Capítulo 27

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MARATÓN 2/2.

15 de Abril de 1834.

  Los resoplidos del caballo eran estruendosos al igual que los latigazos que él mismo le daba en la pierna. Iba tan rápido que sentía que en cualquier momento tocaría el cielo. Los árboles pasaban alrededor suyo como si se tratasen de moscas volando, y su cabello que estaba atado en una pequeña coleta le daba tanta tranquilidad y comodidad a su rostro.

  En cuanto comenzó a ver el río a un costado del caballo supo que estaba llegando a su destino. Tiró de la cuerda y el animal se paró en sus dos patas traseras soltando un chillido antes de caer nuevamente en las otras dos delanteras. Se bajó de él y se acercó a la orilla del río, parado donde tenía una perfecta visión de la pequeña cascada que se formaba, no más de tres metros. Estiró sus manos y dejó que el agua fría cayera en éstas para así poder mojarse el rostro.

—Muchacho, ven aquí. —llamó al caballo y éste se acercó casi al instante.

  Mientras el animal tomaba agua, Taehyung le dio unas caricias en el cuello mientras miraba alrededor atento, inspeccionando que no hubiera nadie peligroso a su alrededor. Luego de un par de minutos se sentó contra el tronco de un gran árbol y sacó su pipa, preparándola para poder fumar un poco de ésta. Cerró sus ojos y se relajó con el cantar de los pájaros y el sonido de las hojas moverse gracias a la brisa que corría en lo alto.

  Ruby se había quedado en casa ya que no se sentía muy bien esa mañana, sin rechistar le dio un beso y salió para poder despejarse un poco de lo sucedido. Desde que su esposa había quedado embarazada solo se mantenía en cama. Los dolores eran mucho para ella, pero el doctor había dicho que no le encontraba un por qué de sus dolores, por lo que solo le recomendaba tés medicinales y que se quedara en cama el mayor tiempo que pudiera.

  Recordó la vez que la conoció y no pudo evitar sonreír. Esa noche había salido del salón pensando en lo mucho que había estado sonriendo con una mujer, usualmente solo les coqueteaba y se acostaba con ellas. Pero desde ese baile, Ruby, con sus ojos rasgados y su singular pensamiento de poder en las mujeres, había provocado que su corazón se volviera loco los posteriores días. No tardó mucho en llegar a la mansión de Hazbrom para pedir la mano de su hija mayor, y no olvidaría como el estómago se le revolvió cuando él aceptó. La sonrisa en el rostro de Ruby fue plenamente hermosa.

<< ¿Te gusta? —le preguntó mirándola a través del espejo, él de pie detrás de ella.

Me encanta, es hermoso, Tae. —dijo, observando con anhelo el collar de diamantes que colgaba de su cuello.

Me alegra escuchar eso. >>

  Se mordió el labio inferior con fuerza y apoyó la cabeza en el tronco, sonriendo enamorado al recordar a su esposa, esa mujer que lo había cautivado con tan poco pero con todo al mismo tiempo.

<< —¿Cómo te hiciste esa cicatriz? —le preguntó su esposo, acariciando su mano y observando la pequeña marca en su muñeca.

Estaba jugando con mi hermana cuando caí del árbol. soltó una risa, mirando también su cicatriz, luego concentrada en la diferencia en el tamaño de sus manos. >>

  Deseaba tanto tenerla allí con él, como cuando apenas había pedido su mano y lo único que hacían era escabullirse de la mirada de los sirvientes para poder disfrutar a solas uno del otro. El árbol en el que estaba sentado había sido testigo de tanto, al igual que la pequeña cascada en la que se habían bañado más de una vez, completamente desnudos y disfrutando del silencio entre sí.

𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇  | 𝐊. 𝐓𝐇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora