluto.

—¿Ya están?

  Parpadeó un par de veces y con una pequeña sonrisa volteó a verlo.

—Sí, ya están.

  Taehyung le sonrió y se acercó a ella para verificar ambas tazas. Cuando el olor a chocolate caliente llegó a sus fosas nasales, se saboreó del gusto.

—Amo ese olor. —murmuró, colocándose frente a ella.

  Isa podía notar en su rostro que ese día se encontraba más feliz que los anteriores, incluso luego de lo ocurrido en casa de Tamara. Se había dado cuenta de el hecho de que Taehyung le hubiera contado sobre sus recuerdos y la conexión que había logrado en su cabeza, le haya quitado un peso de encima, como si eso lo hubiera hecho repentinamente feliz.

—¿Quieres ver una película? —le preguntó él abrazándola por la cintura.

  Isa negó con su cabeza y se detuvo a detallar su rostro; su nariz, sus lunares, sus labios, ojos, todo en él era tan delicado. Kim Taehyung gritaba a los cuatro vientos que no era un hombre de ese siglo. Su delicadeza en vestimenta, estructura y forma de andar eran casi como las de un Príncipe que fue entrenado para tales cosas. Le encantaba, él le encantaba demasiado.

—¿Por qué me miras así, nena?

  Inconscientemente volvió a sonreírle, haciendo que él frunciera su ceño.

—Nada, solo te miro. —respondió, dejando un corto beso sobre sus labios.

  Luego de un par de segundos, Tae volvió a hablar.

—¿Tus padres a qué hora llegan?

—Tarde, hoy tienen doble turno.

  Casi al instante, se alejó la taza de los labios y la miró de reojo, con una de sus comisuras elevadas en lo alto.

—¿Tarde?

  Isabella asintió dándole otro trago a su chocolate, cuando sintió la mirada del asiático sobre ella, volteó a verlo. Casi escupió su bebida al intuir lo que corría por su cabeza.

—Estás loco.

—¿Qué?, ¿Por qué?, yo no dije nada. —se defendió irónicamente, pero aún así, no borró la socarrona sonrisa que tenía en sus labios.

—Ya te conozco Tae, no hace falta que lo digas.

  Se alejó de él y caminó rumbo a las escaleras, teniendo cuidado de que su chocolate no se cayera por los bordes. Miró por encima de su hombro y se puso nerviosa cuando notó que la seguía casi pisándole los talones.

—Vamos, Isa —reprochó. —. Hace mucho tiempo no lo hacemos.

—Suenas necesitado.

  Entraron a la habitación y Taehyung cerró la puerta con su pie, sin medir la fuerza con la que lo hacía. Isabella lo miró con mala cara y él se disculpó inaudiblemente.

𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇  | 𝐊. 𝐓𝐇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora